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Por Redacción
Publicado el miércoles, 24 de mayo del 2017 a las 09:05
Piedras Negras, Coah.- La noche del viernes 29 de enero de 1999, el boxeador Fernando “El Negro” Ibarra, entonces de 23 años de edad, se enfrentó al púgil tailandés Chaiya Pothang (también conocido como Ratanachai Sor Vorapin) en una función de boxeo celebrada en el Regal Riverfront Hotel de Saint Louis, Missouri (después renombrado Millennium Hotel). Esta pelea, que sería la última en la corta carrera del nigropetense, se concretó gracias al promotor Germán Barrientos –oriundo de Nuevo Laredo, Tamaulipas– según menciona el mismo ex boxeador.
La historia es conocida en el ámbito del box local. En el segundo asalto del combate, el peleador asiático, zurdo, conectó un golpe que mandó a la lona a “El Negro”, quien se volvió a poner de pie. Al cuarto, la misma situación, idéntica. No obstante, durante el sexto episodio, el tailandés se llevó la victoria por un contundente nocaut que dejó inconsciente a Ibarra durante 30 minutos. De vuelta en los vestidores, dijo a Barrientos: “Me duele mucho la cabeza”, para lo cual este le respondió: “En un rato se te pasa, negrito”, según le informaron más adelante a Fernando.
Sin embargo no puede explicar muchos detalles sobre esta situación porque no los recuerda. Todos los datos que proporciona son por los videos del combate que vio posteriormente y lo que le han platicado algunos testigos, “yo recuerdo sólo hasta el pesaje (un día antes), es como si hubieran cortado un pedazo de cinta de mi vida”. El púgil pasó 15 días en estado de coma en el Saint Louis University Hospital de aquella ciudad estadounidense. Había sido intervenido quirúrgicamente por un derrame cerebral; el daño fue permanente. Para valerse de sí mismo, nuevamente fue sometido a un tratamiento de rehabilitación durante cuatro meses, por lo que no pudo regresar a Piedras Negras durante siete meses, aproximadamente. “Ya me estaba muriendo. Dios fue bien grande conmigo”, declara “El Negro” Ibarra.
Los padres de Fernando estuvieron presentes desde que fue internado a la clínica. Con la ayuda de un traductor dialogaron con una trabajadora social, quien les dijo que podían interponer una demanda ante los organizadores del evento por negligencia y los puso en contacto con un abogado, de nombre Jesús Ituarte, quien se encargó de dar asesoría jurídica a la familia Ibarra. El proceso de demanda se extendió hasta el 2005 cuando finalmente un juez dio el fallo a favor de los Ibarra, con lo que se pudo cubrir los gastos del hospital, transporte (cada determinado tiempo debían viajar desde México hasta Missouri) y honorarios de los abogados.
Algunos momentos después de que externó su dolor de cabeza, empezó a convulsionarse; los paramédicos tardaron más de 10 minutos en acudir al llamado, ya que presuntamente estaban ingiriendo bebidas alcohólicas en el momento, de acuerdo al mismo Ibarra.
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