Internacional
Publicado el viernes, 19 de septiembre del 2025 a las 17:25
Washington, EU.– La cancelación de los programas de Jimmy Kimmel y Stephen Colbert ha desatado una controversia sobre la presión ejercida por el Poder Ejecutivo de Estados Unidos en el ecosistema mediático. Críticos y expertos acusan al gobierno de Donald Trump de usar amenazas y apalancamiento regulatorio para silenciar a comediantes y periodistas que cuestionan a la administración.
La senadora demócrata Elizabeth Warren denunció la situación:
” Primero Colbert, ahora Kimmel. Acuerdos de última hora, acuerdos secundarios secretos, fusiones multimillonarias pendientes de la aprobación de Donald Trump”.
La cancelación del show de Jimmy Kimmel en la cadena ABC, propiedad de Disney, se produjo tras sus comentarios sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. Kimmel ironizó que la “pandilla MAGA” intentaba desvincular al atacante de su movimiento.
En respuesta, el jefe de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (FCC), Brendan Carr, calificó las palabras de “repugnantes” y sugirió que la agencia podría revocar licencias de ABC.
” Estas empresas pueden encontrar maneras de cambiar su conducta y tomar medidas contra Kimmel, o la FCC tendrá que asumir más trabajo”, advirtió Carr.
La decisión de Disney se enmarca en un contexto de importantes procesos regulatorios, como la millonaria compra de NFL Network para su cadena deportiva ESPN, lo que ha sido interpretado como una cesión a la presión política.
El caso de Kimmel sigue a la cancelación del show de Stephen Colbert en la cadena CBS, parte del grupo Paramount, hace un par de meses. La salida de Colbert ocurrió después de que el presentador sugiriera que Paramount había pagado un “soborno” al llegar a un acuerdo con Trump en una demanda por difamación.
Pocos días después, la FCC aprobó una controvertida fusión de 8,400 millones de dólares entre Paramount y Skydance Media, cuyo dueño es un conocido partidario del presidente.
Trump se ha congratulado públicamente por ambas cancelaciones, y ahora ha lanzado amenazas similares contra presentadores de la cadena NBC, lo que sugiere un patrón de presión directa.
Los expertos en libertad de expresión han calificado las acciones del gobierno como una “coerción inconstitucional”, argumentando que violan la Primera Enmienda. El profesor de Derecho Alex Abdo señaló que los comentarios de Carr son “la definición de coerción inconstitucional”, mientras que el expresidente Barack Obama afirmó que la administración ha llevado la “cultura de la cancelación” a un nivel peligroso al amenazar a las empresas de medios.
Demócratas como el líder del Senado, Chuck Schumer, han exigido la renuncia o el despido de Brendan Carr, acusándolo de intimidar a cadenas y periodistas.
La disputa también se ha extendido a los periódicos, con Trump interponiendo demandas de 10 mil y 15 mil millones de dólares contra The Wall Street Journal y The New York Times, respectivamente, las cuales han sido calificadas por los medios como intentos de “amordazar” el periodismo independiente.
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