En estos tiempos de tanta incertidumbre, violencia y radicalismos en buena parte del mundo, pienso que no es el momento de estigmatizar y enfrentar a dos culturas, tal como sucedió con las declaraciones del ministro del Interior, Bruno Retailleau, al sostener, junto con el ministro de Justicia, en la ciudad de Marsella, que Francia se estaba “mexicanizando” frente al problema del incremento de la violencia ligada al narcotráfico.
“La narcoescoria ya no tiene límites. Francia deberá elegir entre la movilización general o la mexicanización del país”.
Era evidente que nuestro país protestaría ante tales afirmaciones tan “desafortunadas y estimagtizantes”, tal como admitiera la Embajada de México en París. Por su parte los “Colectivos de Mexicanos y Franco-Mexicanos de Francia” rechazaron “categóricamente”, por medio de una carta fechada el 7 de noviembre:
“El uso de dicha expresión no sólo estigmatiza o estereotipa a México sino que revictimiza también a las familias mexicanas afectadas por la violencia”.
Por otro lado, un sector de la comunidad mexicana en el país galo apoyó la protesta por medio de una carta en el diario comunista L’Humanité, indignándose contra el ministro del Interior:
“Quizá el Sr. Bruno Retailleau no sepa, pero es su familia política, es decir la derecha mexicana, la que creó la situación que se está viviendo en México, desde 2006”, es decir de la época de Felipe Calderón.
Como dice el investigador y escritor Laurent Obertone, quien lleva años analizando la violencia rampante que reina en su país:
“El aumento de la delincuencia y la inseguridad se multiplica en Francia, año tras año y tiene como nuevos protagonistas a jóvenes menores, como el sicario de 14 años contratado en Marsella para eliminar a un miembro de una banda rival.
El asesino disparó en la cabeza a un conductor de VTC que se negó a detener su vehículo cuando ‘el niño’ vio en la calle a su objetivo y le ordenó parar” (Voxpópuli).
Estos sicarios ganan entre 25 mil por un primer contrato y 50 mil por un segundo asesinato.
Según el escritor, el “modus operandi” de estos sicarios se parece mucho al de México.
Por razones como esta, los policías franceses denuncian “la mexicanización” de Francia.
Un periodista le pregunta Obertone:
“¿El asesinato obra del sicario de 14 años en Marsella, así como otros sucesos recientes permiten hablar de la ‘mexicanización’ de Francia?”.
El aludido responde: “Desde el momento en que las organizaciones criminales, mejor armadas que la policía, se enfrentan entre ellas a plena luz del día y plena calle, que además controlan la economía en ciertos barrios -a menudo desde las prisiones-, con beneficios comparables a una multinacional, se puede decir que nos acercamos a lo peor de América Central o del Sur”.
Lamentablemente esta situación se parece mucho a la que padecemos en México.
Me temo que es peor aquí porque ya hay lugares impenetrables por el ciudadano común.
En nuestro país, ya existen los narcoestados y los cárteles están cada vez mejor organizados y armados. Resulta llamativo que Obertone se refiera en la entrevista a que no existe ninguna voluntad política para enfrentar a los narcotraficantes.
“La aplicación de la ley sería ya un buen comienzo, pero la justicia no lo hace” agrega el autor de varias obras que tratan de la violencia como: La Francia prohibida, La verdad sobre la inmigración, o la última, Guerrilla.
Ayer, precisamente en el diario Le Figaro se publicó una encuesta sobre las amenazas de muerte dirigidas a tres periodistas del Parisien, después de haber publicado su libro Asesinos a sueldo, sobre el narcotráfico, especialmente en Marsella.
En un comunicado de la editorial Flammarion ha expresado su apoyo a los tres autores, cuyo mensaje decía:
“Inconcebible que hayan sido amenazados por el simple hecho de ejercer su trabajo: investigar, informar y revelar los hechos”.
¿Cómo olvidar la frase legendaria del pasado régimen: “Abrazos y no balazos”? ¿Cómo olvidar la visita de López Obrador a la mamá de El Chapo?
Y, cómo olvidar la fuga de Ovidio?
No hay duda que el sexenio pasado no hizo nada para detener el crecimiento del crimen organizado.
Si Felipe Calderón comenzó, como dice la Presidenta, AMLO lo empeoró todo.
Lo anterior me lleva a concluir que en nuestro país existe la verdadera y original “mexicanización” de la violencia y la inseguridad.
No obstante, estoy contra la estigmatización de nuestro país.
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