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Coahuila

Autonomía Municipal en tiempos violentos; el caso Torreón

Por Luis Carlos Plata

Hace 1 mes

Hoy se cumple una semana de que, intempestivamente y de manera unilateral, el Alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda, invocó autonomía constitucional para desincorporar un grupo policiaco especializado de la nómina municipal que, por consecuencia, debilita y desprotege deliberadamente a la ciudad.

El martes en este mismo espacio se habló de la tormenta perfecta; ocho factores independientes entre sí alrededor de la decisión tomada que, unidos y al mismo tiempo, podrían ocasionar un problema mayúsculo a la entidad, no sólo a La Laguna, al afectar las dos principales líneas que componen la narrativa del “Modelo Coahuila”: aislar al estado de los vecinos, estableciendo bases de operaciones en los puntos de entrada y retenes con arcos de seguridad en las colindancias. Y el “efecto cucaracha”; la presunción de que los criminales llegan de otros lugares, alardeando violencia, a establecer un control territorial que inicia infundiendo el terror. Una estrategia de desplazamiento, conflicto dirigido y desestabilización intencionada que han documentado autores como Federico Mastrogiovanni en “Ni vivos ni muertos; La desaparición forzada en México como estrategia de terror” (2014), o Guadalupe Correa Cabrera en “Los Zetas Inc.” (2017).

Se trata, básicamente, de un asunto operativo, pues la Policía Preventiva Municipal de Torreón no tiene el mismo estado de fuerza para repeler agresiones de manera reactiva que tiene la Policía Estatal.

A su vez el artículo 115 constitucional establece las funciones y servicios públicos que tienen a su cargo los municipios (panteones, mercados, rastro, alumbrado, limpia, recolección, agua, drenaje y alcantarillado, entre otros). Redirige, sin embargo, la seguridad al Artículo 21, es decir a la coordinación entre los tres órdenes de Gobierno.

La Ley de Seguridad Nacional, por su parte, acota aún más la función municipal, reduciéndola a cooperador. Tiene candado dicha autonomía, pues. No es absoluta como lo es un tema de parques y jardines. Ahí sí: si un Presidente Municipal quiere instalar palmeras y rosales en los camellones de toda la ciudad, no habrá ente que se lo impida.

Por si fuera poco, la Policía Preventiva Municipal es la más propicia a la corrupción y a quien menor confianza se tiene, según la valoración ciudadana documentada en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2024, del Inegi.

El referido estudio, publicado el 19 de septiembre (justo el día que tomó la determinación Román Alberto Cepeda), revela que la corporación que funge como primer contacto con el habitante de una circunscripción determinada, es además la peor evaluada en cuanto a desempeño. Mejor nota tiene la Marina, el Ejército, la Guardia Nacional, la Fiscalía General de la República, la Policía Ministerial, Judicial o de Investigación, los jueces, la Policía Estatal, y hasta el Ministerio Público y las fiscalías estatales, en ese orden.

 

Cortita y al pie

Cada cierto tiempo a los laguneros se les inflama la vena regionalista y separatista que llevan por dentro, al estilo de otras provincias en el mundo que, con mayor o menor vigor dependiendo del momento histórico que se trate, mantienen una tradición independentista en el ánimo colectivo que algunas veces prende y otras apaga, sin que avance hacia un estadio intermedio, o conquiste un objetivo común.

Sin generalizar, naturalmente, pues los hay también laguneros institucionales y conformes con el status quo; es decir, su pertenencia como Región a Coahuila. Y justo es decirlo: son mayoría.

Una causa es la idea (o auto percepción, más bien) de que son los pujantes de la entidad, quienes producen, y toda la ganancia se acumula en una capital que administra la bolsa total y regresa a La Laguna sólo una parte de su dividendo, quedándose esta con el resto para vivir de ahí sin hacer otra cosa. El estado con la sede de sus poderes en Satillo es, para efectos prácticos, un expoliador.

Dicha relación, no obstante, no se sustenta en la realidad y no se sostiene bajo ninguna estadística formal y oficial más allá de la tradición oral (cada que un Gobernador no es lagunero, por ejemplo).

En este caso no es el inicio de otro movimiento, ya que no existe una base social que lo respalde, ni el régimen mece la cuna, pues entre sus múltiples demoliciones institucionales no ha insinuado siquiera la creación del estado 33 (La Laguna) ni el 34 (La Huasteca) ni el 35 (Caletano; producto de la escisión de Michoacán, Guerrero y Estado de México).

Se trata, simplemente, de una acción individual en una coyuntura política.

 

La última y nos vamos

Por lo demás, cuál es la prisa -o el exceso de confianza- si la Sala Superior todavía no se pronuncia sobre la impugnación de la reelección en Torreón, si bien la Sala Regional Monterrey encaminó la resolución el pasado 13 de septiembre al confirmar por unanimidad el resultado (26 mil 300 votos de diferencia) y la validez, como consta en el expediente SM-JRC-318/2024.

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