Saltillo, Coah.- Le dicen “El Diablito”, pero paradójicamente siempre cierra sus conversaciones de la misma manera: “Que Dios te bendiga”.

Fernando de las Fuentes Hernández tiene la encomienda de presidir el Congreso estatal, pero se opone a que lo llamen jefe. “Aquí soy un diputado más, con obligaciones específicas, pero al final las decisiones son colegiadas; esto es una asamblea y, por lo mismo, los acuerdos no dependen de una sola persona”.

Es hijo de un ex gobernador de Coahuila y en el servicio público ha hecho de todo: jefe de la Oficina Estatal de Turismo, asesor, alcalde de Saltillo, pero se nota que lo suyo es la negociación.

“El Congreso es una asamblea, así lo define la Constitución. Los diputados por sí solos no tienen funciones, tienen derechos y obligaciones, pero el que tiene las funciones es el Congreso. Es un órgano eminentemente político, en el cual se ejerce de alguna manera la democracia representativa”, sintetiza en entrevista.

Es presidente de la Junta de Gobierno del Congreso estatal o, lo que es lo mismo, encabeza el órgano de la entidad encargado de establecer las leyes y directrices que rigen al Gobierno y a los coahuilenses.

También coordina al grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, que en 2009 inició funciones con 20 legisladores y ha ido ganando terreno a la oposición al incorporar a tres legisladores renegados de sus partidos de origen.

Ahora la bancada del PRI cuenta con 23 miembros, lo cual le significa la representación suficiente para aprobar cualquier legislación e incluso reformar normas constitucionales, aun cuando no tenga el respaldo de los otros ocho legisladores.

-Con 23 de 31 diputados tienen ustedes una mayoría histórica en México…

“Sí. Primero, lo inédito es que de 20 distritos electorales se ganaron 20 y no es obra de la causalidad, en su momento se hizo una acción muy clara al interior del partido para buscar perfiles que tuvieran experiencia legislativa que permite conocer el sistema parlamentario y la Ley Orgánica Federal y estatal”.

-El grupo parlamentario del PRI tiene en sus manos el destino jurídico del estado; vaya, al momento que quieran ustedes pueden modificar la Constitución…

“Nosotros podríamos modificar las leyes, la Constitución fácil, por eso cuando menos el 90% de las leyes en lo particular son (aprobadas) por unanimidad, eso habla de un consenso. Si no estamos de acuerdo en algunas circunstancias, los motivos pueden ser eminentemente político-partidarios, pero lo más importante es que habla de un acuerdo en el Congreso de Coahuila con respecto de las leyes que están rigiendo a las instituciones y a los ciudadanos.

“Efectivamente, nosotros podríamos simplemente estar legislando para el grupo parlamentario del PRI, pero no es así porque nosotros apelamos a la tolerancia, por eso hay iniciativas propuestas por el PRI, el PAN, el PRD o el Partido Primero Coahuila que han sido aprobadas por unanimidad. Esto hay que decirlo de la siguiente manera: una vez que una ley es votada por unanimidad o por mayoría, es del Congreso del Estado, no del grupo parlamentario que la presentó”.

-Es decir, ¿la oposición requiere el aval del PRI para encaminar una ley?

“Para que una ley propuesta por el PAN, el PRD o cualquier otro partido representado en el Congreso pueda salir adelante requiere los 23 votos del PRI, para que las leyes salgan adelante requieren los votos del PRI, sin esos votos no habría ninguna propuesta que pudiera pasar, entonces las propuestas se revisan con objetividad en beneficio de los ciudadanos, no por cuestiones partidarias”.

Está consciente de la devaluada imagen de los legisladores en México, pero asegura que mucho es por una interpretación errónea que se hace respecto de la función de los asambleístas.

“El desempeño legislativo no se debe medir por la cantidad de iniciativas que se presenten; no se trata de hacer propuestas por hacerlas. Cuando cuestionan a los diputados sobre el porqué no suben a la tribuna les respondo que mañana puedo presentar mil iniciativas y eso de nada serviría.

“La labor de los diputados es ser garantes de la gobernabilidad y cada legislatura va actualizando las leyes de acuerdo con el momento político, social y económico que está viviendo. La Constitución le da atribuciones al Congreso, no a los diputados, y en una democracia representativa como la nuestra los ciudadanos votan por los diputados y los diputados se encargan de garantizar la gobernabilidad del Estado”.

A manera de ejemplo menciona que entre las funciones de los legisladores está la designación de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia, de los consejeros del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información, recibir y analizar los informes del Ejecutivo y fiscalizar el desempeño de las distintas dependencias.

A su juicio, el desconocimiento de la tarea y las obligaciones del Congreso ocasiona que la opinión ciudadana hacia sus representantes sea negativa.

“Cuando le preguntas a un ciudadano sobre lo que hace un diputado, lo más probable es que te diga que no hace nada porque al legislador se le ubica cuando hay algún escándalo o cuando hay alguna circunstancia anómala, pero los diputados por sí solos no tienen funciones, para que una decisión sea válida debe ser colegiada y además el Congreso es una caja de resonancia en la cual las ideas políticas o económicas o sociales pueden abrirse libremente”.

-¿Pero qué hay respecto del fuero?, muchos ciudadanos se quejan de esa protección que ustedes tienen.

“El fuero también es una cuestión equivocada porque está exclusivamente para que los diputados se puedan expresar con libertad. El fuero no es para pasarte los altos o cometer delitos, te permite expresar tus ideas libremente para que no digas que no tuviste la oportunidad de hablar, para que no se ejercite una acción de detención por alguna expresión que se haya hecho. El fuero no es para delinquir, no es para violar la ley ni para dejar de pagar tus deudas”.

-Hay una queja recurrente de los diputados de oposición al PRI, particularmente del PAN, en el sentido de que sus propuestas son frenadas, que no se les escucha…

“Esa cuestión es falsa. El Congreso es una representación de distintos partidos y en ocasiones la política te lleva a sketch o diálogos prefabricados. A veces quisieran ellos que todo se les aprobara, nos quieren minoritear y eso no se puede, tienen que convencer a los 23 diputados de que su propuesta es correcta y viable jurídicamente, que no sea inconstitucional o que no esté ya planteada por nuestras leyes”.

También refuta la idea en torno a que la función de los legisladores es tan corta para la magnitud de la dieta económica que tienen.

“Los diputados reciben alrededor de 100 mil pesos mensuales, pero con eso tienen que contratar a sus asesores, pagar su gasolina, su papelería, es decir, al diputado se le dice a veces que gana mucho y hace poco, pero lo que no sabe la gente es que de ahí sale para todo, hasta para organizar los informes en el caso de los diputados que decidimos informar a la gente sobre lo que hacemos”.

-Pero no todos los legisladores informan. Ahora ustedes lo están haciendo, pero no es una norma general…

“Nosotros lo hacemos por un compromiso que el PRI ha venido adquiriendo a través de los años y en esta ocasión el compromiso lo hicimos de manera obligatoria para los priístas; es un acuerdo del partido, que quede muy claro, porque la obligación de informar es del Congreso y lo hace cada vez que se publica en el Periódico Oficial una decisión tomada, además cada miércoles aparece en los principales medios de la capital del estado un pequeño resumen de lo que el Congreso aprueba”.

-¿Qué tanto afectó el desarrollo del Poder Legislativo la transición anticipada que se hizo en el Gobierno estatal?

“En nada, porque somos poderes distintos. El problema es que la teoría de la división de poderes es muy compleja de transmitir cotidianamente. La gente te dice: ‘Mire, aquí le traigo esta carta, ¿por qué no se la da al Gobernador?’, entonces es bastante complejo decirle que no tengo nada que ver con el Gobernador porque porque somos un poder aparte.

“Aquí no hay jefes, porque también dicen: ‘Es que usted es el líder, usted es el jefe’, y no, yo no soy el jefe, soy simplemente el encargado de la administración para que esto funcione, que haya luz, agua, las órdenes del día, la votación, que los espacios estén limpios; como presidente de la Junta de Gobierno soy el representante legal del Congreso de Coahuila, pero en el Congreso no hay jefes, somos iguales, tenemos los mismos derechos y obligaciones”.

-En Coahuila estamos inmersos en un proceso electoral. Vienen las campañas. ¿Qué pueden esperar del Congreso los ciudadanos?

“El Congreso de Coahuila está trabajando con las atribuciones que le marca la Constitución, creo que hemos cumplido con nuestra tarea; en el Congreso hay responsabilidad, tolerancia, respeto entre las distintas formas de pensar; hay un discurso de respeto entre los diputados y hacia la ciudadanía, lo cual es bien importante porque vemos en otros congresos que se agarran a sillazos y cosas raras”.

-Bueno, quizá eso no ocurra aquí porque casi todos los diputados son del PRI…

“Sí, pero también pensamos diferente, hay diversidad dentro del PRI también y la principal ventaja que tenemos en el grupo parlamentario es que existe cohesión, por eso el hecho de que cada iniciativa que presenta un diputado del PRI va firmada por todos los integrantes del grupo, sería imposible que los 23 subiéramos a la tribuna al mismo tiempo o hiciéramos una propuesta en poesía coral.

“Nosotros lo hacemos en representación de todos los compañeros, eso significa que aunque sea yo el que se suba a la tribuna, mis compañeros van inmersos en la propuesta, de tal forma que cada propuesta la presentan los 23 diputados del PRI”. A Fernando de las Fuentes el apodo le divierte y parece no incomodarse cuando los medios de comunicación, sus partidarios y hasta sus detractores lo refieren por “El Diablito”.

“El tema del apodo es una herencia. A mi padre (José de las Fuentes) le decían “El Diablo” (cuando era gobernador) y pues yo soy “El Diablito”. Finalmente es un apodo que no tiene que ver conmigo, es una cuestión de herencia, además la gente lo dice con cariño”.

-¿Entonces no es por sus diabluras?

“No es porque haga diabluras. A veces dicen, pero no, no hago diabluras”.