Saltillo, Coah.- El Centro de Saltillo ha sido el escenario de la eterna lucha entre la historia y la modernidad; la nostalgia y la novedad; la voracidad comercial y la defensa de lo emblemático. Lo que propició que con el paso de los años se perdieran decenas de obras arquitectónicas entre las que destacan cuatro gigantes que fueron derrumbados.

El Banco y Hotel Coahuila, donde durmió Francisco I. Madero; la Casa de Miguel Hidalgo, donde el cura estuvo tres semanas; el Asilo Maas, del filántropo alemán, y el Edificio Coahuila, han sido de las pérdidas más sentidas por los que gustan de preservar lo histórico.

Desde el 21 de junio de 1989 se decretó la delimitación del Centro Histórico para su protección, abarcando 160 manzanas para detener la destrucción de obras arquitectónicas antiguas, allí ya habían caído los primeros tres gigantes, pero ni eso detuvo la caída del cuarto, explicó el historiador Carlos Recio.

“ Una ciudad es como una biblioteca y yo considero que si destruyes una vivienda es como si destruyeras un libro y se pierde la sabiduría que pudieras tener”.

El Banco y hotel de Coahuila

En la Esquina de Victoria y Allende, llegando a calle Morelos y Juárez se ubicaba este Banco de Coahuila que era muy distintivo, pues además era hotel, en donde grandes personalidades se hospedaron, sin embargo, fue demolido en la década de los 60. Era del estilo neoclásico, construido con cantera traída desde San Luis Potosí.

“ El que más lloramos todos los saltillenses, y según entiendo, también los que lo destruyeron, pues también se lamentaron después, el Banco y Hotel de Coahuila. Curiosamente era banco que emitía sus propios billetes en 1900 y era un hotel a donde llegó Francisco I. Madero, hizo un mitin desde los balcones, entonces tenía una gran historia”, narró Carlos Recio.

Actualmente es un Banco que recientemente quedó inmerso en el nuevo Paseo Capital, antes allí era la Plaza del Divinísimo. Fue demolido entre 1965 y 1967.

El Asilo de las Huérfanas, construido por un alemán

El Asilo Maas, del alemán Henry Maas y su esposa saltillense Trinidad Narro, se ubicaba en la calle Purcell, entre las calles que ahora llevan sus nombres, y allí acogían a niñas huérfanas, tenía habitaciones, salones de clase y una huerta en donde fueron enterrados Henry Mass y su esposa.

“ Allí fueron enterrados Henry Mass y su esposa, o sea, era muy emblemático y de repente una familia, la misma que destruyó el Banco y Hotel de Coahuila, decidieron que su mentalidad era de empresarios, no de artistas ni de gente sabia, y lo destruyeron. Así quedó un lote baldío y luego una escuela de cuestionable calidad arquitectónica”, opinó el historiador.

Actualmente es el jardín de niños Luis A. Beauregard, que sigue sirviendo para la educación, pero muy diferente a lo que fue pensado, sobre todo la imponente construcción que contrasta con las comunes instalaciones actuales.

La casa de Hidalgo

En la calle que ahora lleva su nombre, el cura Miguel Hidalgo y Costilla se hospedó en una casona en la esquina con la ahora llamada calle Aldama, pues fue otro de los personajes que se quedó a vivir allí por tres semanas junto a Jiménez y López Rayón.

“ Hidalgo se queda en esa casa, que era la casa del tesorero real Royuela, y entonces había mucho oro. Hay la leyenda de que entonces por los balcones arrojó mucho oro para adherirse a su causa. Ese edificio estaba enfrente de Funerales Martínez, aunque la placa ahorita esté en los Funerales, no es cierto, alguien la tomó y la puso allí”.

La majestuosa casona era similar al Centro Vito Alessio Robles, pero tenía dos pisos; en la calle Hidalgo tenía ocho puertas, en la segunda planta tenía seis balcones con herrajes de fierro, lo cual era mucho lujo para el siglo 19. Se destruyó para exhibir los muebles en una vitrina.

El Edificio Coahuila

El Edificio Coahuila dejó un hueco difícil de llenar, tanto así que actualmente es una plaza, pese a no ser tan antiguo, pues se erigió en donde estuvo el antiguo Ateneo Fuente en la década de los 60, rápidamente fue identificado como algo distintivo del funcionalismo, que es una corriente importada de Europa.

“ Era el convento franciscano, estuvo el Colegio Josefino donde se atendía a los pobres y después fue el Ateneo, fue destruido en los 60, hacia 1962, y se construye el Edificio Coahuila, que a pesar de haber sido construido sobre las ruinas de un edificio muy bello, era una edificación muy emblemática del funcionalismo”, comentó el historiador.

Ubicado en la esquina de General Cepeda y Ateneo, allí se ubicaba la Dirección de Publicaciones Editoriales del Gobierno del Estado, además de los Juzgados del Poder Judicial de la Federación.

Por supuestas fallas estructurales, que negó el arquitecto que lo diseñó, José María del Bosque, fue demolido en 2012 para dar paso a la Plaza Ateneo.

El área protegida tomó en cuenta lo que fue el Saltillo porfiriano, es decir, la zona habitada durante el siglo 19, que comenzaba al poniente en Emilio Carranza hasta Abasolo, así como desde el Ojo de Agua al sur, hasta Presidente Cárdenas.

Sin embargo, en 2010 se redujo considerablemente para aumentar la plusvalía de algunas calles, según se aprobó en Cabildo, pasando de 160 a sólo 60 manzanas. Y no fue hasta la Administración de Manolo Jiménez donde volvió a ampliarse a 157 manzanas.

No están protegidos

El Instituto Nacional de Antropología e Historia protege edificios anteriores a 1899, por lo que todos los que son posteriores no son protegidos.

“ Sí hay edificios como el Cine Palacio, la Casa de la Familia Ochoa de la calle Victoria, que son de mediados del siglo 20, pues el INAH no puede hacer nada o porque están intestadas por pleito entre los familiares, o porque los propietarios las dejan caer”, subrayó Carlos Recio.

Los años pasan, gigantes han sido derrumbados, la lucha por preservar el patrimonio cultural sigue, la eterna lucha entre lo histórico y lo moderno, el entusiasmo de lo nuevo, pero con la nostalgia de lo que fue.