Vida
Por Grupo Zócalo
Publicado el domingo, 16 de enero del 2022 a las 04:50
Texto y fotos: Zócalo | Saltillo
Saltillo, Coah.- ¡Ya están todos los juguetes tirados por el suelo? Esta frase suena atronadora en toda casa con niños no solo después de Navidad o en los días posteriores al cumpleaños de alguno de los peques de la familia. Sobre todo se oye en los hogares de los menores que no tienen el hábito de guardar y ordenar sus juguetes al terminar su tan importante tiempo de juego.¿Cómo cambiar o evitar esta mala costumbre en tus hijos? Estos son los pasos que se aconsejan seguir para lograr que tus retoños recojan sus juguetes.
Consejos prácticos
Entre las tareas domésticas para niños más sencillas que los más pequeños (los que tienen en torno a los dos o tres años de edad) pueden hacer de forma autónoma está guardar sus juguetes en cajas y en su estantería. Pero antes, deberás mostrarles cómo se hace. Puedes enseñar a tus hijos a ordenar sus juguetes con juegos y canciones, una buena planificación del espacio, ideas infalibles para organizarlos y la aplicación de ciertas normas, como no recoger jamás por ellos, aunque sí con ellos. Y, por supuesto, con tu ejemplo siempre aprenderán más rápido
Pero puede ocurrir que, aunque sepan tener en orden sus juegos, no lo hagan con tanta frecuencia como la deseable. Entonces, ¿qué hacer como padres para que recojan los juguetes? Según investigadores de la Universidad de Harvard, hay que seguir estos consejos:
Pide a tu hijo que realice una cosa concreta. A veces les exigimos que lleven a cabo tantas cosas a la vez que ni nosotros seríamos capaces de hacer, por lo que el pequeño no lo ejecuta y nos enfadamos sin razón. Así que no se lo pidas con preguntas, sino con una solicitud clara y concisa. Un ejemplo: “Por favor, mete los dinosaurios en su caja”. Y en cuanto termine de hacer esa tarea, hazle otra: “Por favor, guarda las pinturas en el estuche”.
Dale tiempo a hacerlo. En la universidad estadunidense recomiendan contar mentalmente hasta cinco segundos, el tiempo necesario para que procese (y entienda) la petición y la ejecute. Puedes hacerlo también en voz alta, y hasta esperar hasta la cifra redonda de 10. Pero lo importante es que comprenda lo que se le ha solicitado hacer.
Si el niño no recoge, repítele la petición. Pero en esta ocasión, además, debes advertirle qué consecuencia tiene el hecho de que no lo haga. La consecuencia debe ser lógica y proporcionada a la no ejecución de la petición que le has dicho. Así, no se pueden pensar en consecuencias que se alarguen en el tiempo (no juegas en una semana) y que no tengan sentido para el niño. Esto “puede crear más frustración y rechazo”, alertan desde Harvard. Siguiendo con el mismo ejemplo, esta sería una consecuencia adecuada: “Si no guardas los dinosaurios en su caja, no podrás jugar con ellos hasta mañana”.
De nuevo, dale el mismo tiempo. Si antes has esperado 5 o 10 segundos a ver su reacción, ahora también cuenta hasta 5 o 10 para que se ponga a realizar tu petición.
¿Tu hijo ha recogido? Reconoce su comportamiento. El refuerzo positivo siempre ayuda a afianzar buenas conductas. Por tanto, nunca te olvides de felicitarle con entusiasmo por su acción concreta bien realizada. Este elogio viene bien que siempre se acompañe de un gesto cariñoso, como una palmada en la espalda, un dedo de aprobación o el guiño de un ojo, por ejemplo.
¿No ha recogido sus juguetes? Lleva a cabo tu advertencia. Si no ha hecho lo que le pediste, con calma y sin gritos, recuérdale que, como le avisaste, su inacción tiene consecuencias inmediatas. De manera clara y concisa dile qué harás. Siguiendo el ejemplo: “Como no has guardado los dinosaurios en la caja correspondiente, no jugarás con ellos hasta mañana”. Y pon el juguete fuera de su alcance. Como aconsejan los expertos de la Universidad de Harvard, mantener la mayor calma posible es clave para lograr tu objetivo, además de crear una consecuencia lógica y coherente.
Numeralia:
5 segundos es el tiempo necesario para que el niño procese (y entienda) la petición y la ejecute, según expertos de la Universidad de Harvard.
No lo olvides
El refuerzo positivo siempre ayuda a afianzar buenas conductas. Por tanto, nunca te olvides de felicitar a tu hijo con entusiasmo por su acción concreta bien realizada. Este elogio viene bien que siempre se acompañe de un gesto cariñoso, como una palmada en la espalda, un dedo de aprobación o el guiño de un ojo, por ejemplo.
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