Nueva Rosita, Coah.- Perder el trabajo es quizá uno de los temores más grandes en la vida profesional, principalmente para los jóvenes, cada persona lo vive diferente, cuando te despiden siempre hay un porqué, y la clave para superarlo es entender qué sucedió y cómo podemos crecer a partir de esa experiencia, asegura don Mario Alberto Rodríguez Gutiérrez, quien por 45 años fue obrero de Industrial Minera México S.A. (IMMSA) a la que considera su mejor escuela.

Como todos los días, desde que ingresó a la compañía cuando tenía 18 años, el martes 5 de septiembre don Mario, se concentró en sus labores en el área de combustión interna, era uno de los mecánicos que cumplía al cien por ciento su trabajo, dedicado, ordenado, respetuoso y paciente.

Sin saber que afuera la incertidumbre ya se había apoderado de la mayoría de sus compañeros, pues la noticia del cierre definitivo de la planta corría como agua en las redes sociales, fue al terminar su turno cuando se enteró de manera oficial por el sindicato y representantes de la empresa.

“Mi familia ya desde hace tres años me esperaba en casa, sin tener que trabajar para disfrutar como se debe el domingo familiar, pero la verdad es que yo no me siento cansado, me gusta lo que hago, la empresa ha sido mi mejor escuela y me ha dado las satisfacciones más importantes en mi vida, así cómo no nos va dar tristeza dejarla…”
dijo don Mario.

Con nostalgia recuerda que al iniciar lo colocaron en el patio 5 y de allí a donde está ahora, todo dependía de las ganas y el empeño que le ponías al trabajo, no importaba que tus estudios fueran pocos, “yo solo acabé la preparatoria, fui un obrero, pero un obrero muy feliz, agradecido con la empresa por todo lo que me enseñó, me dio y me permitió formar, tengo una familia y eso ya es ganancia”, reiteró.

Asegura que desde ese entonces la compañía siempre ha visto por la seguridad y el bienestar de los trabajadores dotándolos de becas de estudios, pagando servicios básicos como el agua y la luz, otorgando salarios y prestaciones por arriba de lo que marca el contrato colectivo de trabajo.

“Gracias a Dios nunca me pasó nada porque la seguridad siempre fue mi esposa, siempre pensando en ella, ojalá me dijeran que se va a volver a abrir y me contemplen en la recontratación, yo feliz de seguir formando parte de mi segunda casa”, dice Rodríguez Montelongo.

Describe su vida como dos mundos, la empresa y la casa, los cuales supo conjugar para sacarlos adelante, aprendiendo incluso la administración de su trabajo que aplicó en su casa redituando buenos frutos, prueba de ello son los tres hijos de bien que formó con amor, ejemplo y reglas estrictas.

Aun cuando ya tiene una vida hecha y muchos pensarían que para él no es difícil porque el momento de descansar y disfrutar ha llegado, para el señor Mario la impresión de ser liquidado de un empleo porque la empresa más fuerte de la ciudad e ícono importante se disolvió, lo pone triste, pero con la esperanza firme de seguir haciendo lo que más le gusta.

Nadie lo tiene seguro…
» Para las nuevas generaciones es importante tener claro que sin importar lo talentoso que seas, el puesto que tengas, lo bien que te lleves con tu jefe o lo exitosa que sea la compañía para la que trabajas, hoy podría ser tu último día, si aceptamos eso no solo estaremos mejor preparados para un despido, quizá también evitaremos caer en una zona de confort.

» Para las personas jóvenes, dijo que la primera clave para enfrentar un despido es prepararte, desechando la idea de que nadie puede quitarte la estabilidad que tienes hoy.

» “Nueva Rosita puede seguir adelante, se cierra una puerta pero se abren dos, es cuestión de mentalidades, tenemos todo para seguir, me da tristeza por algunos compañeros que aún tienen hijos estudiando y se preocupan cómo van a continuar, a ellos les digo que cuiden el finiquito, como el primer día, hasta el último, recibimos lo mejor de la empresa, un buen sueldo y una buena terminación que debemos saber administrar”, culminó.