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Cien años de cuentos

Por Sylvia Georgina Estrada

Publicado el miércoles, 19 de abril del 2017 a las 09:05


Las historias tradicionales cobran vida gracias a una nueva edición.

Saltillo, Coahuila.- María Teresa Castelló Yturbide, mejor conocida como Pascuala Corona, fue la primera autora que publicó la colección A la Orilla del Viento, del Fondo de Cultura Económica, hace 25 años. Con El Pozo de los Ratones inició un trabajo editorial que marcó las letras infantiles de México, y justo en 2017 se celebra el centenario de su autora.

El trabajo de la escritora está marcado por el rescate de la tradición oral, oficio al que llegó desde muy pequeña gracias a las historias que le contaba su nana Pascuala Corona —de quien tomó su seudónimo— en la casa de su abuela en Morelia, Michoacán. En ese entorno fue donde surgieron las historias de brujas, coyotes, nahuales y demás seres que habitan en el folclor popular mexicano.

Para celebrar el aniversario de A la Orilla del Viento, se reeditó El Pozo de los Ratones en una edición bilingüe (español-náhualt), que cuenta con las ilustraciones de Daniel David Álvarez.

“Cuando me invitaron a participar en el libro me pareció muy interesante. Fue un reto porque no estaba acostumbrado a trabajar en este tipo de historias que vienen de la tradición oral. Este relato, El Pozo de los Ratones, tiene elementos muy específicos y una atmósfera y tono muy particulares, que pueden parecer muy sangrientos, oscuros y antes no había trabajado en ese tono, así que desde allí ya significaba todo un reto abordar ese trabajo de Pascuala”, señala el ilustrador en entrevista con Zócalo.

El libro es protagonizado por un príncipe convertido en sapo, una hechicera, un herrero y sus tres hijas. En el reino en que habitan estos seres variopintos existe un pozo de los ratones, en donde terminan los delincuentes del lugar.

Para dar vida a esta historia, Daniel utilizó el carboncillo y el color rojo para dar forma a imágenes inquietantes y sugerentes, que dialogan con el texto de la cuentista.

“Me siento afortunado por formar parte del trabajo de Pascuala, por la trayectoria y prestigio que ella tiene, pues dedicó toda su vida a recopilar estas historias. Me siento muy afortunado de retomar una de sus narraciones y en especial eso, que conmemora los 25 años de la Colección A la Orilla del Viento”.

Y si bien el texto tiene un tono fantástico que recuerda a los cuentos de los Hermanos Grimm o de Perrault, atrás del cuento existe un tono netamente mexicano que el ilustrador pone en evidencia a lo largo de las páginas.

“Este cuento tiene dos voces, una que es la presencia mexicana, y otra que tiene un toque europeo, que está representado por la estructura de la historia que es un cuento de hadas, tal cual. Por la parte mexicana hace referencias a la idiosincracia, al folclor del país. Así que, al abordar este texto, hice una propuesta tomando en cuenta esas dos voces, sobre todo inclinándome por la parte mexicana en donde la estética, los escenarios y los personajes tienen esta relación con el folclor de un pueblo. Así que dejé de lado la parte europea que habla de princesas, príncipes y reinos”, detalla.

Camino azaroso

Para Daniel David Álvarez el oficio de ilustrador no llegó en forma inmediata. Fue cuando se topó por primera vez con un álbum ilustrado que se dio cuenta de que eso era lo que deseaba hacer. La siguiente parte del proceso llegó cuando su primer libro, Bandada, ganó el Quinto Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado en el 2012.

“En mi caso la ilustración llegó en forma azarosa, porque yo no tenía mucha idea de qué era ilustrar o que incluso era un profesión. Fue después de la carrera que entré en contacto con los libros ilustrados y dije ‘quiero dedicarme a esto’.

“Antes de entrar en la universidad estudié en una escuela de iniciación artística, en donde teníamos dibujo y escultura. Cuando estudié Diseño la educación era completamente distinta, pero al salir de la universidad estas dos formaciones se complementaron. Desde mi punto de vista, la ilustración tiene que ver con una cuestión de lógica, con pensar qué quieres representar y también con las emociones que provocan las palabras”, considera.

Con un cuarto de siglo en los anaqueles mexicanos, la Colección A la Orilla del Viento ha sido un escaparate para escritores e ilustradores, pero Daniel considera que el oficio de ilustrador se remonta mucho tiempo atrás.

“Ha habido un boom desde hace varios años, se nota que hay más interés en los jóvenes por ingresar al ámbito de la ilustración. Creo que desde hace más de 25 años ya existía un interés por la ilustración, aunque no estaba muy definido. Pienso en el pintor mexicano Ricardo Martínez, que ya ilustraba cubiertas de libros para el FCE en los años 50 y así podemos retroceder mucho más. Es a partir de los 80 que empiezan a tener más identidad los ilustradores”, concluye.

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