Ciudad de México.- De principio a fin, Adriana Salcedo generó todo tipo de comentarios en la más reciente temporada de MasterChef México, en la cual, aun con todos sus detractores, se convirtió en la gran triunfadora de la competencia gastronómica.

Exempleada de un Oxxo, postrera consumada y de carácter muy fuerte, la originaria de Guasave, Sinaloa, se embolsó un millón de pesos y se declaró consciente de no ser santo de la devoción de todos los espectadores.

“Desde siempre he tenido esa experiencia en todos los ámbitos de mi vida. En la escuela, en mis círculos sociales, suelen odiarme o amarme.

“La gente está un poco confundida porque no me conoce, lo que han visto en pantalla no es sólo yo, falta más por conocer de mí”, aseguró Adriana en enlace telefónico.

Su forma tan directa resultó chocante para muchos; o bien la ensalzaron por ser transparente o le endilgaron todo tipo de adjetivos que no la dejaban bien parada.

“Yo casi no me metí a redes sociales porque sé que puede haber todo tipo de opiniones”, insistió.

Como todos los participantes del reality, debió silenciarse en todos los aspectos para no filtrar información.

Por contrato, desde los chefs de casa hasta los invitados y participantes no podían decir nada debido a que la grabación de la final, transmitida el viernes por Azteca Uno, fue en noviembre pasado.

Pero la imprudencia de su hermana Elvia le jugó un revés cuando publicó que viajaría a la final para estar con ella y subió a la red su itinerario.