Coahuila

Publicado el domingo, 1 de agosto del 2010 a las 14:00
La historia de este personaje quedó inmortalizada luego de que el allendense Narciso Zapata le realizara un corrido, convirtiéndolo en un recuerdo legendario
Allende, Coah.- Por más de medio siglo, la historia de su muerte ha sido exaltada en voces de artistas internacionales como Vicente Fernández, Los Tigres del Norte o el desaparecido Antonio Aguilar.
La letra del corrido que lleva su nombre, Arnulfo González, escrito por el allendense Narciso Zapata Torres el 18 de agosto de 1925, lo inmortalizó, convirtiendo su recuerdo en legendario.
Así prevalece en la memoria de las antiguas y nuevas generaciones el ejemplo de un joven considerado héroe popular, que ganó la admiración del pueblo por su arrojo de morir en defensa del honor a manos de un militar.
El 30 de julio último se conmemoró el 85 aniversario luctuoso de Arnulfo González Muñoz, nacido en Allende, Coahuila, el 25 de mayo de 1903. ¿Pero quién fue este joven que logró con su hazaña inspirar un corrido que proclama su valentía?
La respuesta la recoge en una compilación de datos biográficos Arnulfo Cantú Moreno, cronista de la ciudad.
De acuerdo al historiador, González Muñoz nació y vivió en su natal Allende, en donde cursó la primaria en la escuela Benito Juárez.
Su adolescencia la pasó dedicado al campo, ayudando a su padre y hermanos en un rancho denominado “El Pitacoche”, en el vecino municipio de Villa Unión.
Es durante sus primeros años de juventud cuando Arnulfo se traslada al mineral de Nueva Rosita a trabajar en la compañía Mineral Americana Asarco, cuando ésta estaba en pleno crecimiento.
“Su padre con el fin de hacerlo regresar al terruño, le compra un automóvil F02 Model A, para que lo empiece a trabajar como transporte de personas de Allende a Piedras Negras o Nueva Rosita y ocasionalmente a la presa V. Carranza”.
Como los jóvenes de su época, después de trabajar Arnulfo solía reunirse con sus amigos en la nevería de don Pedro Salazar, por la calle Real, ahora Juárez, a la altura de donde se encuentra actualmente Bancomer.
En el punto de reunión solía verse con su novia, una joven de afinados modales llamada Rosario Arellano.
En tiempos postrevolucionarios, después del cruento movimiento armado, era común que por seguridad los hombres portaran pistola y Arnulfo cargaba siempre con su “fierro” calibre 32, regalo de Eliseo, el mayor de sus hermanos.
“En ese tiempo asolaban la región gabillas de bandoleros y en nuestro municipio se encontraba un regimiento federal, encargado de resguardar la seguridad de la población”.
Los federales eran comandados por el teniente Braulio García Torres, originario de Chihuahua, que se decía de Los Dorados de Villa, impuesto a dar órdenes y ser obedecido; siempre con su 45 al alcance de su mano.
Ocurrió el 30 de julio de 1925, cuando Arnulfo, hermano del presidente municipal Eliseo González Muñoz, llegó a la nevería y el teniente se encontraba platicando, tratando de hacerle corte a Rosario.
“Arnulfo se le quedó viendo, el teniente impuesto a que todos sus subordinados bajaran la vista por temor, le grita a Arnulfo, ¡Pue! ¿Qué me ve?, ¿tengo monos en la cara? ¡Ca! mientras ponía su mano en las cachas de su reglamentaria 45”. Arnulfo sacó su calibre 32, que no tenía comparación con el arma de su oponente, y se cruzaron los disparos, cayó primero el teniente, disparando del suelo hirió gravemente a Arnulfo; en la calle Real se oyeron gritos “mataron a Arnulfo, el hermano del presidente”.
Por su parte, el profesor Federico Ramos Olvera, coleccionista de fotografías antiguas de Allende, añade que de acuerdo a versiones populares, el enfrentamiento se pudo convertir en una tragedia mayor, cuando los civiles trataron de clamar justicia y amenazaron con linchar a los soldados que se encontraban acuartelados.
“Eliseo González, presidente municipal y hermano mayor de Arnulfo, acuarteló a la Policía Municipal, pero finalmente logró calmar los ánimos”.
Un corrido que llegó para quedarse
La letra de Narciso Zapata, que ha sido reproducida en cuando menos 22 versiones a partir de 1961, ha sido motivo de análisis por estudiosos de los corridos mexicanos; es el caso de Enrique Martínez López, investigador de La Universidad de California, en Santa Bárbara.
La composición se coloca a la altura de clásicos como el corrido sobre Benito Canales, del que, entre 1913 y 1977 se hicieron 19 versiones.
Arnulfo González a su corta edad pasó de ser un héroe fronterizo a un personaje de alcance nacional, conocida su historia a través de la música de Los Alegres de Terán, Eulalio González “Piporro”, Los Broncos de Reynosa o Los Montañeses del Álamo, entre otras agrupaciones.
La calidad lírica del compositor capturó los rasgos que caracterizan al corrido tradicional, que es la de lograr con su narrativa la aceptación y retención popular.
A pesar de que la épica canción circulaba en el gusto de la gente principalmente de la frontera con Estados Unidos, era una zona considerada aislada del resto del país hasta antes de 1940.
Fue a partir de la segunda mitad del siglo XX que el corrido fue grabado en discos de larga duración introducidos en México en 1950, alcanzando entre 1961 y 1976 difusión internacional.
En julio de 1972, al cumplirse 47 años del fallecimiento del afamado personaje, el periodista Luis Rangel Galindo y ex colaborador de Periódico Zócalo revivió para este rotativo, a través de la entrega de cuatro partes, la historia de Arnulfo González.
Su investigación, basada en entrevistas con testigos vivenciales y documentos como las actas de defunción de Arnulfo y su rival, asentadas en la Oficialía del Registro Civil del municipio, han sido inspiración para historiadores e investigadores de diversas partes del estado.
El país y el extranjero.
Personalidades como el extinto cantante Antonio Aguilar, buscó llevar al cine la historia plasmada a través del corrido que forma parte de su Colección de oro, sin embargo, los familiares del Arnulfo se opusieron.
En la actualidad la composición sigue escuchándose con exaltada preferencia en la frontera de México con Estados Unidos, la cual constituye un emblema de la valentía de un hombre que murió a carta cabal defendiendo su honra.
En el panteón municipal San Juan de Mata, bajo la sombra de un pinabete antiguo, yace intacto su sepulcro.
En respuesta, Arnulfo le contestó: “No… nada, la vista es muy natural… el teniente García, acostumbrado al fuero militar, se abalanzó sobre Arnulfo propinándole un fuerte golpe en la cara con la escuadra 45, cayendo el joven al suelo”.
Notas Relacionadas
Hace 13 minutos
Hace 11 horas
Hace 11 horas
Más sobre esta sección Más en Coahuila
Hace 11 horas
Hace 12 horas
Hace 23 horas
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 1 dia
Hace 2 dias
Hace 2 dias