Guadalajara, Jal.- La detención de Bernardo “N”, vinculado a proceso por extorsión agravada, representó el fin de cuatro años de hostigamiento que comenzó con acoso laboral y derivó en amenazas contra la familia de una mujer que, para esta nota, pidió ser identificada como “Karina”.

La Policía de Investigación actuó gracias a la denuncia y constancia de la víctima, quien sostuvo su caso pese al miedo y la lentitud del proceso.

“Karina” contó que conoció a su agresor en el trabajo. Comentarios misóginos, intentos de cercanía que nunca aceptó y actitudes que incomodaban a otras personas, se acumularon hasta convertirse en hostigamiento.

La empresa despidió al sujeto sin reconocer lo ocurrido, pero el acoso continuó. Con el tiempo llegaron mensajes de extorsión y amenazas contra ella y su familia, pidiendo 400 mil pesos.

El miedo hizo dudar a la mujer. Al inicio pensó que no valía la pena denunciar, aunque finalmente decidió actuar y presentar la denuncia, que pasó por varias instancias hasta llegar a la Unidad de Secuestros y Extorsiones de la Fiscalía estatal.

Al principio todo avanzaba lento, pero cuando un policía revisó las pruebas y movió la carpeta al Área de Negociación, la investigación tomó rumbo. En menos de una semana se preparó un operativo en la Colonia El Colli Urbano, en Zapopan.

“El día de la captura llegué con miedo extremo. Mis manos temblaban y tuve una crisis de ansiedad, pero los policías permanecieron conmigo todo el tiempo. Se acercaron a calmarme, me ayudaron a respirar y me hicieron sentir segura. Ese gesto marcó la diferencia porque entendí que no estaba sola”, relató.

“Me dijeron: ‘nadie más tenía que ser tu héroe, porque tú misma fuiste tu propia heroína’. Esa frase me devolvió confianza y me hizo sentir orgullo de mí misma. Una policía heroica, integral y humana que, al trabajar en equipo con la víctima, logró en menos de cuatro días atrapar al extorsionador que me había hostigado por cuatro años”.

Hoy, con Bernardo “N” en prisión preventiva, “Karina” exhorta a otras víctimas a denunciar. Reconoció que el proceso puede ser lento y cansado, pero insistió en seguirlo.

Su caso, consideró, refleja también la exigencia de no ser revictimizado, pues en muchos expedientes de extorsión o secuestro, la respuesta institucional se traba en burocracia y lentitud.