Cultura

Publicado el jueves, 25 de diciembre del 2025 a las 16:41
Cobá, Quintana Roo. — Tras seis años de acceso restringido, la imponente pirámide de Nohoch Mul (conocida también como “La Iglesia”), la estructura más alta del norte de la Península de Yucatán, ha reabierto sus 114 escalones al público este diciembre de 2025. La reapertura no solo marca un hito para el turismo masivo, sino que celebra el rescate de la historia de una metrópoli maya que fue gobernada por una poderosa dinastía de mujeres.
Para garantizar la integridad tanto de los visitantes como del monumento prehispánico, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) instaló una nueva escalera de madera de alta resistencia. Esta estructura fue diseñada por la Coordinación Nacional de Obras y Proyectos y fabricada por carpinteros locales de Nueva Esperanza utilizando madera dura de los árboles de Noh Bec.
La pirámide permaneció cerrada desde el inicio de la pandemia debido al notable deterioro de sus escalones originales y a una serie de accidentes previos, incluyendo lesiones a turistas extranjeros.
” “Se restauró mediante un levantamiento minucioso, fotográfico y de dibujo, para intervenir y consolidar cada uno de los escalones de piedra prehispánica”, explicó en entrevista exclusiva Margarito Molina Rendón, director del Centro INAH Quintana Roo.

Más allá de la experiencia física del ascenso de 43 metros, las recientes investigaciones bajo el programa Promeza han arrojado luz sobre la estructura política de la ciudad. Gracias al trabajo de epigrafistas y arqueólogos, se ha confirmado que Cobá fue gobernada por al menos cuatro mujeres, cuyas identidades han sido rescatadas de las estelas:
– Ix C’ak Chen
– Ix Wak Jalam Chan
– Yo’hl Ik Nal
– Ix Ch’akChen: Conocida como la “Señora que corta pueblos”, representada en la estela 26 y famosa por sus alianzas estratégicas que extendieron la influencia de Cobá hasta el Petén guatemalteco.
Además, se logró descifrar la fecha exacta de fundación de la ciudad: el año 569 d.C., un dato extraído de glifos en excelente estado de conservación que sitúan a Cobá como una metrópoli que rivalizaba con Chichén Itzá y Calakmul.
La reapertura también busca revitalizar la economía de los ejidatarios, quienes por más de tres décadas han brindado servicios de transporte en bicicletas y triciclos dentro de los 70 kilómetros cuadrados que abarca el sitio.
Sin embargo, Molina Rendón hizo un llamado a mantener la armonía en el sitio. Aunque el INAH respeta la labor de los bicitaxistas, señaló que existe el reto de regular la velocidad de estos vehículos para no incomodar a los turistas que prefieren recorrer el sendero peatonal.
” “El objetivo es mantener esta relación armónica con el ejido y la comunidad, priorizando la salvaguarda de la población y el disfrute del paisaje selvático”, concluyó el etnólogo.
Con esta reapertura, Cobá no solo ofrece una de las vistas más espectaculares de la selva yucateca, sino que se posiciona como una pieza clave para entender el papel fundamental de las mujeres en el poder del mundo maya.

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