Saltillo, Coah.- Debido a que están asentadas en los cauces y lechos de arroyos, más de 11 mil familias coahuilenses enfrentan cada año el riesgo de sufrir inundaciones en sus viviendas durante la temporada de lluvia, mientras las autoridades se tratan de poner de acuerdo en una solución.

Con el arribo del huracán “Alex” al estado de Coahuila, las autoridades de Protección Civil se mantienen en alerta ante cualquier contingencia que puddiera registarse a partir de hoy y en los próximos días.

De acuerdo con Protección Civil, desde el mes de abril se notificaron 313 viviendas, información que se proporciono a la Conagua para que tomara las medidas pertinentes.

“Se emitieron 313 notificaciones en 12 diferentes arroyos, censamos mil 927 personas de las que se encuentran en una situación de riesgo (…) Para nosotros, el principal punto es el arroyo del Pueblo o La Encantada, al poniente de la ciudad; El Ceballos, que recorre la zona centro oriente y El Cuatro y El Pericos en el área oriente”, explicó Alberto de la Rosa Vizcaíno, titular de la dependencia.

Esto, que según el funcionario municipal lo han hecho durante años: el mismo recorrido, las mismas familias, todo por el mismo riesgo latente que todo mundo sabe existe cada que el agua comienza a llegar a esta zona, como ahora se presenta con el huracán “Alex”.

“Sin embargo, como sucede también cada año, cada temporada de lluvia, cada que todo mundo habla del tema, cada que se les pregunta, las autoridades dicen lo mismo. Como en un juego de tenis, la pelota va y viene de un lado a otro”, expresó De la Rosa Vizcaíno.

Aunque ante problemáticas como ésta, una simple notificación y vigilancia no basta para erradicar el problema que año con año mantiene en riesgo a la población.

Y es que con el paso del tiempo, cada vez son más las personas que se encuentran en asentamientos irregulares, en lugares en riesgo, según revelan cifras de la Comisión Nacional del Agua, CNA.

Más en riesgo

Fue en 2007 cuando la Comisión Nacional del Agua realizó un enroque en su delegación de Coahuila, Roberto Schudles dejaba la dependencia y al relevo llegaba Guillermo Barrios, quien desde entonces heredó un verdadero problema con los arroyos.

Y es que según estimaciones de la misma dependencia, la falta de un acuerdo real para saber qué hacer con este problema lo ha hecho crecer rápidamente, sin que a la fecha se tenga una solución integral que permita acabar con el riesgo en el que viven miles de personas.

“Ha aumentado un poco, sí, pues sin tener el número a la mano, en el 2007 hablábamos de alrededor de 8 mil personas en riesgo, desafortunadamente ha venido aumentando porque tenemos una problemática muy seria”, aseguró Guillermo Barrios, delegado de la Conagua.

Para muestra basta revisar las cifras de la última inspección que la CNA concluyó durante los primeros días de mayo, y que arrojó cifras realmente preocupantes para las autoridades.

“Nos encontramos con un número de población en riesgo de alrededor de 11 mil 216 personas, considerando que el censo nos marca 2 mil 826 casas detectadas en zonas no aptas para vivir en todo el estado de Coahuila, con excepción de La Laguna”.

La teoría de las autoridades federales radica en que mientras los municipios no sean capaces de ofrecer opciones concretas de vivienda, donde estas familias puedan ser reubicadas, no podrá hacerse nada.

“Algunos municipios han hecho el esfuerzo para sacar o reubicar a su población en riesgo –explica el delegado– Los reubican, pero al hacerlo les dan de alguna manera la forma de hacerse de una propiedad gratis o a muy bajo costo, que pues genera un circulo vicioso que lleva a los mismos hijos o parientes de estas personas a vivir a las zonas de riesgo con la esperanza de que a ellos también les den un terreno o algún pie de casa en otra zona”.

Sin embargo, las autoridades municipales advierten que el fondo de la solución está más en saber quiénes son los que viven cerca de los cauces y por qué están ahí.

“Siento yo que en todos estos años ha sido algo cíclico y ya es tiempo de volver a los orígenes: ver cuántos tienen concesión, para qué fue otorgada y para qué la están utilizando, y retirar a las personas que no están haciendo uso para lo que fue concesionado, que en su mayoría deber ser para el uso agrícola”, dijo el director de Protección Civil de Saltillo, Alberto de la Rosa Vizcaíno.

Pese a todo, las autoridades admiten que han actuado con displicencia, que los años se los han ido comiendo, dicen, “en cosas más importantes”.

“Lo hemos comentado con los otros dos niveles de gobierno, pero no ha sido un tema que le demos la importancia, hay temas que nos ocupan más y pues es un tema que hemos venido rezagando por el tamaño en sí del mismo. Se ha comentado, está en el aire, pero todavía no se aterriza para buscarle una solución integral”, admite Guillermo Barrios.

Sacarlos o esperar

Sólo en Saltillo son más de 200 kilómetros los que conforman los arroyos que cruzan toda la ciudad por sus cuatro puntos cardinales, y en todos se pueden ver casas, granjas, bodegas y grandes tiraderos de desecho.

La gente se ha hecho parte de ellos, ahí han visto pasar los años, se han convertido en parte de sus sustento, de sus animales. Están tan arraigados que muchos han solicitado a la Comisión Nacional del Agua permiso para colocar áreas verdes.

Sin embargo, las autoridades siguen pensando ¿qué es mejor?: sacarlos o esperar años quizá a que el cambio climático, las lluvias sean benevolentes.

“Para poder hacer algo debe darse una acción combinada, de autoridad, de fuerza pública inclusive y lo hemos visto en otras partes del país, donde ya la autoridad no se conforma con avisarles que están en zona de riesgo, sino que por la fuerza demuelen sus propiedades y los reubican en otras áreas”, dice el delegado de la CNA.

“Lo que no se ha hecho son actos de autoridad y no de un nivel de autoridad sino de las tres, pues hay leyes que dan responsabilidad a los tres órdenes de gobierno”.

Pese a ello el Ayuntamiento se niega a admitir que usar la fuerza pública para obligar a estas personas a salir de los arroyos podría ayudar en algo.

Para Alberto de la Rosa, quien debe tomar la decisión es la Conagua, “yo siento que los que deben de ponerse a pensar en qué hacer y qué mecanismo utilizar es la autoridad responsable”.

“No me corresponde a mí determinar eso (el uso de la fuerza pública), sería la autoridad federal, en este caso la Conagua, la que determinen de acuerdo con lo anterior volver a los orígenes y determinar en realidad para qué están concesionados esos predios.

“Lo que sí es un hecho es que el Presidente Municipal nos ha instruido a coadyuvar con las autoridades para llevar a un buen fin este asunto porque, a fin de cuentas, son personas y son saltillenses”.

Contrario a lo que aseguran las autoridades municipales, la CNA argumenta que no existen recursos como para invertir en predios y reubicar a las familias. La envergadura de la decisión, dicen, escapa a sus atribuciones y su presupuesto.

“En la Comisión no tenemos áreas de reserva territoriales para reubicar gente, no es nuestra función, no lo tenemos contemplado en nuestras leyes, no tendríamos de dónde echar mano de recursos”, concluyó el delegado federal.

Y así, la solución para este problema, para acabar con el riesgo en el que viven estas miles de personas, podría seguir indefinidamente, flotando entre el caudal de estos arroyos, a veces escaso, otras no tanto, pero impredecible, igual que el futuro de estas personas.

TODA UNA VIDA EN EL ARROYO

Originaria de Saltillo, María Antonieta Quiñones, Toña, como le conocen todos por este rumbo, rebasó ya los 60 años, 30 de los cuales los ha vivido a escasos metros del cauce del arroyo Ceballos, uno de los tres principales afluentes que cruzan esta capital y que se verá amenazado con la llegada de “Alex”.

“¿Qué le diré?”, exclama María Antonieta mientras nos invita a pasar a la parte trasera de su casa en la colonia Anáhuac.

“Que yo me acuerde, el agua nunca ha subido tanto, sí llueve y han caído aguaceros que hacen que corra mucha agua, pero pos no pasa nada, nunca ha pasado nada”, afirma.

“Fíjese, aquí en esta casa que antes era de cartón, la hicimos con lo que encontramos, pues crecieron mis tres hijos que ya se juntaron, pero aquí siempre vienen a decirnos que pues es nuestro riesgo estar aquí, pero mírenos.”

A pesar de que reconoce no saber el nombre del arroyo, doña Toña asegura conocerlo de toda la vida, pues desde siempre ha visto cómo el agua lleva lo mismo animales que carros, aunque siempre noble, los ha tratado bien.

“Fíjese, ni cuando el (huracán) ‘Gilberto’ subió hasta acá. Sí me acuerdo que traía bastante agua, traía de todo, nos preocupamos y nos querían mover, pero a dónde nos vamos. Sí nos salimos, pero de rato ya estábamos de regreso”, comentó.

“Si así fue en aquel entonces, pos imagínese ahorita, no pasa nada, además pos lo que siempre le decimos a las autoridades ¿dónde nos vamos?, ahorita yo y mi esposo solos, sin trabajo, pos aunque queramos”.

Parada sobre la tierra húmeda del traspatio de su casa, mirando cómo se pierde el “Ceballos” hacia el norte, doña Toña sólo atina a hacer una mueca cuando se le pregunta del cambio climático.

Por sus muecas, por sus gestos, es evidente que no sabe de él, incluso parece no importarle o al menos no tanto como saber lo que hará para comer al siguiente día.

“Pos sí ha venido Protección Civil pero, nosotros estamos aquí seguros, si no, ¿usted cree que estaríamos aquí?, pos no, así que pos aquí seguiremos haciéndole la lucha”

La misma situación padece doña Catalina, otra habitante cercana al arroyo Ceballos, quien mientras mira el cauce que apenas lleva agua desde el patio de su casa, medita su respuesta y espera temerosa, luego ella misma se responde.

“Y ‘ónde meto a mis hijos, a mis nietos, pos a ‘ónde. No tenemos más que esto, sí sabemos que aquí no podemos estar pero, mientras no nos saquen. Ya nos han dicho que hay peligro pero nunca, nunca el agua ha llegado acá, ni creo que llegue, no pasa nada”, asegura.

Doña Catalina también lleva aquí más de 30 años, aquí nacieron sus hijos, sus nietos e incluso hasta sus bisnietos, que ahora corren cerca de la malla que separa las “casitas” de este arroyo.

“Cuando llegamos aquí pos ni sabíamos que no se podía y luego pues venían a decirnos y así seguido vienen, pero nomás a decirnos qué nos falta, qué necesitamos, pero pos nada… ahora, si algún día Dios no lo quiera pos se viene el agua, pos nos tenemos que salir, pero pos, mire, más fácil se ha caído el puentecito que nuestras casas.”

Y como no hablar con esa seguridad, si doña Catalina ha construido aquí su patrimonio, sus dos casitas, que ahora habitan sus hijos, sus animales; su terrenito que es bodega, patio, centro de reunión, y ahora, mal que bien, tiene agua y su lavadero.

‘SE ECHAN LA BOLITA’ Y ‘ALEX’ YA ESTÁ AQUÍ

Municipio
» Según las autoridades municipales, su competencia en el caso es detectar las zonas en riesgo e informar a la Federación sobre el problema.

» “A nosotros, en materia de Protección Civil, nos corresponde detectar el riesgo, hacer ver el riesgo y decirle a la autoridad que existe en ese lugar y eso es lo que hemos estado haciendo”, señaló el director municipal de Protección Civil, Alberto de la Rosa Vizcaíno.

Federación
» Aludida, la Comisión Nacional del Agua, en voz del delegado Guillermo Barrios, señala que es competencia de los tres niveles de gobierno el asunto.

» “Debe ser un esfuerzo de los tres niveles de gobierno, pero siempre, siempre es la autoridad municipal quien se encarga de regular el desarrollo urbano y que por ley debe impedir los asentamientos en estas zonas de riesgo”.

Municipio
» La Dirección de Protección Civil municipal revira asegurando que ellos no pueden regularizar asentamientos en zona federal.

» “Hay por parte de la Comisión Nacional del Agua el problema en el sentido de que pedían que el Municipio regularizara esos predios, entonces no podemos regularizar algo que está en una zona federal, cuando a ellos les compete esa situación”.

Federación
» La Conagua culpa al Municipio de proveer servicios a habitantes de zonas en riesgo.

» “Tenemos otra problemática muy seria: llegan asentamientos irregulares a esta zona de riesgo y el Municipio les provee los servicios y vemos zonas de riesgo con agua, drenaje, inclusive luz eléctrica, entre otros servicios que no tendrían por que tenerlos al ser áreas irregulares”.

Municipios propensos a inundarse
Localidad y/o municipio Arroyo y/o río Población en riesgo
Saltillo La Encantada (cauce principal) 1,248
Saltillo Santiago (afluente de La Encantada) 412
Saltillo Atlas (afluente de La Encantada) 44
Saltillo Las Víboras (afluente de La Encantada) 52
Saltillo La Tórtola” (cauce principal) 1660
Saltillo El Charquillo (afluente de La Tórtola) 248
Saltillo Los Ojitos (afluente de La Tórtola) 204
Saltillo La Chancaca 1 y 2 (afluentes de los arroyos Tórtola y Ceballos) 212
Saltillo Ceballos (cauce principal) 1540
Monclova Río Monclova 840
Monclova Frontera 444
Frontera Frontera 756
Sabinas Río Sabinas, La Lagunilla, El Blanco 404
Rosita Del Cinco, Del Seis y río Álamos 852
Acuña Las Vacas 1172
Acuña La Yegua 308
Piedras Negras Río Bravo 80
Piedras Negras El Tornillo 244
Piedras Negras Río Escondido 248
Piedras Negras El Soldado 336
POBLACIÓN TOTAL EN RIESGO: 11 mil 216 PERSONAS