La semana pasada empezamos a relatar la razón que propició que a cierta parte del territorio que ocupa el Bolsón de Mapimí se le denomine la Comarca Lagunera, esto debido a que en esta zona había trece lagunas, destacando de entre todas ellas la laguna de Mayrán, que era la más grande de Latinoamérica. Y la pregunta que se quedó en el aire fue: ¿Y qué les paso a las lagunas? Estos depósitos naturales de agua, generalmente dulce, y de menor profundidad que la de un lago, que es lo que marca la diferencia entre ellos, eran alimentadas por los ríos Nazas y Aguanaval. El río Nazas tiene su naciente en lo alto de la zona montañosa de la Sierra Madre Occidental, ubicada en el municipio de Indé, en el estado de Durango, se forma de los ríos Santiago, Tepehuanes y Ramos; posee una longitud de 560 Km, y antiguamente desembocaba directamente en la laguna de Mayran. Por su parte, el Aguanaval nace por la confluencia de varios arroyos de la vertiente norte de la Sierra de Zacatecas. Tiene 1 mil 81 kilómetros de longitud, y en su recorrido recibe los nombres de río Trujillo, río Grande, río de Nieves, río Maravillas y finalmente río Aguanaval, que como ya se podrán imaginar, también llegaba hasta la otrora laguna de Mayrán. Por lógica consecuente, la siguiente pregunta es ¿Y que les pasó a los ríos? Sucedió que La Comarca Lagunera fue el escenario de uno de los proyectos de desarrollo agropecuario más importantes que se vivieron después del triunfo de la Revolución Mexicana. Durante el Gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río se crearon en esta zona grandes ejidos a los que se inyectaron fuertes cantidades de dinero con el propósito de desarrollar una agricultura tecnificada, ¿Y para conseguir eso qué se requería? Grandes cantidades de agua. Para lograr acopiar y distribuir el vital y preciado líquido, en 1936 comenzó a ser construida la presa Lázaro Cárdenas, conocida también como presa “El Palmito”, ubicada en el municipio de Indé, específicamente en el lugar donde nace el río Nazas. La presa fue terminada en 1946 en el Gobierno de Manuel Ávila Camacho, es la más grande de Durango, y de las más importantes de Latinoamérica; cuenta con una capacidad temporal de 4 mil 438 millones de metros cúbicos, y puede retener en forma permanente hasta 2 mil 873 metros cúbicos. A finales de los años sesenta, en el municipio de Lerdo, Durango, con la función de regular los excesos de los afluentes, fue construida la presa Francisco Zarco, con una capacidad temporal de 460 Mm3, y que puede retener de manera permanente 365 Mm3. Desde entonces, y en aras del desarrollo agrícola y económico, estas presas regulan los afluentes de los ríos Nazas y Aguanaval, y los encauzan por canales artificiales, sencillamente por esa razón las lagunas han desaparecido, no más lagunas en La Laguna.

Pero aunque ya no haya lagunas, La Laguna está de pie, viva y produciendo. De acuerdo a las cifras del censo poblacional Inegi del año 2020, el territorio comprendido como la Comarca Lagunera, cuenta con 1,754,142 habitantes, representando así, alrededor del 1.39% de la población total del país que suma 126,014,024. Esta región, se encuentra integrada histórica y geográficamente por 21 municipios: seis del estado de Coahuila, los cuales concentran cerca del 61% de la población (1,064,038 habitantes); y 15 del estado de Durango, concentrando el 39% restante (690,104 habitantes). Los Municipio de Durango son: Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo de Zaragoza, Mapimí, San Pedro del Gallo, San Luis del Cordero, Nazas, General Simón Bolívar, San Juan de Guadalupe, Cuencamé, Peñón Blanco, Santa Clara, Rodeo e Hidalgo. Por su parte los municipios laguneros de Coahuila son: Torreón, Matamoros, San Pedro de las Colonias, Francisco I. Madero, Viesca y Parras de la Fuente.

Tratar de explicar en conjunto el desarrollo de la Comarca Lagunera en cuanto a su historia y contextos particulares es imposible, ya que cada uno de los municipios que la integran tiene su propia personalidad y circunstancias. Así que iré desglosándolos uno a uno, por lo pronto los de Coahuila, y tal vez eventualmente también haré lo propio con Gómez Palacio y Lerdo, que también ahí te hacen sentir como en casa. Empezaremos por Parras de la Fuente, donde bien gobierna nuestro buen amigo el licenciado y notario público Fernando Orozco Lara, cabalgante y buena persona, que mira de frente y a los ojos, lo cual siempre es buena señal, yo desconfió de la gente que al saludar mira para otro lado, me parece que son como caballos que patean y perros que te pueden morder por la espalda los tobillos a traición. Es obvio que esta población se llame Parras por la gran cantidad de viñedos que existen en ella, pero ¿Por qué De la Fuente? En primera instancia al investigarlo se descubre rápidamente que la ciudad de Parras debe la extensión de su nombre al Llicenciado Juan Antonio Claudio de la Fuente Cárdenas, quien naciera el 18 de febrero de 1814 en la Villa de Santiago del Saltillo, Coahuila y Texas, que así todavía se llamaba en aquella época, antes de que por culpa del dictador Santana, se dividiera al país y perdiéramos la mitad de nuestro territorio. La trayectoria del lic. De la Fuente es tan interesante y vasta que ya no tengo espacio para consignarla aquí, así que la semana que entra continuaremos lo concerniente a este gran coahuilense de excepción, a Parras y a su entusiasta Alcalde, Fernando Orozco Lara.