Saltillo
Por
Paola Casas
Publicado el lunes, 22 de diciembre del 2025 a las 18:20
Saltillo.- A sus 58 años, Adriana Escareño volvió a cargar a una recién nacida entre los brazos. No fue por una etapa esperada ni por la alegría de un nuevo comienzo, sino por una tragedia que partió su vida en dos. Su hija Alejandra, de apenas 21 años, murió durante el parto tras complicaciones por preeclampsia, dejando a una bebé huérfana y a una familia enfrentando el duelo, la incertidumbre y el abandono institucional.
Alejandra trabajaba en una empresa de limpieza y cursaba un embarazo que, con el paso de las semanas, comenzó a presentar señales alarmantes. La joven mostró una hinchazón extrema en piernas, manos y rostro, así como una presión arterial que no lograba estabilizarse, síntomas característicos de la preeclampsia, una condición que puede derivar en fallas orgánicas severas.
“Yo no me quedé tranquila nunca con el hinchazón que traía. Le picabas la piel y el dedo se hundía”, relató Adriana, quien insistió en llevarla al médico. El 15 del mes, Alejandra fue trasladada del Hospital General de Zona número 2 al Hospital General de Zona número 1 del IMSS, donde los médicos determinaron practicarle una cesárea de emergencia debido a que presentaba plaquetas muy bajas y un cuadro crítico de presión arterial.
La bebé nació con ocho meses de gestación. Inicialmente, la familia recibió informes de que Alejandra se encontraba “estable”, sin embargo, con el paso de las horas la situación se agravó. La joven comenzó con una tos intensa, fue trasladada nuevamente en ambulancia y finalmente entró en paro cardiorrespiratorio.
“Me dijeron que fue la presión, la preeclampsia… que su corazón ya no respondió”, recordó Adriana, quien aseguró que durante horas no recibió información clara sobre el estado real de su hija.
A la tragedia médica se suma una historia de violencia y abandono. De acuerdo con la familia, el padre de la bebé nunca quiso hacerse responsable y durante el embarazo Alejandra fue víctima de maltrato físico y verbal. Incluso, negaba la paternidad y llegó a agredirla frente a testigos cuando la joven ya cursaba el embarazo.
“ Mi hija sufrió mucho. Él la golpeó estando embarazada, la humillaba, le gritaba que la niña no era suya”, señaló Adriana. Actualmente, el hombre enfrenta una demanda interpuesta por la familia.
Hoy, Adriana Escareño enfrenta un doble golpe: la pérdida irreparable de su hija y la responsabilidad de criar a su nieta, Kailani, cuando la vida no la preparó para empezar de nuevo. Sin empleo fijo y con ingresos limitados, se convirtió de manera abrupta en madre sustituta.
“ Es un tesoro que mi hija me dejó. No la podía dejar. ¿Cómo voy a dejar a mi hija?”, dijo con la voz entrecortada.
Además del dolor, la familia enfrenta una cadena de obstáculos legales y financieros. La empresa donde Alejandra laboraba solo otorgó un apoyo de 7 mil pesos. El trámite de pensión por orfandad continúa detenido, y en la Afore Siglo XXI informaron que Alejandra no aparece registrada, pese a haber trabajado formalmente.
A esto se suma que Banco Azteca continúa cobrando una deuda que Alejandra contrajo en vida. Pese a presentar el acta de defunción, la institución informó que la deuda no se cancela y debe ser cubierta por la familia.
La recién nacida tampoco cuenta actualmente con seguridad social, lo que ha obligado a Adriana a costear consultas privadas, medicamentos, leche especializada y pañales. Tan solo una lata de fórmula puede costar hasta 800 pesos.
“ Yo ahorita junto cartón, botes… hago lo que puedo. A veces no tengo ni para la leche”, expresó.
Ante la falta de respuestas, Adriana recurrió a la teleaudiencia de Telesaltillo para visibilizar su caso y solicitar apoyo ciudadano. Su historia refleja no solo una tragedia familiar, sino también las fallas del sistema de salud, laboral y financiero que hoy dejan en el abandono a una bebé y a una mujer que, en pleno duelo, volvió a empezar.
¿Cómo apoyar?
Las personas que deseen apoyar a Adriana Escareño y a la pequeña Kailani pueden hacerlo a través de donativos o contacto directo:
Número de tarjeta para donativos:
4189 1432 7711 6045

Teléfono de contacto:
844 275 1277
A los 58 años, Adriana no solo enterró a su hija. También asumió la misión más dura de su vida: criar a una bebé que llegó al mundo mientras otra vida se apagaba.
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