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Redes sociales: Una verdadera amenaza

Por Eric Pichardo

Publicado el sábado, 16 de octubre del 2010 a las 14:00


Usurpación de identidad, acoso y cuentas falsas que se venden en paquete para aumentar el número de seguidores

Saltillo, Coah.- Usurpación de identidad, acoso y cuentas falsas que se venden en paquete para aumentar el número de seguidores de algunos artistas y políticos, son algunas de las irregularidades que se dan en la red social denominada Twitter.

En Coahuila las autoridades encargadas de revisar este tipo de fraudes aseguran que las redes sociales pueden resultar una verdadera amenaza para extorsionar o concretar fraudes con tarjetas de crédito.

De acuerdo con la Policía Cibernética, dependiente de la Fiscalía en el Estado, el gran riesgo es que las redes sociales han incrementado las bases de datos de los extorsionadores, por lo que las autoridades se han avocado a alertar sobre el uso de este tipo de herramientas y que en la medida de lo posible sean utilizadas con discreción.

“Generalmente nuestra vida ahora tiene que ser un poco más privada, sobre todo para que la gente indebidamente no pueda hacer mal uso de esos datos”, aseguró Óscar González Guardiola, director de Política Criminal.

“Existen más de 100 páginas falsas de Bancomer, American Express y Banamex, muchas de las cuales se anuncian en todo tipo de sitios, incluso en las redes sociales o a través de correos, entonces tenemos que tener mucho cuidado con lo que divulgamos a través de ellas”.

De acuerdo con la dependencia, han colaborado en alrededor de unas 70 investigaciones cibernéticas relacionadas con fraudes.

NO HAY REGULACIÓN

De acuerdo con el científico del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Miguel Carbonell, este fenómeno no es de sorprender, “pues al carecer de un marco jurídico definido, las redes sociales permiten la participación anónima o que los usuarios proporcionen datos falsos para adoptar una personalidad que no les corresponde”.

Y es que de acuerdo con el catedrático, hay miles de personas que proporcionando datos falsos intentan suplantar, imitar o emular a otros, muchas veces con fines lícitos, pero también fuera de la ley y los lineamientos que establece la red social Twitter.

Todo aquello no implica sanción alguna, asegura Carbonell, pues se trata de algo permitido, siempre y cuando quede claro que se trata de una broma, lo cual en algunos casos también resultaría complejo demostrar.

¿SE PUEDE HACER ALGO AL RESPECTO?

“En realidad no, esto es algo que no se puede evitar, pues cuando una de estas cuentas es cancelada, surgen dos… Son como la cabeza de la hidra”, comentó.

“Lo mejor que puede hacer alguien que se vea en esta situación es contactar a los administradores del sitio, proporcionar sus credenciales para demostrar su identidad y obtener así un certificado de Cuenta Verificada, que consiste en una palomita justo al lado del nickname del usuario”, explicó.
“Los ‘twitteros’ sabemos muy bien que ese simbolito, que quiere decir ‘visto bueno’, es la mejor forma de constatar que los personajes que seguimos son reales y no un sujeto que nos está tomando el pelo”, advirtió.

DELITOS CIBERNÉTICOS

A decir de la Policía Cibernética de Coahuila, los riesgos del ciberespacio no son exclusivos de Twitter y las redes sociales. Sin embargo se han potencializado conforme se multiplica su uso.

La corporación, parte de la Fiscalía General del Estado, advierte que la mayor cantidad de denuncias por fraude en línea tienen que ver con el uso de tarjetas de crédito, concretamente con la suplantación de identidad o la solicitud de operaciones ligadas a ellas para defraudar.

No obstante, las redes sociales, como Facebook o Twitter se han vuelto un escaparate idóneo para la operación del crimen organizado o de defraudadores en solitario, escudados sobre todo en el vacío jurídico al que hace alusión Carbonell.

O bien a que es muy simple ser parte de estas redes sociales sin tener que ofrecer necesariamente datos verídicos y comprobables. Se puede crear toda una identidad falsa si uno así lo desea, entonces se vuelve prácticamente imposible rastrear a quien intente cometer un ilícito.

LOS FANTASMAS DE TWITTER

Los fantasmas sí existen, al menos en Twitter. Y es que así se le dice a las cuentas creadas en masa que dicen representar a alguien que en realidad no existe, y que no tienen otro propósito más que el de abultar el número de admiradores virtuales que presumen tanto políticos como artistas.

En esta red de microblogging es imposible calificar a los usuarios según la calidad de sus aportes; el único indicador del interés que despiertan es la cantidad de seguidores que reporta cada cuenta, y las cifras pueden ser apabullantes, como los 5 millones 350 mil individuos que siguen al Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Y aunque hechos como éste no representarían mayor riesgo, los especialistas señalan que los ataques informáticos son cada vez más frecuentes conforme crece la popularidad de esta red social.

Y es que como resultado de imponer un límite de 140 caracteres para cada mensaje o tweet que se quiere compartir, los usuarios han optado por utilizar la inserción de ligas o links.

Ésta es una vulnerabilidad importante, pues quienes leen los tweets no saben a dónde conduce la liga (el link) hasta después de darle clic, este hecho facilita mucho a hackers o usuarios malintencionados dirigir el tráfico a sitios web maliciosos, usados entonces para infectar con malware la computadora del usuario.

COMO FUENTE DE INFORMACIÓN

“El gran reto de las comunidades virtuales es ganar credibilidad”, señaló Miguel Carbonell. “La cantidad de información que se genera es impresionante, así como la velocidad a la que corre y el número de personas a las que llega.

Un ejemplo de esto fue el de las supuestas infidelidades del Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y la primera dama, Carla Bruni, una historia apócrifa que comenzó a correr por el Twitter hasta llegar a los tabloides italianos y británicos.

La conmoción fue tal que la revista francesa “L’Express” tuvo que publicar un desmentido y aclarar que todo fue parte del experimento de un estudiante de periodismo que quería ver hasta dónde llegaba la credulidad mediática.

“Sin embargo, pese a las falsedades que se publican en las comunidades virtuales, no debemos desestimar el potencial comunicativo de estas herramientas.

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