“Yo a ti ni te ignoro”, solía decir Cantinflas a quien quería humillar de la manera más evidente, a aquellas personas que no merecían su interés. Así sucedió el domingo pasado en el Zócalo con los coordinadores parlamentarios y dirigentes de Morena, quienes prácticamente le dieron la espalda a la Presidenta cuando salió a la Plaza de la Constitución.
Al sentirse ignorada, optó por pasar de largo y seguir su paso al templete. ¿Por qué la Mandataria estaba y se advertía tan sola en esos momentos? Nunca se vio una comitiva por parte de la dirigencia de Morena que la recibiera, que la acompañara y que la guiara hasta el estrado.
Para colmo, ese domingo se veía particularmente delgada y frágil, no le quedaba el chongo, su pelo demasiado restirado y su vestido, desafortunadamente, no le favorecía.
Se veía tan sola, tan rebasada por esos momentos que parecían tan entusiastas por parte de miles de acarreados, pero que a la vez aturdían especialmente a los que se querían tomar la foto con Andy (Andrés Manuel López Beltrán), el único que se dio cuenta de la súbita aparición de Claudia Sheinbaum, de allí que intentara alcanzarla, pero para esos momentos la Presidenta ya estaba muy molesta.
Era evidente que sus correligionarios, quienes se han comportado estos días de forma ambigua, prefirieron la foto grupal que darle su lugar a su jefa, la Presidenta de la República Mexicana.
No, no se trató de un tema menor, como dijo Sheinbaum Pardo cuando le preguntaron a propósito del desaguisado. No, no estaban distraídos, estaban en su asunto, es decir, cada uno de ellos, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Luisa María Alcalde y Alejandro Esquer, junto con Carlos Puente, Manuel Velasco y Andy, se estaban luciendo, lo único que les importaba era que su presencia fuera notoria.
“Look at me”, parecían decir frente a esa multitud, con su actitud aparentemente desenfadada. Ellos sí que se veían contentos, porque estaban acompañados nada menos que del “futuro presidente de México”.
Era como una puesta en escena, ellos eran los protagonistas, y el rol de la Presidenta resultaba de menor importancia. Por ello, el comportamiento de los dirigentes de Morena enfureció tanto, y con justa razón, a la doctora Sheinbaum Pardo.
He allí un gesto más de machismo. Jamás le hubieran hecho ese desaire al expresidente López Obrador. Me imagino que, con esta escena, él ha de haber estado muy divertido y feliz por su hijo.
“Sheinbaum Pardo desestimó las críticas de sus opositores que, dijo, hablaron más del desaire, que del mensaje pronunciado” (Reforma). Con esta declaración está admitiendo que efectivamente hubo un desaire.
Confieso que por lo que a mí respecta, no hice caso de su mensaje; seguía muy decepcionada con la primera mujer presidenta de la República. Las vallas que obstaculizaron la manifestación del 8 de marzo, Día de la Mujer, en la Plaza de la Constitución, volvieron a irritarme de la misma forma en que lo hacían cuando el expresidente acostumbraba mandarlas colocar.
¿Por qué Sheinbaum, como la primera mujer Mandataria, no actuó de otra forma?, ¿no que “llegamos todas”? No es cierto, llegamos hasta donde nos permitieron llegar, es decir, a toparnos con las vallas.
Sí, sí estaba muy enojada por su falta de solidaridad hacia las mujeres. Pero todavía me enfureció muchísimo más el hallazgo del campo de exterminio y entrenamiento en un rancho en el estado de Jalisco.
¿Por qué con tan terrible espectáculo, con tantas muertes, hornos crematorios, huesos enterrados, montañas de ropa, de mochilas, zapatos y desaparecidos, no canceló el festejo de “acarreados” del Zócalo?
¿Qué no entiende la señora Presidenta que México está de luto? Tengo entendido que muchos de Morena pidieron eso.
“Ya no tienen nada, ya no saben ni qué criticar. No tiene nada la oposición hoy, la verdad. La verdad es que es increíble: que si se llamó al mitin, porque se llamó al mitin; si no se hubiera llamado al mitin, porque no se hubiera llamado al mitin. Que si se resolvió el problema, que no se resolvió”, dijo Sheinbaum en su “mañanera”.
Sin duda, Claudia Sheinbaum se siente muy acorralada, tanto por sus propios partidarios, como por la opinión pública. En este caso el dicho de Cantinflas “a ti ni te ignoro” no queda bien, porque desafortunadamente el pueblo de México no debe ni puede ignorar, para bien ni para mal, a la primera Presidenta de México.
Notas Relacionadas
Hace 1 hora
Hace 1 hora
Hace 1 hora
Más sobre esta sección Más en Nacional