Vaya problemas tienen en la Laguna de Durango con la infraestructura urbana, si ayer hablábamos de la inundación del paso deprimido Francisco Sarabia en Lerdo, ahora hablaremos de Gómez Palacio y sus serios, muy serios, problemas de drenaje y pavimento.

Justo ayer por la tarde se reportó al 911 que un vehículo había caído en un bache (algo profundo), entre el bulevar Ejército Mexicano y la carretera a Jiménez.Cuando llegaron las autoridades y rescatistas ubicaron un coche totalmente sumido en un socavón de dos metros de profundidad.

Por fortuna, el pobre chofer pudo salir con unos golpes, pero el susto nadie se lo va a quitar. Cuentan nuestras hormigas disfrazadas de válvula del Sideapa que por esa zona pasa un tramo de tubería en mal estado, además de que en los alrededores se han omitido mantenimientos de suelo desde hace décadas.

En fin, lo positivo de esto es que no hubo ninguna vida por lamentar.

Y siguiendo con Gómez Palacio, ayer mismo se reportó que por enésima vez estaban fallando los elevadores de la Clínica 53 del IMSS, lo que estaba obligando a los derechohabientes a subir lesionados y enfermos por las escaleras, con todo lo que eso implica.

Más rápido que el mantenimiento que se le debió dar a ese equipo llegó el comunicado del instituto a los medios de comunicación, afirmando que las fallas habían sido muy “breves” y que no se habían generado mayores afectaciones entre quienes en esa clínica se atienden.

Lo anterior no es algo nuevo o un “invento” de la gente, también en Torreón fallan un día sí y otro también los elevadores de las clínicas, principalmente en la número 16 y la 71 de especialidades, dónde también se procede más o menos de la misma forma para “aclarar” o “desmentir” esas muy inoportunas fallas.

Solamente esperemos que con la confianza que Claudia Sheinbaum, virtual Presidenta electa, otorgó al director del IMSS, Zoé Robledo, se puedan mejorar todos esos “pequeños detalles” que separan a México de tener un sistema de salud como el de Dinamarca y otras grandes potencias.