Mucho nos ha costado a los mexicanos construir las instituciones que hoy tenemos, para que vengan individuos que destilan ambición y odio y pretendan destruir lo que no les conviene a ellos.

Lo dije antes y lo repito ahora, yo no voté por López Obrador por una sencilla razón: Un individuo que no cree en las instituciones no será capaz de respetarlas. Una persona que carga mucho odio en su interior no será capaz de conciliar.

Lo hemos observado ya.  El actual presidente no gobierna para todos, por el contrario, ha provocado polarización; señala a los que no piensan como él exponiéndolos a sufrir alguna agresión -como ya ha sucedido-.

Necesitamos recuperar nuestro México querido y no permitir sigan destruyendo nuestras instituciones.

Desde su creación como Instituto Federal Electoral, después modificado a Instituto Nacional Electoral, el órgano encargado de llevar a cabo las elecciones en nuestro país demostró ser confiable.  Y lo es, porque durante la jornada electoral, o sea, el día de la elección, quienes reciben a los votantes son los ciudadanos que se encuentran en las casillas.

Hombres y mujeres que dan su tiempo para cumplir con un deber ciudadano además de ganar experiencia y ser ejemplo para sus hijos y en ocasiones para sus nietos. 

El INE ha dado no sólo buenos, sino excelentes resultados, mostrando siempre el profesionalismo que lo caracteriza.

No creamos las patrañas que han inventado para justificar la desaparición del INE como por ejemplo que cuesta mucho organizar las elecciones.  Se habla de sueldos elevados de los Consejeros ¿acaso no ganan lo mismo que los Ministros de la Suprema Corte?  Conste, es
pregunta.

¿Cuánto nos han costado los caprichos del Presidente? Las “consultas” donde se invirtió una buena “lana” que bien pudo haber servido para tratamientos para los niños con cáncer.  O que me dicen de los proyectos absurdos que no dejan de ser caprichitos del inquilino de Palacio, de nuestro Palacio Nacional.

El IFE se creó a propuesta de los que hoy pretenden destruirlo porque ya no conviene a sus intereses, a sus propósitos que si bien se ve, son mezquinos porque pretenden “adueñarse” del Instituto y que deje de ser autónomo, para volver al pasado y las elecciones las “maneje” el gobierno.

El INE debe seguir siendo autónomo y debe seguir siendo nuestro, de los ciudadanos.  Que el Gobierno no meta las manos para nada.

Por eso debemos defenderlo de hipócritas que con engaños, difamaciones y maldad pretenden desaparecerlo para eternizarse en el poder.

Sí, eternizarse en un poder que obtuvieron en las urnas, en las elecciones que organizó el INE y que le dio su carta de ganador a López Obrador.

El Presidente y sus seguidores deben entender que el poder no es para siempre y la presidencia tampoco.  Por eso es importante usarlo adecuadamente.  Poder, significa servir y el beneficio debe llegar a todos, hayan o no votado por un personaje.

El país no se regala a quien gana una elección ni puede disponer de sus recursos a su antojo.  Aunque se trate del gobernante en turno, deberá cuidarlos no hacer mal uso de ellos.

Un gobernante es un político que debe asumir el rol que le corresponde por un tiempo determinado no pretender ser dueño y señor de todo.  Es un simple mortal, no es Dios.  Es un ciudadano a quien se le confiere el alto honor de servir a su patria, no es dueño de las
instituciones.

Y como no es dueño de nada, no tiene por qué pretender desaparecer al INE con la argucia de “ciertas modificaciones”. Una mentira más cuando la realidad es que desean apoderarse de las elecciones. 

La desaparición del INE sería un gran retroceso para el país, en material electoral, como lo sería también la eliminación de los libros de texto en las escuelas, para sustituirlos por otros, con nuevos programas e imposición de ideologías que nada tienen que ver con nuestro pueblo.  

Los mexicanos deseamos tener la certeza de elecciones confiables no manipuladas.  Y Queremos que se respete el derecho de la niñez mexicana para que reciba educación de calidad, que conozca nuestra Historia, que es muy bella.  Queremos niños felices no fanatizados.  Niños que aprendan a distinguir, a analizar, a comprender, sobre todo, que sepan amar y no a odiar a otros por no pensar como ellos.

Defendamos al INE; como ciudadana espero, deseo que NO se apruebe el disparate de supuesta reforma electoral.  Como madre y abuela, deseo de todo corazón que maestros y padres de familia se opongan a una nueva reforma educativa para modificar la mente de sus hijos y alumnos.

Ambas propuestas son una aberración y considero causarían un grave daño a México y a todos los mexicanos. Más daño del que ya se ha estado causando con el derroche de dinero, destrucción ambiental, inseguridad, ignorar a pacientes con cáncer y otras enfermedades, y más y más.  Es el momento para decir ¡YA BASTA!