Saltillo, Coah.-  Tras una longeva existencia en la que la actuación ocupó un lugar primordial, María Guadalupe Treviño Morales, conocida artísticamente como Lupina Soto fue despedida ayer con honores en el máximo recinto escénico de Saltillo, el teatro de la ciudad Fernando Soler, donde familiares, amigos, autoridades culturales y miembros del gremio escénico se dieron cita para dar el último adiós a quien fuera una indiscutible figura del teatro en la entidad. 

Cornelio Cepeda, director del Teatro de la Ciudad, fue el artífice del homenaje de cuerpo presente en el lobby del recinto, hecho que, según sus palabras, fue algo que se hizo “con el enorme gusto” de recibir a la artista “en su casa, el teatro”.

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Nosotros queríamos traerla (al teatro), pero tenía que ser una iniciativa de la familia y ellos estaban en una muy buena disposición, toda vez que era el último deseo de Lupina”, precisó Cepeda, para quien Soto, tras su partida “deja un referente importantísimo, ya que fue una persona que todo lo que la animó a hacer teatro fue todo ese gran amor que le tuvo”. 

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(Lupina) No fue una persona de estudios teatrales ni de artes escénicas, fue una persona de pasión, que el solo amor que le tuvo al escenario fue lo que hizo que ella lo abrazara con toda la pasión que todos los que la conocimos y vimos cómo se abocaba en cada puesta en escena en la que participaba, pues no nos quedaba otra que admirar esa enorme vitalidad, esa pasión que desplegaba”, agregó.

Por su parte la secretaria de Cultura, Ana Sofía García Camil, a través de un comunicado, lamentó el deceso de la actriz.   

“Se ha ido una actriz pilar del arte dramático en el estado, estamos ciertos de que vivió a plenitud su vida dentro del quehacer teatral que era su pasión. Lamentamos su deceso y extendemos nuestras condolencias a su familia y amigos”. 

Ejemplo de vida 

La actriz y directora Diana Vela, nieta de la fallecida artista, relata que fue su abuela quien la hizo amar el teatro, luego de que la metiera, cuando tenía apenas 8 años, a estudiar con el ya también desaparecido Nati Molina. Juntas, abuela y nieta compartieron escena en múltiples montajes, como El Pájaro Azul, Fuegos Truncos, Bodas de Sangre, por mencionar algunos. 

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Mi abuela me enseñó a amar el escenario hasta el final, a ser una actriz disciplinada, porque ella siempre pensó que el arte es una disciplina en la que debe creerse y amarse hasta que Dios te lleve. Ella soñaba con seguir en las tablas; de hecho en su último homenaje todavía lo comentó, pero Dios le dio la oportunidad de estar más de 50 años haciendo teatro, hacer más de 60 obras, fotonovela, documental, cine. Dios le dio una carrera muy fructífera y el día de hoy se nos va nuestra década del teatro local. Yo, como su familia, te puedo decir que es mi mayor orgullo, mi inspiración”.

Vela compartió que actualmente tiene en escena la obra El Teatro Mata, una adaptación del texto de Edeberto “Pilo” Galindo, con el que la saltillense realiza un homenaje a su abuela y a cuatro directores locales, también ya fallecidos: Alejandro Santiex, Jesús Vadés, Nati Molina y Leti Villalobos. 

Con este montaje, Vela viajará la próxima semana a los estados de Morelia y Guerrero para ser parte de un encuentro nacional de teatro.

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Sé que mi abuela, donde quiera que esté, está feliz de que yo siga trabajando en lo que ella más amó”. 

Por su parte, Rafael Hernández, coordinador de Actividades Artísticas del Instituto Municipal de Cultura de Saltillo (IMCS), externó que la muerte de Soto representa “una pérdida muy grande para la historia del teatro”, ya que por su longeva carrera poseía un robusto anecdotario sobre el quehacer teatral que sin duda resultaría muy revelador como referente histórico y cultural.

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Ella me hablaba por teléfono de repente y nos poníamos a platicar”, relata Hernández, “te estoy hablando de hace unos seis meses, antes de que se pusiera malita, y me platicaba cada cosa de las historias del teatro. Eso ya no lo vamos a poder tener. Aparte de eso, perdemos a una figura del teatro coahuilense que nos dejó muchas experiencias en numerosos escenarios, que nos deja una gran herencia. 

El actor y director refiere que compartió escena con Lupina en Varón del Nuevo Mundo, El Buscador de su Ombligo (obras escritas por Armín Gómez Barrios) y el año pasado lo buscó para solicitarle que dirigiera un montaje infantil escrito por ella. 

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Yo le decía: ‘sí Lupina, nomás déjame liberarme de los tiempos y estas cosas…’. Ella todavía traía mucho ímpetu, (aunque) tenía 103 años. Me decía ‘mira, yo aquí tengo unos vestuarios’, que ‘la escenografía es así’ y que ‘la obra trata de esto’, aquello otro, ‘se me hace que tú vas a hacer una buena puesta en escena’; le digo ‘sí, sí Lupina, por mí encantado’”, recuerda. 

Asimismo, Hernández precisó que recurrió a ella para un papel en la película Universidad Universo, aunque fue todo un reto convencerla de aceptar, ya que se sentía limitada por sus problemas físicos, propios de su avanzada edad, pero tras insistirle mucho, la convenció. “Nomás porque eres tú, pero yo ya no hago nada”, le dijo. 

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Afortunadamente aceptó, fue –yo creo– el último trabajo que hizo con Homero Craig, en el papel de la mamá de Gabriel Rodríguez, una escena muy bonita, muy tierna, y lo más maravilloso es que tuvimos que ponerle un apuntador porque pues, lógicamente, ella ya no oía ni memorizaba. Mi esposa se fue para afuera y desde allá le daba las líneas, pero se las daba planas y ella le dio una intención con un tono como en sus mejores tiempos”, abundó. 

Honrarán su memoria  

El artista nigropetense Juan Antonio Villarreal, expresa que ha perdido “en primera instancia a una amiga” y una innegable figura de la escena saltillense por cuya muerte “hay tristeza, porque es un ser humano, una amiga que desaparece, una actriz menos a quien recurrir.

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La conocí cuando llegué aquí a Saltillo y nos tocó trabajar juntos en el escenario. Fue una mujer que hizo el teatro que le correspondió y que estuvo vigente hasta su última posibilidad. Creo que es triste, pero justa su partida, pues llegó un momento que, tal vez, ella dijo que ya hasta aquí era posible”. 

Por último, Leticia Rodarte, directora del IMCS, externó que la partida de la actriz es motivo de tristeza porque duele la despedida física, pero considera que Soto deja un gran legado, hecho que debería poner feliz al gremio artístico. 

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Ella vivió lo que tenía que vivir, es más, vivió muchos años. Todo ese trabajo que ella realizó para nosotros es muy gratificante y nos quedamos con esa parte, con el legado que ella nos deja, con la parte de saber que fue una mujer apasionada, férrea, responsable y disciplinada para poder hacer crecer el teatro en Saltillo, que –siempre lo he dicho yo– destaca por ser una ciudad con mucha actividad teatral, y creo que Lupina fue un gran pilar para que esta actividad se fuera poco a poco desarrollando y consolidando”, 

Rodarte compartió que el IMCS decidió, apenas se enteró del deceso de la histrión, realizar una serie de actividades que serán calendarizadas el mes entrante, con el fin de honrar la memoria de la tan querida e inolvidable actriz. 

Entregada al arte  

-Lupina inició su carrera actoral en 1961 con la puesta en escena de La Vida Privada de Mamá.

-Gracias a su talento, obtuvo una beca para estudiar teatro en el INBA, bajo la dirección de la maestra Lourdes Valdés.

-Continuó su carrera con obras como Mordaza, Medio Pelo y Señoritas a Disgusto, entre otras.

-La maestra Carmen Aguirre de Fuentes la invitó a participar en la obra La Casa de Bernarda de Alba, donde hizo el papel de una sirvienta.

-La última obra que llevó a escena fue La Barca sin Pescador, de Alejandro Casona, en 2004, y posteriormente se retiró de los escenarios.

-Continuó su pasión por las artes y escribió el libro Lo que mi Abuelita me Enseñaba, que contiene 14 cuentos, así como la novela El Hombre del Soto, que habla de las enseñanzas que Lupina recibió de su mamá, quien le platicaba anécdotas de antaño.

-El 20 de marzo de 2019, el Centro Mexicano de Teatro de la Unesco la reconoció con la Presea Pilar del Teatro, por su trayectoria como actriz y dramaturga