Saltillo, Coah.- A lo largo de más de 20 años Alejandro Reyes-Valdés ha dedicado su vida a la música. 

Estudiante de la Escuela Superior de Música, se especializó en el piano, pero también en el acordeón; después, en 2013 fundó el Coro Vox Amoris, que paulatinamente evolucionaría a la Compañía de Ópera de Saltillo, empresa que a lo largo de esta década lo ha llevado a escenarios de la ciudad, como de Monterrey e incluso a pisar el Palacio de Bellas Artes.

Ese tiempo sobre las teclas, detrás de las voces y frente a los músicos en su faceta de director orquestal, es el que ayer se le reconoció con la entrega de la Presea Manuel Acuña, el más alto galardón que la ciudad otorga a los artistas.

En esta ocasión, Reyes-Valdés celebró esa “invitación a revisar mi liderazgo, mis objetivos y disciplina para ser digno de la custodia de este símbolo”, como dijo ayer en su discurso de aceptación de la estatuilla que replica a la victoria con las alas abiertas y triunfantes hacia el cielo.

Acompañado por el alcalde José María Fraustro; la directora del Instituto Municipal de Cultura, Leticia Rodarte y Pedro Moreno, nuevo director del Centro Cultural Vito Alessio Robles, el pianista de la Orquesta Filarmónica del Desierto, dedicó sus palabras a ahondar en su relación con la música, una que inició en 1997 y que se mantiene hasta la actualidad.

Además de agradecer a los artistas que lo acompañan con sus voces e instrumentos en cada presentación, como las que ha compartido con los tenores Andrea Boccelli y Plácido Domingo, momentos clave para entender la forma en que ha crecido el proyecto de la Compañía de Ópera de Saltillo.

Esta misma, en colaboración con la Orquesta ha presentado, además, libretos completos como La Traviata y La Flauta Mágica, clásicos del bel-canto.

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La cultura tiene a un digno representante de nuestros valores, de nuestra historia y de nuestro profundo amor por la creación artística, apuntó el Munícipe.

Agregó que su trabajo como intérprete, director y productor nos invita a explorar el mundo sonoro, no sólo como un placer estético, sino como una fuente de conocimiento y reflexión sobre lo que significa ser humanos.

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Con cada charla, con cada clase, nos ayuda a ver el arte no sólo con los ojos, sino también con el alma. Querido Alejandro, hoy estamos aquí para darte las gracias”, puntualizó Fraustro Siller.