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Agencia Reforma
Publicado el jueves, 13 de marzo del 2025 a las 03:11
Ciudad de México.- Con casi 75 años, el novelista Pierre Lemaitre reconoce que pocos escritores se han atrevido a embarcarse en un proyecto de la magnitud que él ha emprendido: narrar un siglo entero a lo largo de diez libros.
Un futuro prometedor (Salamandra) traslada al lector a 1959, en plena Guerra Fría, y sigue el destino de los hermanos Pelletier: Francois, Hélène, Jean y Étienne.
“Creo que en ese periodo de mediados del siglo 20 (…) se forjó la incertidumbre que pesa hoy en el mundo”, expresó en videoconferencia.
Lemaitre aprecia una nueva guerra fría en puerta.
“Estamos en una situación un tanto parecida, es decir, la reconstitución de unos bloques fuertes: Europa, Estados Unidos, Rusia, China. Parece que se está reactivando una nueva guerra fría”.
Lemaitre tiene bien claro los acontecimientos que han cruzado las vidas de los Pelletier como la guerra fría y la amenaza nuclear que parece reactivarse hoy con la locura de Putin y Trump, la lucha de las mujeres contra la dominación masculina y el derecho al aborto.
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Pertenezco a la primera generación de hombres feministas. En los años 60, la lucha de las mujeres por su autonomía fue fundamental, y el aborto fue una de sus primeras batallas”, dijo el escritor nacido en París el 19 de abril de 1951.
El escritor confesó que le resultó un calvario escribir la agresión sexual hacia la niña Colette, hija de Jean.
“
Una vez más lamento mucho que me atrape la historia. La novela se publica en un momento en el que en mi país se está haciendo el juicio a un pedófilo que ha abusado de 297 niños a lo largo de su vida”, dijo.
Tituló su saga Los años gloriosos, en referencia a la época de los años 50 y 60 en Francia, un periodo que, en su opinión, representó la última gran etapa de optimismo antes de que el mundo tomara conciencia de las crisis futuras.
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En esos años, Francia confiaba en el progreso, en la revolución industrial, en el avance de la tecnología. Había una sensación de que el futuro sería mejor”, explicó. “Hoy sabemos que esa confianza era ingenua en muchos aspectos, pero entonces se vivía con la certeza de que las siguientes generaciones estarían mejor que sus padres. Ese es el espíritu que quise capturar con este título”.
Para Lemaitre, esta percepción de una época dorada, aunque errónea en retrospectiva, sigue influyendo en la nostalgia colectiva.
“Nos gusta recordar esos años como un periodo glorioso porque aún no éramos conscientes del desastre ecológico que estábamos creando ni de los conflictos geopolíticos que marcarían las décadas siguientes”.
El escritor reconoce la influencia de dos titanes de la literatura francesa, Honoré de Balzac y Émile Zola, en cuanto a la construcción de sus novelas.
Confiesa que al releer a Zola comprendió la forma en que “las novelas hablan entre sí”.
Esa continuidad se aprecia en las seis entregas del gran fresco del siglo 20 con las sagas “Los años gloriosos” (El ancho mundo, El silencio y la cólera y Un futuro prometedor) y “Los hijos del desastre” (Nos vemos allá arriba, Los colores del incendio y El espejo de nuestras penas).
Lemaitre también aprovecha esta nueva entrega, que sale a la venta este jueves en México, para rendir homenaje a la novela de espionaje, un género que admira.
“Me inspiré en las estructuras clásicas del thriller de espías, en particular en la figura del topo, ese agente infiltrado cuyo desenmascaramiento mantiene en vilo a los personajes y al lector”.
Su admiración por autores como Eric Ambler y John Le Carré es evidente en la creación de personajes como Georges Castiné, una clara referencia al icónico George Smiley de Le Carré y un guiño a sus lectores.
“No tiene exactamente las mismas características, pero sí ciertos rasgos que los lectores de Le Carré podrán reconocer”, afirma Lemaitre.
Para el escritor francés, las novelas de espionaje no solo abordan el misterio y la intriga, sino que también capturan la atmósfera política de su tiempo.
Lemaitre, siempre mordaz en sus comentarios políticos, expresó su deseo de que su saga sobreviva a Donald Trump.
“Quiero terminar estos diez libros y tener el placer de poner mi saga sobre la tumba de Trump”, comentó con ironía.
Lemaitre es un escritor meticuloso y disciplinado. Muestra sus cuadernos de trabajo, hechos a medida con papel amarillo y encuadernación en espiral, de 300 páginas.
“La única licencia que me permito”, admitió. En ellos estructura sus historias, anota sus ideas. Un futuro prometedor, de 500 páginas, demandó dos de esas libretas.
Su pluma roja, que se regaló con sus primeros derechos de autor, es otro de sus objetos fetiche.
“Es japonesa. No hay que ver en esto un símbolo comunista”, bromeó.
Desde el inicio de su saga familiar, Lemaitre ha reivindicado la tradición del folletín, un género que, en su opinión, sigue vigente a pesar de su origen en el siglo 19.
“Las series de televisión no hacen más que reproducir las estructuras del folletín”, comentó.
“Cada episodio deja al espectador con ganas de ver el siguiente, exactamente como lo hacían los escritores de folletines con sus lectores. No hay nada más moderno que eso”.
Con un tono mordaz, Lemaitre subraya la ironía de que hoy en día se piense que los escritores se inspiran en las series, cuando es precisamente la literatura la que sentó las bases de este tipo de narración seriada.
Para Lemaitre, la saga de los Pelletier es un gran fresco del siglo 20, una oportunidad de explorar la historia desde la intimidad de una familia.
“Los novelistas, y yo no voy a ser una excepción, plantean la hipótesis de que la familia como unidad social es como un espejo de la sociedad.
“(Es) una representación en miniatura de la sociedad global: encontramos los mismos temas: celos, competencia, amor, dependencia () No hay mejor personaje colectivo”.
La ambición de Lemaitre no se limita a la literatura. Considera que su saga podría convertirse en una serie de televisión, con cuatro temporadas de la historia de los Pelletier.
Aunque está completamente inmerso en la saga de “Los años gloriosos”, de la que prepara una cuarta entrega, no descarta volver a la novela negra, su primer amor, una vez que concluya este ambicioso proyecto.
“Cuando haya terminado esta serie de diez libros, entonces podré empezar a plantearme un poco de vacaciones, y me gustaría que esas vacaciones fueran del lado de la novela negra y policíaca”, comenta.
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