Ciudad de México.- El cuerpo azulado e inmóvil de Esmeralda obligó a su hijo a pedir ayuda para llevar a su mamá al doctor. El niño no sabía que ella yacía muerta en la casa de madera donde vivían, en Iztapalapa.

En el predio de “La Montada” conocían a la mujer, de 24 años, como una vecina que vivió en el desempleo y el alcoholismo.

Ella, cuentan los habitantes del predio, solía emborracharse y deambular por los andadores del lugar. No faltaba hombre que se uniera a compartir la botella con ella.

Pero aunque era una mujer sociable, no faltaba vecino que reclamara y provocara peleas con Esmeralda. Así ocurrió en abril pasado, cuando Esmeralda discutió con una vecina y la pelea terminó a golpes.

Lo mismo se escuchó el domingo pasado, cuando Esmeralda llevó a un hombre a beber a su casa.

Cuatro días después, nadie volvió a saber de Esmeralda hasta que su hijo le pidió ayuda a un vendedor de agua para que llevaran a su mamá al doctor, pues no se sentía bien, pero el vendedor se negó.

Horas después, el niño volvió a buscar auxilio de una vecina, quien se percató del olor a muerte y del color azulado del cuerpo. Por eso, llamó a los policías y paramédicos, que al llegar al sitio indicaron que ella tenía días de haber fallecido.