Seguridad
Por
Sipse
Publicado el miércoles, 23 de noviembre del 2011 a las 01:26
Mérida, Yuc.- Familiares de Julián Reyes Echeverría Heredia, quien fue asesinado por el “striper” Sergio Antonio Bautista Domínguez alias “Brandon”, a quien supuestamente trató de asaltar junto con otro individuo que también murió en los hechos, piden que la muerte de su pariente no quede impune, pues consideran que hay varios cabos sueltos.
Según los informantes, en el doble homicidio habría otras personas involucradas, pues el bailarín solo no pudo haber matado con facilidad a sus dos víctimas, tomando en cuenta que Echeverría Heredia era alto y corpulento, además de que había recibido entrenamiento policíaco.
Por este caso, como hemos informado, están arraigados “Brandon” y Teresa Cauich Carvajal, quien acompañaba al “striper” cuando ocurrieron los hechos, la noche del lunes 14 de noviembre pasado, en un paraje solitario de la carretera Acanceh-Timucuy.
Según lo que han declarado los acusados, esa noche Bautista Domínguez tenía intenciones de comprar un vehículo y Teresa Cauich recordó que Gaspar Fidel Echeverría Franco, primo de su ex pareja Echeverría Heredia, vendía un carro y lo citó para verlo en algún lugar y hacer el trato.
Al lugar llegaron los primos, quienes invitaron a subir a la pareja al vehículo para que vieran las condiciones en las que estaba el automóvil, pero los llevaron hasta el paraje solitario donde supuestamente los amagaron con un cuchillo en un intento de asaltarlos, aunque el bailarín los desarmó, arremetió contra ellos y los mató con el arma.
Era alto y corpulento
Según los familiares de Echeverría Heredia, esta versión resulta poco creíble porque Julián Reyes medía 1.72 metros y en administraciones anteriores en Hocabá se había desempeñado como comandante de la policía municipal, además de que levantaba pesas y estaba corpulento.
Los parientes indican que Julián era un tipo rudo, acostumbrado a los golpes por haberse desempeñado como policía en Hocabá, un lugar donde constantemente hay pleitos, de manera que dudan que una sola persona haya podido matarlo a cuchillazos.
A continuación, la versión que ofrecen de los hechos:
Teresa Cauich, originaria de Peto, estuvo en Hocabá del miércoles 9 al viernes 11 de noviembre, y se le vio acompañada de Julián durante esos tres días. El viernes, en punto de las 13:00 horas, surgió una discusión y se le escuchó decir a la mujer que “si tú no eres mío, no serás de nadie” en respuesta a una confesión que le hizo Echeverría Heredia de que ya no quería nada con ella, porque ya tenía otra enamorada en Xocchel. “Maribel”, como se le conoce en Hocabá a Teresa, se alteró mucho.
Supuesta estafadora
Según los informantes, esta mujer constantemente cambia de nombre pues se presume que se dedicaba a realizar fraudes vía telefónica. Julián la conoció en un centro nocturno, vivió con ella y de esa unión nacieron cuatro hijos.
Por la tarde del mismo viernes 11 de noviembre, a eso de las 17:00 horas, Echeverría Heredia llevó a Teresa en el Sentra blanco con placas YZE 2951 a Mérida después de despedirse de sus hijos.
A Julián se le vio solo las noches de viernes, sábado y domingo. La mañana del lunes 14 de noviembre estuvo en Acanceh junto con un individuo conocido como “Payaso”. Policías de esa población los vieron en una cantina.
En la noche Teresa le llamó a Julián, pues según se averiguó quería charlar con él. Tras colgar el teléfono salió con rumbo desconocido para verse con la mujer y ya no regresó nunca más a Hocabá.
Al llegar herido de muerte a Acanceh, Echeverría Heredia alcanzó a decir que los habían asaltado y se refirió a su ex mujer, quien estaba con él en el vehículo al momento del ataque.
El Sentra nunca estuvo en venta, ya que la propietaria es Sugeli Cetina Giménez de Autos Oriente, establecimiento ubicado en Circuito Colonias con 59, en Mérida. No ha sido pagado, por lo que el intento de venta se descarta.
Al momento de ser asesinado, Gaspar Fidel Echeverría Franco alias “Chinche” estaba borracho, por lo que no sintió cuando lo mataron. Su cadáver fue hallado tirado a doscientos metros de una brecha en la carretera Acanceh-Timucuy. Todo indica que fue arrastrado y colocado en la forma en que lo encontraron.
La brecha está ubicada a dos kilómetros de Acanceh, el auto tenía hierbas y en la orilla de la brecha se encontraron huellas de neumáticos.
La Voyager verde con matrícula YZJ-9916, cuyo guiador responde al nombre de Irving Santiago Ortiz Sánchez, fue quien ayudó a los asesinos a salir del lugar, pues según manifestó los llevó a la Cruz Roja Oriente y posteriormente a un hotel en la vía Mérida-Valladolid.
El automovilista dijo que los recogió en punto de las 3:15 horas sobre el entronque de Acanceh. A esa hora ya había movilización policiaca en ese sitio y se instalaron retenes para ubicar a los asesinos.
Le tendió una trampa
En este asesinato hay más involucrados, pues Teresa le puso “un cuatro” al padre de sus hijos. Se puso de acuerdo con Brandon para emborrachar a “Chinche”. El “striper” y otros individuos más llegaron al sitio que la mujer les indicó, simularon un salto, amagaron a Julián con la navaja, pero éste se defendió y las cosas se salieron de control
Terminaron golpeándolo y acuchillándolo. El “striper” lo apuñaló, pero durante el ataque resultó lesionado por otro de los agresores.
Ya viendo tirado a Julián sangrando lo creyeron muerto y sacaron a “Chinche”, a quien le propinaron al menos cinco navajazos, entre ellos uno en el pecho. Los individuos abordaron el auto en el que llegaron y salieron por la misma brecha.
Brandon y Teresa se internaron y no salieron sino que hasta que llegó la Voyager que los recogería.
La pregunta a los oficiales del retén por parte de Ortiz Sánchez fue para saber si Julián estaba vivo o muerto.
Echeverría Heredia presentó cuchillazos en manos y brazos, lo que indica que se defendió del ataque y todo se salió de control, pues la idea era simular un salto, los individuos se llevarían el vehículo junto con la mujer para después pedirle dinero a Julián para rescatar a Teresa, quien de esta manera tendría a Julián y un dinero extra.
Julián Reyes, de 39 años, vivía en Hocabá. Su madre, Diana Heredia, pide justicia, lo mismo que sus hermanos Francisco y Henry.
Familiares del fallecido se han puesto a investigar los hechos porque, según dicen, la Fiscalía no lo ha hecho en forma correcta.
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