Nueva Rosita, Coah.- Como prestanombres de Germán Larrea Mota-Velazco, propietario de Grupo México, el ex gobernador de Coahuila Rogelio Montemayor pretendió apoderarse de al menos el 80% de la mina Pasta de Conchos.

El ex mandatario busca reanudar la operación de la veta y que ésta les genere de nuevo riqueza, aun cuando en su interior se encuentran sepultados 63 mineros.

Esto lo muestra el proyecto que Montemayor presentó a las viudas de los trabajadores, cuando a principios del mes les dijo que iba a invertir una suma millonaria para comprar la planta lavadora de carbón de Pasta de Conchos.

“El señor no pudo mostrarnos ningún documento que acreditara al menos la intención de la compraventa porque no lo tiene, pues más que un inversionista es prestanombres de Grupo México, que quería retomar el control de la mina para ponerla a operar otra vez”, aseguró María Teresa Contreras, una de las viudas.

“El área de la lavadora es mínima, a lo mucho 30% de la mina; pero al ver el plano nos damos cuenta de que quiere apropiarse del 80% del terreno, dejando dentro de esta delimitación áreas importantes para el rescate de los cuerpos, como el cuarto de máquinas, que sirve para operar el malacate y mantener la energía eléctrica en la mina.

“Pretendían cortar a la mitad la banda transportadora y el túnel de arrastre por donde se saca el escombro de la mina, que es también por donde se sacaron los únicos dos cadáveres que se han recuperado”, aseguró Contreras.

UTILIZA GRUPO MÉXICO A ROGELIO MONTEMAYOR
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Rogelio Montemayor Seguy se prestó a la intención de Grupo México para retomar el control de la mina Pasta de Conchos y reanudar cuanto antes su operación, aun cuando en la carbonera se encuentran sepultados los cadáveres de 63 de los 65 obreros que murieron hace tres años en un accidente.

Familiares de los trabajadores muertos y activistas que demandan la recuperación de los restos humanos reiteraron que el ex gobernador de Coahuila no se presentó ante ellos como un inversionista que pretende generar empleos en esta zona de Coahuila, sino como prestanombres de Germán Larrea Mota-Velazco, poderoso empresario mexicano propietario de Grupo México.

“Grupo México está por demás interesado en reanudar las operaciones de la mina Pasta de Conchos, porque es mucho dinero, miles de millones de dólares, que está dejando de ganar con la mina parada. Nosotros consideramos que envió a Montemayor para convencer a las familias de que bajaran la presión social que hay en torno al conflicto de la mina al prometerles empleos.

“Sin embargo, nosotros consideramos que Montemayor no es más que una pieza movida por Grupo México en un intento por recuperar la mina”, consideró Raymundo Romo, activista del organismo civil La Otra Obrera, donde se encuentran agrupados familiares de los carboneros que murieron el 19 de febrero de 2006.

Para la abogada María Teresa Contreras Rodríguez, esposa de José Porfirio Cibrián Mendoza, uno de los 65 muertos, “el interés económico” que la familia Larrea tiene en Pasta de Conchos es incalculable “y por eso nos mandaron a uno de sus alfiles, en este caso Rogelio Montemayor, para que aceptáramos entregarles la mina”.

Y es que si bien el ex director general de Petróleos Mexicanos dijo a un grupo de viudas que pretendía comprar a Grupo México la planta lavadora de carbón que se localiza dentro de Pasta de Conchos, cuando les mostró los planos técnicos del proyecto los deudos se percataron de su intención real.

“De acuerdo al plano que el mismo Montemayor nos mostró, del cual tenemos copia, al delimitar la planta lavadora estarían apoderándose de los talleres de mantenimiento de la mina, del cuarto de máquinas que sirve para mantener los trabajos de remozamiento de la mina que las mismas familias realizan y pretendían cortar la mitad de la banda transportadora que se utiliza para sacar escombro y herramienta del interior de la mina.

“Estamos hablando de que con la ayuda de Rogelio Montemayor, Grupo México pretendía apoderarse del 80% del terreno que tiene Pasta de Conchos y está claro que lo que intentan es echar a andar la mina en el menor tiempo posible, sin importarles que debajo de la tierra estén los cuerpos de nuestros familiares”, consideró la profesionista.

Gilberto Solís, cuyo hijo perdió la vida en la tragedia minera de hace tres años, está a cargo de los 21 trabajadores que cada día ingresan al socavón para extraer el agua y generar condiciones adecuadas para reanudar la búsqueda y rescate de los cadáveres.

Señaló que en el área de terreno que Grupo México pretendía delimitar, existe maquinaria y herramienta pesada que se valúa en millones de pesos y que la empresa podría aprovechar para la extracción de mineral en éste o en cualquier otro yacimiento.

Sin embargo, los deudos están resueltos a no permitir que aprovechándose “de un prestanombres como Rogelio Montemayor”, Grupo México pretenda apoderarse de la cantera que mantiene sepultados a sus esposos, padres e hijos.