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Coahuila

Valores éticos

Por Cholyn Garza

Hace 3 meses

Conocer el fallecimiento de Frank Caprio, ha llenado de luto muchos corazones.  Un hombre que deja una profunda huella por todo lo que en vida hizo y ofreció desde una tribuna.  Conocido como “el juez más amable del mundo”, por su carisma, su agradable sonrisa, lo que más lo definía era la empatía con la gente.

Por más de cuarenta años se desempeñó como juez principal del Tribunal Municipal de Providence, Rodhe Island, desde 1985 hasta 2023 cuando se fue a retiro. 

Se le recuerda por la delicadeza con que manejaba los expedientes que a él le asignaban, de tal manera que buscaba siempre ofrecer la mejor solución.  Su trato amable pero firme, no le impedía incorporar los valores éticos con los que sin duda se formó, a su delicada profesión de abogado como a su cargo de juez.

Muchos de esos casos o quizás en todos, la empatía con la gente se manifestaba al momento de aplicar la justicia. 

Así se observa en algunos videos que circulan en las redes, donde bromea con los acusados.  Uno de ellos, un señor de 96 años infraccionado por conducir a “exceso” de velocidad en zona escolar según el reporte.

La explicación de la persona infraccionada quedó clara: llevaba al hospital a su hijo de 63 años, con discapacidad y enfermo de cáncer, para su atención.  El juez, conmovido por el relato, le dijo que era un buen hombre y representaba lo mejor de Estados Unidos. 

Un bello ejemplo de dos hombres buenos: uno, el infractor, cumpliendo con gran estoicismo con su deber de padre y a pesar de su avanzada edad; un juez, mostrando su compasión y empatía a la hora de aplicar la ley.  

No es fácil hacer frente a una situación donde dos personas -el padre anciano y el hijo con discapacidad- solo se tengan uno al otro, por lo que quizás haya habido algún apoyo de la seguridad social, que desconocemos.

“No se que depara el futuro, así que te digo disfruta cada minuto de tu vida” “Nunca se sabe lo que de un día para otro la vida te pueda traer”.  El juez Frank Caprio dejó un bello mensaje de despedida.  Y desde el hospital donde se encontraba internado, pidió oraciones por él, porque creía en el gran poder de la oración.

El 20 de agosto de 2025, falleció el juez Caprio, a los 88 años, pidiendo ser recordado.  Un hombre que demostró en la práctica que el ocupar un cargo en una corte, es ofrecer responsabilidad, conocimientos, sabiduría. Que el comportamiento ético debe estar presente siempre en cada caso que llega a sus manos para ser resueltos.

El juez Frank Caprio será recordado, sin duda, tal y como lo pidió.

Ya que hablamos de jueces, ubiquémonos en nuestro querido México, donde se ha cerrado una etapa en lo que hasta estos momentos se conoce como Suprema Corte de Justicia de la Nación. 

Y digo que hasta estos momentos porque con eso de que a todo le quieren cambiar el nombre, tal vez se les ocurra hacerlo con nuestra muy querida SCJN.

Se retiran con dignidad, a pesar de que se les difamó y pretendieron desacreditarlos responsabilizándolos de situaciones inventadas.  Se van, con la frente en alto como lo hacen los vencedores, los que en cada encomienda dieron su mejor esfuerzo al velar y defender los intereses de la nación, sin doblegarse a un solo individuo.

Ante todo, respetando nuestra Constitución. 

“Será la sociedad y la historia misma las que juzgarán a quienes hemos juzgado”, dijo la Ministra Presidenta Norma Piña en su discurso de despedida.  Y tiene razón, porque la verdad tiene que prevalecer siempre.  No tenemos que esperar mucho, porque bien dicen que lo “que se ve no se juzga” y realmente lo que estamos observando, deja mucho que desear.

“La Constitución debe seguir siendo esa brújula moral que nos guía, no como un libro viejo sino como un pacto vivo que nos exige renovar la lealtad cada día”, expresó acertadamente la Ministra Piña en su discurso.

Una lealtad que va quedando en el discurso político, para dar paso a la traición como objetivo real. 

Es una lástima que ni se lea, mucho menos se respete nuestra Carta Magna. Me refiero a los que llegan a un cargo, sin el mérito que debería ser exigido.  Sin conocimientos de la ley para ser aplicada. 

Y sin los votos de los ciudadanos.  Porque los que han llegado es por imposición, traicionando al país.  Hecho más reciente, valiéndose de los repudiados acordeones. 

¡Qué vergüenza!  carentes de valores éticos; personas sin dignidad.   

No podemos ni debemos hacernos los sorprendidos; lo que ha estado ocurriendo en nuestro amado México fue más que anunciado.  Sí, se sabía que, con la llegada al poder de un individuo resentido, falso en el discurso y más en el actuar, la destrucción del país se daría tarde o temprano.

Un individuo que fue sembrando odio y destilado veneno; un hombre al que no le importan las instituciones ni la gente; que ama el poder por sobre todas las cosas, por lo tanto, destruye lo que no le conviene y se queda con lo que considera le es útil, porque encuentra cómplices dispuestos a seguir en la farsa de un país mejor.

México, con todo y los defectos que pudiera tener, no como país sino como gobierno, con una clase política que seguramente cometió errores, abusos y todo lo que le quieran endilgar estuvo mucho mejor antes que ahora.

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