Coahuila
Hace 3 años
“¿Mamá, por qué los niños son mas inteligentes que las niñas?”. La madre cautelosa preguntó: “¿Por qué piensas eso?. No sé”, contestó la niña de apenas seis años. Una llamada al celular del padre cambió las cosas; “Te sentirás muy halagado de saber que nuestra hija supone que su papá es mas inteligente que su mamá. El problema aquí, es que nuestra hija cree, que los niños de su salón son mas inteligentes que ella. Necesito que le expliquemos por qué no es así”.
Después de escuchar la anécdota de una amiga joven con hijas pequeñas, empecé a buscar información sobre el tema. Encontré que numerosos y variados estudios demuestran la presencia de estereotipos relacionados con la brillantez o la inteligencia de los varones.
Hasta los cinco años de edad, la mayoría de los infantes no se replantean los temas de género, sus habilidades y capacidades son las únicas que necesitan para conseguir lo que desean. Sin embargo a partir de los seis y siete años, las niñas comienzan a considerar que no son suficientemente inteligentes o que no son capaces para participar en ciertas actividades y ello, tiene que ver con el género.
Los investigadores señalan, por una parte; que una de las causas fundamentales de ese pensamiento, es la sobreexposición en todos los medios de comunicación, de la figura masculina asociada con la inteligencia. Esto obedece a que no se refuerzan modelos femeninos y de brillantes para niñas. Así por ejemplo, vemos que hay pocos roles de niñas protagonistas brillantes en películas, programas y series.
Nos dicen que por el otro lado, están los estereotipos culturales que son reforzados en el hogar, en la escuela y en el medio social. Las evidencias demuestran que niños y niñas adoptan estos patrones a muy corta edad. Por ejemplo; cuando en la escuela se le presta mas atención a la opinión de un niño que a la de la niña, o cuando en la casa se le da mayor relevancia a las actividades de los hijos que a las de las hijas -cualquiera que esta sea-, por lo que las niñas empiezan a sentir la disminución de su capacidad y lo atribuyen inconscientemente al género.
Adhara, la niña genio Mexicana, con coeficiente intelectual de 162(IQ) -dos puntos por encima de Albert Einstein o Stephen Hawking-, pese a su inteligencia, era aislada por sus compañeros y maestros antes de ser evaluada. En su escuela afirmaban que era una niña poco sociable y que tenía pocas probabilidades de éxito. No prestaban atención a sus emociones, ni a su peculiar genialidad, -ya que antes de ello, fue diagnosticada con síndrome de Asperger-, por lo que a su corta edad, también se vio afectada por el bullying. Hoy el talento mexicano a los diez años de edad, estudia dos carreras universitarias; Ingeniero industrial y de sistemas, además de Ondas gravitacionales y astronomía observacional. Ni, ni las matemáticas, ni la física cuántica, ni su padecimiento, son hoy un límite para ella.
Sinc Lin Bian, investigadora de Psicología de la Universidad de Illinois y una de las líderes de los estudios entre las universidades de Nueva York, Ilinois y Princenton, sobre la forma en que afectan los estereotipos en las aspiraciones profesionales de las mujeres señala; “los estereotipos que otorgan una mayor habilidad intelectual a los niños que a las niñas, emergen muy pronto… Si queremos cambiar las mentes de los jóvenes… necesitamos saber cuando comienzan a surgir estos estereotipos para poder intervenir… y evitar consecuencias negativas sobre sus decisiones futuras”.
Empezar por enseñar a las niñas pequeñas, figuras donde las mujeres son las protagonistas, platicarles sobre mujeres referentes en la historia, en el arte, en la política, en la ciencia, exponerlas a historias de éxito femenino, ver películas con mujeres inteligentes y brillantes, es un buen inicio, y hará que las niñas despierten su curiosidad en el campo en que mas les atraiga sin barreras de género.
La narrativa sobre la inteligencia y la curiosidad también deberá de cambiar. En la casa, en la escuela y en cualquier medio en que nos encontremos con menores edad, deberemos poner mas atención en aquellos patrones que repetimos sin estar consientes. Obligarnos constantemente a preguntarnos si la forma de decirle las cosas sería la misma, igual si se tratara de un niño o de una niña. Responsabilicémonos como lo hicieron mi amiga y la mamá de Adhara, de fomentar en las nuevas generaciones un nuevo reflejo del mundo en el viven y perciben, que niñas y niños, asuman que son lo suficientemente inteligentes para dedicarse a la actividad o a la ciencia que deseen.
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