Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Tatiana Clouthier lideran, por el Movimiento Regeneración Nacional, las preferencias para la candidatura presidencial, con 32%, 23% y 13%, respectivamente, de acuerdo con una encuesta de Massive Caller del 30 de junio. Ricardo Anaya (PAN), el único aspirante que en la sucesión previa ofreció enjuiciar al presidente Enrique Peña Nieto, sin necesidad de consulta, es quien debería encabezar a la oposición en las próximas elecciones, dice la indagación. Anaya obtuvo 12 millones de votos en 2018.

Después del triunfo de Vicente Fox en 2000, Anaya ha sido el dirigente del PAN más exitoso. En 2016 ganó siete de 15 gubernaturas –todas al PRI– y jubiló a uno de los dinosaurios de la “dictadura perfecta”. Manlio Fabio Beltrones renunció a la jefatura del PRI luego de la tunda en las urnas, atribuida por él a la corrupción. En los debates de 2018, Anaya arrinconó varias veces a López Obrador. “Andrés Manuel, el problema no es tu edad, son tus ideas viejas”, le dijo en Tijuana. AMLO lo tildó de hipócrita, lo mismo que al priista José Antonio Meade.

Anaya aportó frescura y talento a las campañas del 18. López Obrador, quien siempre había rehuido los debates, se apegó al guion de candidato antisistema y azote de corruptos. Llamar “Ricky Riquín Canallín” a su adversario panista enardeció a las galerías. AMLO no engaña. El activista de ayer es el Presidente de hoy. El PRI y el PAN llegaron vencidos a las urnas por el lastre de la venalidad, la violencia, la injusticia social y por representar, ante los ojos de la mayoría, los mismos vicios e intereses. El Pacto por México fundió a los otrora enemigos irreconciliables, incluido el PRD, en el crisol de la corrupción y el oportunismo.

La campaña de Anaya –quien ahora visita comunidades apartadas para conocer la realidad del país y sus problemas, como AMLO lo hizo durante 12 años– fue torpedeada desde dos flancos. Margarita Zavala renunció al PAN para postularse como candidata independiente, asesorada por su esposo, el expresidente Felipe Calderón. Cuando abandonó la carrera por falta de apoyo ciudadano, el daño ya estaba hecho. Por su parte, la Procuraduría General de la República acusó a Anaya de lavado de dinero, y una vez pasados los comicios cerró el caso. López Obrador habría ganado a su principal competidor aun sin esos golpes bajos, mas no con el margen que le permitió hacerse con el control del Congreso en ambas cámaras y desaparecer virtualmente a las oposiciones. Los Calderón regresaron al PAN cuando el Instituto Nacional Electoral les negó el registro de la asociación México Libre como partido.

Con 39% de las menciones para ser el candidato de las oposiciones a la Presidencia en 2024, según la encuesta telefónica de Massive Caller, Ricardo Anaya supera por mucho a los demás aspirantes. El senador y exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio (PRI), responsable del fracaso de las políticas de seguridad de Peña Nieto, apenas registra 14% de las preferencias. Le siguen los gobernadores de Jalisco, Enrique Alfaro (13%); Yucatán, Mauricio Vila (11%), y Guanajuato, Diego Sihué Rodríguez (10%). El empresario Claudio X. González, instigador de la vapuleada coalición Va por México (PRI-PAN-PRD), aparece con un raquítico 7.1%; y al final, el títere Alejandro Moreno (PRI), con un 4.4%. Si las elecciones para la Presidencia fueran hoy, Morena se las volvería a llevar de calle.