“¡¡¡Sarko, sabemos todo de ti!!! ¡¡¡Sarko, regresa el dinero!!! ¡¡¡Sarko, ¿por qué lo hiciste?!!!, gritaban furiosos los presos de la cárcel La Santé, al ver pasar fuertemente escoltado por los guardias de la prisión al ex presidente Nicolás Sarkozy, condenado a cinco años de reclusión. Mientras tanto, afuera, un grupo numeroso de personas seguía vitoreando y cantando “La Marsellesa” en apoyo al ex mandatario. Entre ellas, se encontraban su esposa, Carla Bruni, y sus hijos. Louis, de 28 años, había pedido a todos sus seguidores que le mostraran a su padre su apoyo; en tanto que Pierre, su otro hijo, había mandado centenas de mensajes “nada más, por favor” de solidaridad. Todos los que lo apoyaban y exclamaban “¡liberen a Sarkozy!” habían llegado muy temprano con carteles y fotografías del condenado. Pero las protestas en el interior de la prisión continuaban. Los otros reclusos se preguntaban a gritos por qué el ex Presidente tendrá dos miembros de su escolta que ocuparán la celda vecina del área de aislamiento VIP. Es evidente que por razones de seguridad, ya que Sarkozy es nada menos que ex presidente de la República Francesa. Por lo demás, deberá someterse como cualquier preso al protocolo; es decir, un paseo diario por el patio, solo, y tres visitas a la semana. Excepcionalmente, sus abogados podrán entrar a la prisión las veces que requieran y tendrá acceso al gimnasio y a la biblioteca cuando lo desee.
Hay que decir que la mayoría de los franceses y francesas celebran que la ley haya sido aplicada para todos por igual. Para los que lo ven como un triunfo, es una medalla para Francia; para otros, es una vergüenza; el caso es que esta aprehensión no dejó indiferente a nadie. Por su parte, en uno de sus mensajes en X, Sarkozy escribió: “Siento una pena profunda por Francia, que se encuentra humillada por la expresión de una venganza que ha llevado el odio a un nivel sin parangón. No tengo dudas que la verdad triunfará. Pero el precio a pagar habrá sido abrumador”.
Sí, en efecto, es abrumador. No hay que olvidar que se trata del primer ex presidente de Francia que pisa la cárcel, “desde Philippe Pétain, quien acabo entre rejas al término de la Segunda Guerra Mundial por colaborar con la Alemania Nazi. Y el primero de un país ya dentro de la Unión Europea”. En el caso de Nicolas Sarkozy, “fue condenado por permitir que allegados suyos se acercaran a la Libia de Muamar Gadafi, fallecido en 2011, para obtener fondos para financiar ilegalmente su victoriosa campaña de 2007. Aunque el proceso no permitió demostrar que el dinero se utilizó en ‘última instancia’, el tribunal subrayó que sí salió de Libia, por lo que lo condenó por asociación ilícita y por la ‘excepcional gravedad de los hechos’” (Reforma).
Después de haber impreso sus huellas digitales, tomarse la fotografía con su respectivo número y entregar sus artículos personales, finalmente Sarko se internó en la prisión como cualquier preso. ¿Cómo habrá pasado la primera noche de su encarcelamiento? Seguramente en vela a causa de los ruidos que suelen hacer los demás presos y porque todo el entorno de la celda le ha de haber resultado más que extraño para el nuevo presidiario. En los videos que hemos visto de su celda, que no mide más de diez metros cuadrados, vemos una cama individual, muy estrecha, un buró pequeño con una lámpara, un escritorio fijado en el suelo, una silla de plástico, algunas estanterías, una regadera y un inodoro, una televisión, además de una pequeña placa calefactora, un refrigerador… Contra el muro hay un teléfono en el que puede hacer todas las llamadas que quiera, seguramente todas ellas rastreadas.
Tal vez Sarko se tomó, por prescripción médica, una pastilla para dormir, la cual probablemente no le ha de haber hecho efecto. ¿Cómo poder conciliar el sueño ante la posibilidad de pasar cinco años en la cárcel y otro tanto tiempo de vergüenza? ¿Cómo conciliar el sueño en tales circunstancias tan lamentables? ¿Se habrá puesto a leer alguno de los dos libros que llevó, “La vida de Jesucristo” y “El conde de Montecristo” de Alejandro Dumas? Como Edmundo Dantés, que sí era inocente, Sarko jura y perjura que también lo es. Lo malo es que, en su caso, muchos dudan de su inocencia. Como Jesucristo, el expresidente también lleva una cruz muy pesada. Pobre Sarko, pero como decía mi madre, doña Lola, todo se paga en la vida.
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