Arte
Por Grupo Zócalo
Publicado el miércoles, 17 de agosto del 2022 a las 04:02
Ciudad de México.- “El objetivo más importante de toda ciencia es reconocer la unidad en la diversidad”, decía el naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt en su libro Cosmos, publicado en cinco volúmenes entre 1845 y 1862 con una visión global de la estructura del Universo. Sus pasiones que abarcaban disciplinas como geografía, biología, historia, filosofía y física, lo han llevado a ser uno de los científicos vigentes.
Su legado inspira a otro alemán: Peter Krieger, uno de los pioneros de la llamada geo-estética. El doctor en Historia del Arte por la Universidad de Hamburgo e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, dice que a través de este concepto el cambio de los paisajes en la Tierra no son materia de análisis de la ciencia, sino de las humanidades, pues una visión multidisciplinaria puede mostrar mejor todos los matices de la transición geológica.
Krieger dice que el objetivo de la geo-estética es entrar de diferentes formas a un mismo tema: el antropoceno, una época propuesta por una parte de la comunidad científica para suceder o reemplazar al Holoceno (la época actual del período Cuaternario), que refleja el significativo impacto global de las actividades humanas en los ecosistemas.
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Por primera vez en la Tierra estamos atestiguando un momento en que la tecnomasa vive más que la biomasa, lo que evidencia la huella que estamos dejando en el planeta. El historiador del arte también puede contribuir a esta reflexión”, señala Krieger, quien apunta que Humboldt estaba inspirado por el paisaje y en esa exploración surge la primera crítica al cambio climático, logra relacionar elementos de la investigación científica, como los cambios de la vegetación a través de la altura o el análisis de minerales, con indagaciones culturales, filosóficas y hasta poéticas del geopaisaje.
Bajo esta premisa multidisciplinaria de análisis científico y humanista, Peter Krieger realizó la curaduría de la exposición Stratum en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA-Campus). Una intervención geo-estética de Luis Carrera-Maul (CDMX, 1972) que reconstruye al interior del recinto un paisaje con desechos de cerámica y charolas de siembra de unicel.
Carrera-Maul explica que la idea surgió al ver la basura acumulada tras una fábrica de cerámica en Pachuca. Los materiales se habían integrado al paisaje en pequeños montículos de pasta de cerámica sedimentada con rastros de diversas piezas fracturadas que se volvían por sí mismos una instalación natural sobre los materiales industriales y los ciclos de alteración del suelo. Así concreta la idea de transportar esta imagen a una instalación monumental al interior del MUCA, en Ciudad Universitaria.
El espacio alberga también cajas de unicel con plantas silvestres creciendo en su interior. Estas cajas fueron un encuentro fortuito de Carrera-Maul con este material acumulado en un terreno que luego transportó al museo para formar una isla al centro de la instalación. Las plantas aferradas al unicel son regadas cada dos horas mediante la adaptación de un antiguo sistema de captación de lluvia que posee el recinto. Durante las 24 horas, es posible atestiguar en vivo el desarrollo de este “invernadero” mediante las páginas http://luiscarreramaul.com/ y https://www.peterkrieger-ecoaesthetics.com/
El Universal
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