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Grupo Zócalo
Publicado el lunes, 29 de diciembre del 2025 a las 04:14
Ciudad de México.- China se ha consolidado como el principal socio comercial de múltiples países latinoamericanos, como Brasil o Argentina, y ha elevado su presencia en la región con importantes proyectos como el puerto de Chancay (Perú), una expansión que le ha valido, una vez más, nuevas fricciones con Estados Unidos.
Ese puerto, inaugurado el año pasado para conectar directamente Sudamérica y China, se une a otras iniciativas como fábricas de autopartes en México y de vehículos en Brasil; o minas de cobre o hierro en Chile, proyectos ferroviarios en Argentina o las explotaciones de litio en el ‘triángulo’ formado por esos dos países y Bolivia.
Según el Ministerio de Comercio asiático, la inversión directa del país asiático en Latinoamérica alcanzó en 2024 los 14 mil 710 millones de dólares. Datos de la Universidad Nacional Autónoma de México muestran que, entre 2010 y 2019, esta llegada de capital fue casi siete veces superior a la de la década anterior, aunque desde la pandemia el ritmo se ha ralentizado.
Ya en 2011, Jin Liqun, entonces presidente de China Investment Corp (CIC, fondo soberano con unos 1.57 billones de yuanes en activo y el encargo de invertir en mercados extranjeros), mostró su “optimismo” por el crecimiento en América Latina y avanzó que “incrementarán” su inversión en la región, apuntando específicamente a las oportunidades en países como Brasil, Chile o Colombia.
Nueva hoja de ruta
Este mismo mes, Pekín publicó una nueva hoja de ruta oficial para América Latina y el Caribe, la tercera de su tipo desde 2008 y sustituta del plan de 2016, en la que asegura que China y esa región comparten “amplias perspectivas de desarrollo”.
Concretamente, las autoridades chinas ven oportunidades de trabajar conjuntamente con países latinoamericanos en sectores como Inteligencia Artificial, telecomunicaciones, energías renovables, hidrógeno, minería o procesamiento de minerales.
Además, el texto mencionó también la voluntad de impulsar proyectos en transporte, logística, vivienda, energía eléctrica y desarrollo urbano bajo el paraguas del proyecto chino de infraestructuras de Nuevas Rutas de la Seda, al que se han adherido alrededor de una veintena de países de la región.
También se mencionan iniciativas turísticas -desde hace meses, China exime de visado a visitantes de Argentina, Perú o Chile-, y un incremento tanto del uso de monedas locales en transacciones comerciales transfronterizas como del diálogo entre reguladores y bancos centrales.
Un mercado muy importante
Además, Latinoamérica está siendo, junto al sudeste asiático o África, uno de los mercados alternativos más importantes en los que China está apoyando su comercio exterior ante la guerra arancelaria con Estados Unidos.
Hasta noviembre, mientras las destinadas a EU caían 18%, las exportaciones a los países latinoamericanos aumentaron casi 8% hasta el equivalente a unos 276 mil millones de dólares, y ya representan una cifra equivalente al 70% de lo que compra la primera potencia mundial desde el gigante asiático.
En las últimas dos décadas, las exportaciones chinas a Latinoamérica se han multiplicado casi por 11, principalmente por bienes manufacturados -y también, recientemente, por los vehículos eléctricos en mercados como Brasil-, mientras que en el sentido opuesto son ahora 14 veces superiores, con protagonismo para cuatro productos concretos: hierro, cobre, soja y petróleo.
Los países con mayor exposición exportadora a China son Chile, Brasil y Perú, todos ellos con una cuota superior a 25% del gigante asiático sobre el total de sus ventas al extranjero, apunta el informe. Sin embargo, Capital Economics llama a “no exagerar el papel de China” en el comercio con Latinoamérica.
Materias primas, clave
La relación entre China y América Latina se define tanto por su continuidad como por sus cambios. La demanda china de recursos naturales de la región, que abarca desde productos extractivos hasta productos agrícolas, sigue impulsando el comercio entre China y América Latina, el cual alcanzó los 518 mil 470 millones de dólares en 2024, lo que supone un aumento interanual de 6 por ciento.
China fue el destino de aproximadamente un tercio de las exportaciones mineras de la región en 2023. La región suministró aproximadamente 75% del total de las importaciones de soja de China y casi la totalidad (98%) de las importaciones de carbonato de litio de China en 2024.
Por mucho tiempo, América Latina también ha sido un mercado vital para los productos chinos. A pesar de que las exportaciones de China a la región disminuyeron 24% en 2023, las exportaciones de vehículos eléctricos chinos a América Latina crecieron 55%, según datos de la Aduana de China, hasta alcanzar un total de 4 mil 200 millones de dólares.
Las exportaciones de China a América Latina volvieron a aumentar, 13%, entre 2023 y 2024, incluyendo importantes ventas de productos de alta y baja tecnología. México, Colombia y otros países también han seguido importando cantidades sustanciales de maquinaria industrial, equipos de telecomunicaciones y productos electrónicos de consumo procedentes de China, lo que ha contribuido al crecimiento constante de las exportaciones en esos sectores.
Además, si persisten los aranceles estadunidenses sobre los productos chinos, las exportaciones chinas podrían desviarse cada vez más hacia los mercados latinoamericanos.
Nueva infraestructura
En América Latina y el Caribe, la inversión china en industrias de “nueva infraestructura” ha crecido con el tiempo, y las TIC (incluidas las ofertas de Huawei en toda la gama tecnológica), la tecnología de energías renovables y, cada vez más, los vehículos eléctricos representan la mayor parte de esta actividad.
Las industrias de “nueva infraestructura” representaron 58% (alrededor de 3 mil 700 millones de dólares) del total de la IED china anual en la región en 2022 y más de 60% del número total de acuerdos de IED anunciados por empresas chinas.
Entre los proyectos están la fabricación de vehículos eléctricos, baterías, automóviles y autobuses en México y Brasil; industrias manufactureras de alta gama, como la fabricación de productos médicos y maquinaria; las TIC; las inversiones en energías renovables, como los parques solares en Argentina y Chile y las presas en gran parte de la región; y las infraestructuras urbanas, incluido el proyecto del Metro de Bogotá, cuyo desarrollo sigue siendo lento.
Intentos de freno
Al mismo tiempo, las medidas políticas de China pueden afectar negativamente a sus relaciones con algunas partes de la región. La estrategia industrial de China, que incluye esfuerzos por descargar el exceso de capacidad en América Latina y otros mercados, ya ha encontrado cierta resistencia en la región.
Los aranceles sobre el acero impuestos por México, Chile y Brasil reflejan esta dinámica, mientras que los aranceles sobre los vehículos eléctricos aplicados por Brasil en enero de 2024 pusieron de manifiesto la preocupación por el aumento de las importaciones procedentes de China.
Es muy posible que aumente la presión sobre los fabricantes latinoamericanos, ya que China trata de impulsar la competitividad en sectores como el de los equipos médicos y las máquinas herramienta, en los que algunas empresas regionales siguen activas.
Con información de EFE y Americas Quarterly
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