Ciudad de México.- Un estudiante de cuarto grado que murió durante el tiroteo registrado en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas fue identificado por la camiseta que llevaba puesta y una cicatriz en el pie.

Los policías encontraron muerto a José Flores, de 10 años, horas después de que su familia afirmara que los oficiales les dijeron por error que estaba vivo.

Flores fue uno de los 19 estudiantes y dos maestras asesinados en la masacre del martes en Uvalde.

Horas antes de que lo mataran a tiros, lo habían fotografiado sosteniendo con orgullo un certificado que había recibido en una ceremonia de entrega de premios.

La camiseta que llevaba puesta se utilizó para identificar el cuerpo del niño después de que los miembros de la familia lo buscaran frenéticamente.

Las autoridades también notaron una cicatriz en su pie izquierdo.

El tío de Flores, Christopher Salazar, dijo que los policías les advirtieron que no vieran el cuerpo después de que lo encontraran.

Le dijo al Daily Beast: “No pudimos abrazarlo ni nada.

“ Dijeron que era demasiado feo. Su cuerpo supuestamente fue despedazado. La única forma en que lo identificaron fue por su ropa y una cicatriz en su pie izquierdo”.

Salazar publicó una serie de instantáneas de Flores en línea y dijo: “Te amo y te extraño”.

En una entrevista con CNN, el padre de Flores, José Sr, dijo que los oficiales le dijeron que su hijo estaba “irreconocible”.

Los familiares afirmaron que las autoridades inicialmente les habían dicho que Flores estaba vivo.

Salazar le dijo al Daily Beast: “Finalmente le dijeron (al padre de Flores). Mira, ¿estás bien para escuchar lo que tengo que decirte? No, no lo logró”, afirmó.

“ Le mintieron. Querían que algunos familiares lo consolaran mientras le decían que su hijo ya se había ido”.

El tirador Salvador Ramos, de 18 años, estuvo en la escuela durante más de una hora antes de ser abatido, dijo la policía.

Entró a la escuela a través de una puerta que estaba abierta antes de pasar por una puerta corrediza que conectaba una habitación vacía con otro salón de clases.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, reveló que 30 minutos antes de que ocurriera el tiroteo en la escuela, Ramos publicó: “Voy a dispararle a mi abuela”.

En una publicación de seguimiento, escribió: “Le disparé a mi abuela”, según Abbott.

Desde entonces, han surgido imágenes desgarradoras que muestran el interior de la casa empapada de sangre donde Ramos le disparó a su abuela en la cara.

Luego, según los informes, Ramos publicó: “Voy a disparar en una escuela primaria”.

El teniente Christopher Olivarez, del Departamento de Seguridad Pública de Texas, le dijo al programa Today de NBC el miércoles que todas las víctimas estaban en el mismo salón de clases de cuarto grado.

Olivarez dijo que Ramos se atrincheró dentro del salón de clases, “disparando a cualquiera que se interpusiera en su camino”.

Cuando el sospechoso disparó a los policías que respondieron, las autoridades recorrieron el campus, rompieron ventanas e intentaron evacuar a los niños y al personal.

Luego pudieron forzar la entrada al salón de clases donde estaba el tirador.

El padre de Ramos, Salvador, le dijo a The Daily Beast: “Solo quiero que la gente sepa que lo siento (por) lo que hizo mi hijo.

“ Debería haberme matado, ya sabes, en lugar de hacerle algo así a alguien”.

Los padres furiosos han afirmado que los policías tardaron 90 minutos en detener la masacre, incluso ellos mismos consideraron ingresar a la escuela.

Jacinto Cazares, el padre de la víctima de diez años Jackie Cazares, corrió a la escuela después de enterarse del tiroteo, pero dice que cuando llegó, los oficiales no habían ingresado a las instalaciones, informó ABC.

“ Vamos a apresurarnos porque la policía no está haciendo nada como se supone que debe hacerlo”, le dijo a otros testigos ahí presentes.

Cazares cree que “se podría haber hecho más” para salvar a los jóvenes inocentes y sus maestras.

Le dijo al medio: “Había al menos 40 agentes de la ley armados hasta los dientes, pero no hicieron nada (hasta que) fue demasiado tarde”.

Otro espectador que vive al otro lado de la calle de la escuela dijo que la gente le rogaba a los policías que asaltaran el edificio cuando sonaron los disparos. Juan Carranza, de 24 años, dijo que las mujeres en el lugar gritaban “entra ahí, entra ahí”, informó el New York Post.

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Con información de La Opinión