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Redacción
Publicado el lunes, 26 de julio del 2010 a las 14:00
Ana Laura Carranza| Veracruz, Ver.- Envuelto en las nubes de la Sierra Madre Oriental, a sus 1,270 metros de altura y tan cerca del Cofre de Perote que parece que se acariciaran, Xico es centro de una de las más bellas tradiciones, la devoción a su patrona santa María Magdalena.
Derivado del náhuatl, su nombre original es Xicochimalco —en castellano “jicote”, avispa gruesa, negra y fuerte. Se viven ahí lo mismo costumbres paganas como la Xiqueñada, que las de más profunda religiosidad, como es la devoción a quien los cubre con su manto piadoso: santa María Magdalena.
Se encuentra ubicado a 45 minutos de Xalapa y tiene cerca de 17 mil habitantes, quienes disfrutan de su gran pueblo colonial y colorido y de su rica comida típica: chiles rellenos, mole y arroz son primordiales para este municipio que, aunque cada vez crece más, sus gente con orgullo lo distingue como un pueblo.
Cultura, orgullo, tradición e historia es lo que se vive en Xico, y desde el siglo 16 comenzaron las festividades por la llegada de María Magdalena a este lugar.
Se cuenta que donde actualmente está localizado el atrio de la iglesia, era el lugar por donde cabalgaban los animales de carga pesada. Narra la historia que un día soleado llegó una mula hasta las puertas de la iglesia principal con dos cajones de un tamaño no regular y que los habitantes no se acercaban al animal por temor a ser castigados por el dueño del mismo.
Así pasó un día tras otro, hasta el cuarto, y no se veían señas de algún dueño; los pobladores decidieron acercarse por medio de un acuerdo religioso y ver el cargamento. Dentro de las cajoneras estaba María Magdalena en material de barro y yeso.
Antes los xiqueños veneraban a San Miguel Arcángel, pero no estaban conformes porque los conquistadores los habían impuesto a esta tradición. Con la aparición de María Magdalena decidieron nombrarla reina y patrona de este pueblo.
La santa patrona es venerada en las fiestas que se realizan cada año del 1 al 23 de julio, llamadas procesiones o fiestas patronales, en las que los habitantes participan activamente. Las procesiones son desfiles por las calles principales del pueblo cargando a la santa patrona, recogiendo sus vestidos donados en distintos domicilios por personas que los otorgan por algún agradecimiento o favor recibido.
A continuación se describen las principales tradiciones en honor a la santa patrona de este municipio; año tras año se llevan a cabo con la disposición de un pueblo que goza de todos estos gratos momentos dedicados a la santa María Magdalena, reina y santa de Xicochimalco, Veracruz.
La callejoneada Una bella alfombra Existen algunas cuadrillas que se dividen el trabajo para la elaboración del tapete y en cada cuadra se ven los rostros de los participantes que con fe realizan su trabajo para que su gran patrona pase por una bonita vereda.
Aunque la lluvia que se ha presentado en los últimos años complica la elaboración del tapiz, la gente no se rinde, pues lo primero que quieren es que María Magdalena tenga un camino placentero.
El gran arco floral Cada año cambia el diseño del arco. Cinco días antes de la procesión se comienza a elaborar, dos días se dedican a la estructura y los restantes a la confección con diferentes materiales de Alchichica, Puebla.
El arco es elaborado con flores nombradas “cucharillas” y bejuco de uva de coyuyo porque requiere algo grueso para que resista. Las medidas exactas son 18.60 metros de alto por 5 de ancho, y no hay una cantidad específica para describir su peso, pues carece de importancia para las personas que lo cargan: “la fe hace que no sientas el peso”, son las palabras de los participantes en esta gran procesión.
Alrededor de 80 personas son las que cargan por las calles principales de Xico el gran arco, que pasó primero por la calle Vicente Guerrero, luego por la Pintor y finalmente por la calle Miguel Hidalgo, en el sendero a la iglesia de María Magdalena. Acompañando esta procesión van adelante los famosos “toritos”, que se dividen por cuadrillas y están hechos con distintos materiales como carrizo, cartón y cadenas elaboradas con papel crepé; cerca de 50 cuetes son encendidos en el transcurso de las procesiones del 21 al 23 de julio.
Los toritos son de diferentes tamaños y con diversos nombres que las cuadrillas les asignan, cada grupo cuenta con alrededor de 15 personas y cada cuadrilla se puede identificar con las camisas impresas con el nombre de la misma.
Delante del torito va una persona que lleva los cencerros como señal de que va jalando o arreando al toro, también va una persona con un bastón que guía su sendero porque quien lo lleva sobrepuesto no puede ver.
Cada año son cerca de 70 toros, elaborados por la misma gente del pueblo; para tronarlos se hace un sorteo por parte de los mayordomos para que alcancen todos a vivir la emoción y adrenalina de este acontecimiento.
Pueden ser altas horas de la madrugada, pero es tanta la devoción a la Santa que las personas no duermen para hacer acto de presencia en cada actividad.
‘Las mañanitas’ a la Santa La Danza de los Payasos ha permanecido a lo largo de 34 años junto con la Danza de los Tocotines, la más antigua de estas festividades, sin dejar atrás a la banda cruzada y a los famosos negros, quienes llevan una máscara en colores rojo y blanco, dos bandas cruzadas con pantalón negro, un sombrero y una mascada con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Son ellos los que dirigen y controlan las danzas.
Los payasos se identifican por su bonete o corona; pueden tener parecido con los tejoneros de Puebla, pero con un giro diferente. Gran parte de Veracruz y Puebla fue poblada en tiempos pasados por los totonacas, y de esta cultura deriva la palabra “tocotín”, cuyo significado es saltarín en la lengua totonaca. Los tocones narran la Conquista de México mediante sones y bailes, dando a conocer cómo fue que llegó Hernán Cortes a este pueblo, historia que dicta el pasado de Xicochimalco.
La Danza de los Tocotines cuenta con 24 sones y por lo general los integrantes son 30 personas, además del marqués que es Cortés, y del Monarca que es Cuauhtémoc.
Los Caballerangos Como en toda procesión, la Santa Patrona va delante de este desfile del cual forman parte cerca de 50 caballos, para llegar a la iglesia principal.
La Xiqueñada La tradición nació cuando llegaba un tren que, procedente de Xalapa, Coatepec y Teocelo, transportaba los toros para las grandes corridas en este municipio. En la estación se bajaban los animales para después ser arreados por los caballerangos, que los llevaban a un potrero llamado “temimi”; eso era la Xiqueñada antigua.
Las primeras Xiqueñadas desaparecieron cuando quitaron la estación del tren, ya no era necesario arrear a los toros, pues se habían abierto caminos y carreteras para transportarlos.
Desde hace 35 años, la tradición de la Xiqueñada consiste en soltar toros por la calle Miguel Hidalgo, que se divide en tres sectores como si fuera la Pamplonada, pero ésta con menos novillos y participantes.
Hasta hace un año se soltaban 12 toros con un peso aproximado de 500 kilos. Este año fue diferente, se soltaron 18 toros para celebrar el 35 aniversario del Comité Taurino de la Xiqueñada.
Los pobladores, desde un día antes de este magno evento, se dedican a escudar sus casas con burladeros de una altura cercana al metro y medio para prevenir un accidente, junto con las gradas para disfrutar con mayor intensidad a los toros.
Aunque la tradición ha causado graves lesiones en algunos habitantes, ésta sigue, pues la fe está puesta en María Magdalena y todo lo hacen con gran devoción. Después de culminar la Xiqueñada se realiza la corrida de toros en la plaza Alberto Balderas.
Los pobladores parten de la iglesia para participar en un desfile en las calles principales del pueblo con música tranquila y tradicional del lugar; de esta manera llegan hacia la casa de los donadores del vestido del año correspondiente, ofreciendo la bendición del mismo y del dosel, que es donde llevan a la Santa cargando en cada procesión. De esta forma, los anfitriones tanto del atuendo como del dosel, invitan a todos los caminantes un pedazo de pan y un vaso de champurrado en forma de agradecimiento.
Desde hace 33 años, los xiqueños elaboran en la noche del 18, madrugada y día del 19 de julio, una alfombra de aserrín con variados colores y figuras y que tiene una longitud de cerca de 2 kilómetros, y sin repetición alguna de los diseños.
El mensaje que llevó el arco en este año fue la imagen de Jesús resucitado, mensaje bíblico. Es una ofrenda a la Santa María Magdalena de acuerdo con la vida que llevó en los tiempos de la resurrección de Jesús, pues fue la primera en avisar a los apóstoles.
Mejor conocido como “el alba”, esto sucede la madrugada del 21 de julio. Arriban mariachis de las ciudades circunvecinas y distintos grupos musicales sin excluir a las distintas danzas, primordiales para estas festividades.
No se podían quedar atrás los cabalgantes de esta región, quienes también hacen un desfile que sale desde la Capilla del Llanito, donde se reciben las bendiciones por el párroco del poblado. Esto sucede en el mediodía del 21 de julio; aquí pueden encontrarse a los participantes vestidos de charros sin olvidar a las lindas mujeres vestidas de adelitas que recorren la calle Miguel Hidalgo del centro de Xico.
Hace apenas 35 años fue cuando se realizó la primera Xiqueñada, impulsada por tres pobladores taurinos apasionados de las corridas de toros; de esta forma quisieron imponer novedad en su pueblo, agregando una fiesta más en honor a la santa.
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