Arte
Por Agencia Reforma
Publicado el jueves, 30 de noviembre del 2023 a las 06:31
Ciudad de México.- La escritora Tatiana TÓbuleac (Moldavia, 1978) llega a Guadalajara como parte de la delegación de la Unión Europea, invitada de honor a la Feria Internacional del Libro 2023.
La reconocida autora que decidió abandonar el periodismo para dedicarse a la literatura, tiene un par de novelas que ya han sido traducidas al español y que se han convertido en todo un éxito en Europa: El Verano en que mi Madre tuvo los Ojos Verdes, publicada originalmente en 2016 y que en 2019 llegó a las estanterías en español, así como El Jardín de Vidrio, lanzada en 2018 en rumano y en castellano en 2021, bajo el sello de Impedimenta.
La traducción de su primera novela al español le mereció le Premio Cálamo Libro del año 2019 y el Premio Las Librerías Recomiendan 2020; mientras que su segundo título le mereció el Premio de Literatura de la Unión Europea en 2019.
Aunque sus dos novelas le han merecido reconocimiento tanto de los lectores como de la crítica especializada, la autora radicada en París, prefiere no creerse el éxito, sino más bien agradecer a quienes leen sus historias.
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Me dan miedo las grandes palabras. No creo que sea una persona que sepa gestionar el éxito. De todos modos, hay muchos escritores mejores y más visibles que yo, escritores que son más que escritores, también son personas buenas y activas, luchadores, activistas, así que creo que estoy a salvo donde estoy. Doy las gracias a todos los que han leído mis libros y han encontrado la manera de decirme qué les ha parecido”, recalca la autora que escribe en rumano.
En sus novelas, la autora busca hablar de la naturaleza humana, de cómo es que germinan emociones como el miedo o la crueldad, en qué situaciones se detona la bondad o bajo qué mecanismos el ser humano decide liberarse de culpas o conceder un perdón.
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En general, me interesan las personas y los límites a los que llegan cuando se las pone en una situación u otra, pero me pregunto si por lo demás podemos saber a ciencia cierta de dónde vienen nuestros miedos, adicciones, apetitos. ¿Nos volvemos crueles o nacemos así? ¿Es la bondad una cuestión de educación y perdón? Crecí entre ancianos, probablemente de ahí vienen mis intereses”, expresa la autora.
Otro de los intereses recurrentes de la escritora y traductora es la ausencia de los padres, indagar en la naturaleza colectiva, en la maldad, en la desmitificación de la maternidad, las tragedias comunes de su país.
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El Jardín de Vidrio es el libro de mi infancia, de mi generación, de los niños nacidos en la Moldavia soviética de los años ochenta. Es y no es mi historia, a veces soy Lastocika, aquí está comiendo pan y mantequilla, tiene miedo y es fea, quiere desaparecer, pero aquí es mi vecina, la niña que recoge botellas, está siendo maltratada y explotada.
“En aquellos tiempos, todo era colectivo, compartido, todo se vivía en común. Probablemente por eso el Jardín no puede ser sólo la historia de una persona. En cierta medida, también es la historia del país”, narra la autora.
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