Coahuila
Por
Javier Flores
Publicado el lunes, 26 de enero del 2009 a las 16:00
Luego de cuatro años de haber cerrado, el tradicional restaurant planea reconquistar lo que fue suyo
Ramos Arizpe, Coah.- Fue en 1961 cuando el restaurante Miniatura abrió sus puertas en esta ciudad, y durante 44 años, se consolidó por su característico puchero de res. Por diversas circunstancias, en el año de 2004, este tradicional centro de reunión de familias, políticos y empresarios cerró sus puertas al público. Finalmente, el próximo mes de febrero retomará su rumbo para deleite de su clientela.
Emocionado por lo que representa dar continuidad a este negocio familiar que iniciaron sus padres, Don Fausto Merino y Doña Lourdes Malacara, Germán Merino Malacara manifestó que durante estos cuatro años de ausencia nunca dudó en volver a recuperar el lugar que se ganó entre las familias de la región.
“Antes de que llegara la industria y de que se construyera la autopista Saltillo-Monterrey, la Miniatura fue abierto por mis padres en el bulevar Plan de Guadalupe, cuando era el único paso entre las capitales de Coahuila y Nuevo León”, rememoró.
Consciente de los momentos difíciles por los que atraviesa la economía, Germán Merino dijo estar confiado en que su restaurante volverá a contar con la preferencia de los ramosarizpenses, “porque continuará con su esencia, su tradición y calidad que todos recuerdan”.
“Mi padre fue quien lo llamó Miniatura, porque el primer local en el que trabajamos era un espacio muy reducido, con sólo siete mesas para atender a la clientela; con el tiempo, esfuerzo y trabajo de la familia, llegamos a crecer con dos secciones de 16 mesas cada una”.
Aunque en estos cuatro años de ausencia en el mercado el negocio familiar se avocó a la elaboración de banquetes y preparación de alimentos para la industria local, Germán Merino destacó que parte de su decisión de reabrir su restauran radicó en el impulso que le transmitieron amigos y clientes para que regresara el tradicional puchero de res.
“Hay muchas anécdotas… uno de nuestros clientes era el señor Pedro Domecq, cuando esa compañía vinícola tenía una de sus fábricas en Ramos Arizpe; políticos, empresarios y miles de familias fueron los que le dieron vida a nuestro negocio”.
Comprometido con la calidad, el servicio personalizado y el respeto a las recetas que le legó su madre, Germán Merino dijo que fue él quien se hizo cargo del negocio familiar desde 1974, cuando la Miniatura se mudó del bulevar Plan de Guadalupe a la plaza comercial Capellanía, frente al puente Ramos Arizpe, cuando se inauguró la autopista.
Asimismo, manifestó que parte importante para volver a abrir el negocio lo representan su esposa, Blanca Irma Sánchez, y sus tres hijos, quienes están involucrados en este proyecto que iniciaron sus antecesores.
“Fuimos de los primeros restaurantes que se abrieron en Ramos Arizpe y durante 44 años nuestra familia se esmeró por ofrecer el mejor servicio; ahora, en su nueva etapa, queremos durar otros 44 años más en esta ciudad”.
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