Arte

Publicado el martes, 11 de noviembre del 2025 a las 04:06
Ciudad de México.- Autora de una obra audaz y gozosa, la escritora nicaragüense Gioconda Belli, galardonada este año con el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, asume la celebración del cuerpo femenino como un acto de libertad.
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La sensualidad femenina se ha negado porque está asociada con la pérdida del paraíso terrenal, y las diversas religiones temen el efecto del cuerpo de la mujer en el hombre”, señala la poeta y novelista en entrevista con Reforma vía correo electrónico.
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Es una visión”, añade, “que ha contribuido a la discriminación y la exclusión de la mujer. Celebrar el cuerpo femenino y la sensualidad que poseemos es, por eso mismo, un desafío liberador. Por eso lo he hecho. ¡Me encanta ser mujer!”, enfatiza la escritora feminista y humanista, galardonada también en 2023 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
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Desde la mujer que soy, / a veces me da por contemplar / aquellas que pude haber sido; / las mujeres primorosas, / hacendosas, buenas esposas, / dechado de virtudes, que deseara mi madre. / No sé por qué / la vida entera he pasado / rebelándome contra ellas”, escribe en No me Arrepiento de Nada, uno de sus poemas más conocidos.
Belli (Managua, 1948), quien participó en los años 70 en el movimiento armado del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), ha desarrollado una obra que pugna por la emancipación, no solamente de género, sino también social; como Fuentes -el autor que da nombre al premio que ahora recibe-, ha sido una conciencia crítica.
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Admiro a Carlos Fuentes porque nunca temió ser quien era, y pensar como pensaba”, apunta al respecto: “Él fue coherente y responsable con sus ideas”.
Y añade: “Esa responsabilidad intelectual casi no se ve ya en estos tiempos. Se echan de menos esas posiciones claras y ese arrojo para salirse de la torre de papel.
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Recibir un premio que lleva su nombre tiene muchos significados para mí”, puntualiza Belli, quien hace poco, por sus críticas al régimen de Daniel Ortega, fue expulsada de su natal Nicaragua rumbo a España, país que le otorgó la nacionalidad.
Situada entre lo personal y lo colectivo, su narrativa indaga ahora los costos del compromiso político en la novela Un Silencio Lleno de Murmullos, de reciente publicación en Seix Barral.
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Los hijos de quienes nos involucramos en la Revolución (Sandinista) sufrían una suerte de abandono. El de los padres, se aceptaba. Otra cosa pasaba con las madres. Esa ausencia materna cargaba a ambas partes con un nivel de reproche y culpabilidad muy doloroso. He pensado en mis hijas escribiendo esta novela”, comparte la novelista.
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A través de los años se aprende mejor el oficio”, indica sobre la evolución de su voz. “Me he atrevido a tocar temas muy diversos y he disfrutado la construcción de esos mundos”.
Revolución y exilio
Belli vivió desde dentro la euforia y la posterior fractura de la Revolución Sandinista, en la cual también participó Ortega.
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Para mí la Revolución terminó en 1990. Estaba fallada y había que enfrentar eso. Es una de las cosas que más me apena, que no se aprovechara el espacio de la derrota electoral para reelaborar la idea de la revolución y convertirla en un proyecto político democrático, ya que, por honrar la democracia, se cedió el poder”, señala la autora.
Pero esta decepción no ha mermado sus convicciones ni sus aspiraciones de un mundo justo ni su apuesta por las utopías.
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La utopía”, dice la poeta, “es como el cielo cristiano: No hay seguridad de que exista, ni de llegar a ella, pero aspirar a la armonía y a la felicidad creo que es positivo para el ser humano”.
Por ejemplo, en El País de las Mujeres, Premio Hispanoamericano de Novela La Otra Orilla 2010, Belli imagina que el Partido de la Izquierda Erótica (PIE) gana el poder, postula el “felicismo” como ideología y redefine la “ciudadanía” como “cuidadanía”; un juego semántico que pone el cuidado en el centro de la política.
Despojada de su nacionalidad en 2023 junto a otros 93 intelectuales y opositores al régimen de Ortega en Nicaragua, la autora afirma que nadie puede arrebatarle su pertenencia: “En ningún momento he perdido la patria; me han quitado la documentación nada más. Eso complica un poco la vida, pero Nicaragua está dentro de mí, es el árbol que me da sombra”.
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