Nacional
Por
AFP
Publicado el jueves, 1 de diciembre del 2011 a las 16:02
México, DF.- Unos narcotraficantes llegaron hasta la casa de Martha López, en el estado de Sinaloa, cuna de los mayores narcotraficantes mexicanos, y le dijeron que sabían que planeaba visitar a su hijo enfermo en San Quintín, California, cerca de la frontera mexicana.
Mientras un hombre le apuntaba con una pistola a esta mexicana de casi 70 años, una mujer le ocultó en el pecho un paquete de metanfetaminas conocidas como cristal antes de que se dirigiera al aeropuerto para abordar un avión.La droga fue descubierta y ella detenida.
“Tenía mucho miedo, pero quería ver a mi hijo. Dijeron que si los denunciaba, me iban a matar”, comenta López en la prisión de Culiacán, capital de Sinaloa, donde ha cumplido tres de 10 años de su condena por transporte de drogas.
Mujeres a la vista
A medida que las bandas del tráfico de drogas se multiplitan y crecen, las mujeres se hacen cada vez más visibles en este negocio ilícito, no sólo por ser utilizadas como “mulas” para transportar drogas, bajo amenaza o por dinero, sino también por lavado de dinero y unas cuantas por asesinato, mientras que algunas han sido decapitadas.
El filme “Miss Bala”, apuesta mexicana para los Premios Oscar 2012, narra la historia de una mujer de 23 años que, bajo amenaza luego de presenciar una masacre, se ve arrastrada al mundo del narcotráfico y la violencia.
La cinta –inspirada por el caso de una reina de belleza que fue arrestada en 2008 en el marco de una investigación por narcotráfico– muestra a una pasiva mujer que es manipulada y violada por criminales y autoridades en un ambiente absolutamente machista.
También saca a la luz los riesgos a los que muchos mexicanos se enfrentan en la zonas afectadas por la violencia ligada al narcotráfico y a la que se atribuyen unas 45 mil muertes desde diciembre de 2006.
A diferencia de las glamorosas novias de narcotraficantes o jefas de células criminales que se observan en las series televisivas, mujeres de la vida real, la mayoría pobres y sin educación, purgan condenas de 10 años de cárcel por transportar incluso pequeñas cantidades de droga.
“Hay delitos que son juzgados de una manera completamente desproporcionada”, comenta Elena Azaola, investigadora del Centro de Estudios Avanzados en Antropología Social de México.
“Estas bandas de crimen organizado contratan mujeres precisamente porque son sujetos vulnerables, con menos capacidad de defenderse”, añadió.
Se duplica presencia en prisión
Según la Secretaría de Gobernación, aun cuando representa sólo 5% de la población carcelaria, el número de mujeres en prisión casi se ha duplicado en la última década hasta alcanzar 11 mil, una tercera parte de ellas por delitos ligados al tráfico de drogas.
El estado de Sinaloa es el feudo del cártel del mismo nombre encabezado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, el delincuente más rico del mundo según la revista “Forbes”, y el narcotraficante más buscado por México y Estados Unidos desde 2001.
Su capital, Culiacán, es conocida por sus hermosas mujeres, que a menudo son elegidas como novias o esposas por narcotraficantes, que las llenan de ropas de diseñador, zapatos de tacones altos y uñas adornadas con diamantes.
También es famosa por grandes operadoras de las drogas, como Blanca “La Emperatriz” Cázeres y Sandra Ávila, “La Reina del Pacífico”, ambas acusadas de trabajar para el cártel de Sinaloa.
Pero la mayoría de las mujeres siguen en el anonimato, a menudo involucradas en el crimen organizado a través de sus familias, a veces tras la muerte de su pareja.
“A las que detienen son las más abandonadas, que no tienen un defensor. Pero hay muchas mujeres que son parejas de vendedores, de pistoleros, que saben a qué se dedica su esposo y además a veces no solamente saben, sino que pueden ser más activas en eso,” dice Teresa Guerra, abogada y miembro de un colectivo local.
Perdiendo la vida
Un doble muro rematado con alambre de púas rodea la cárcel de Culiacán, donde el olor a cañería se mezcla con una brisa caliente en las celdas que albergan a 75 mujeres, más de la mitad de ellas condenadas por delitos relacionados con el tráfico de drogas.
Unos narcotraficantes le ofrecieron a Josefa Carreño mil dólares por transportar metanfetaminas, ocultas en botellas de yogur, en autobús a la frontera.
“Me vieron en un momento de necesidad. Mis dos hijos estaban muy chicos. Yo vi que era fácil”, narra la madre soltera.
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