“Todos y todas tenemos discapacidades, nada más que algunas son más visibles que las otras…”.
Adriana Landeros
Ayer me convertí en madrina del Teletón. Hacía muchos años que no regresaba al CRIT del Estado de México. Desde la entrada del amplísimo vestíbulo del maravilloso inmueble diseñado por el arquitecto Javier Sordo Madaleno, lleno de colores, especialmente el amarillo, percibí una atmósfera sumamente cálida, era como una ola de alegría y de hermandad que me daba la bienvenida. En el piso estaban dibujadas unas vías de un tren. “Es el camino de la ilusión”, me dijo el director general, Jardiel Quintal, acompañado por Javier Zorrilla, director médico. Todo se veía impecable, luminoso, a pesar de la lluvia y del cielo gris. Las madres que esperaban su turno, sentadas en cómodos sillones, con su respectivo hijo o hija en silla de ruedas, se veían tranquilas, como si estuvieran descansando en la estancia de su casa. En muchos casos este se ha convertido en su hogar, y no obstante la distancia y la dificultad para llegar, las mamás (muchas de ellas solteras) no faltan a la cita. Asisten con alegría y satisfacción porque han visto los progresos de su niño o niña con alguna discapacidad que tuvieron al nacer o debido a un accidente. Qué ganas de saludarlas y felicitarlas personalmente por su tenacidad, perseverancia y amor. Qué agradecidas se han de sentir con el Teletón, el cual cumple este sábado 28 años.
Mientras Adriana Landeros, directora del coro infantil del Teletón, y yo nos encaminábamos hacia la zona del Centro de Rehabilitación Robótica, me comentaba: “Mi mente no habría podido concebir esto: 27 centros en operación, un hospital oncológico infantil de clase mundial, casi un millón de niñas, niños y adolescentes atendidos; 28 años de historia. Una historia tan larga que ya hay papás y mamás que tienen la misma edad que Teletón. Los niños de entonces… hoy comparten esta causa con sus propios hijos.
“Porque no solo ha acompañado a una generación. La ha formado. La ha inspirado. La ha transformado. Y hoy, esa generación crece, trabaja y dona… porque sabe lo que significa ser parte. Ahora, nos toca imaginar lo que podemos lograr en los próximos 28 años”.
Veo a un niño de ocho años llamado Onésimo hacer su terapia frente a un videojuego. Está muy atento a una realidad virtual. Y qué decir del equipo llamado “Moon Walker”, el más nuevo y único de Latinoamérica. En su pantalla se muestran ¡¡¡juegos de obstáculos!!!
Paola Neme es mamá de Mateo, quien sufrió un infarto al año y medio. Viene al CRIT cada 15 días desde que Mateo tiene dos años. Ahora su hijo de ocho puede mover la mano derecha y habla hasta por los codos.
¡¡¡Viva la tecnología, la inteligencia artificial y los 196 colaboradores, entre médicos, terapeutas, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeras!!! Además del voluntariado de 120 personas. ¡¡¡Y viva Fernando Landeros, presidente del Teletón!!!
Cuántas sorpresas me esperaban aún de mi visita al CRIT, rodeado por cuatro jardines cuyo pasto parecía una alfombra verde, bien cortadito, al igual que los árboles.
-Ven, ahora vamos a “la Casita” -me dijo Adriana toda entusiasta. En efecto, llegamos a una pequeña casa toda equipada para que los niños y niñas aprendan a independizarse. La cocina tiene refri, despensa y hasta una estufita. Me encantó la recámara con su cama individual, igualita a la de la famosísima pintura de Van Gogh, “El dormitorio de Arlés”.
-Lo que más se les dificulta a los niños es movilizarse desde su silla de ruedas hacia la cama. En “la Casita” lo aprenden muy bien. Según el estado tenemos que adaptarnos a sus costumbres. Por ejemplo, en Yucatán, la mayoría duerme en hamacas. Es otro procedimiento igual de difícil que si durmieran en una cama, pero sí lo logran -me comenta el director del CRIT, Jardiel Quintal.
No, no me quería ir, quería quedarme y nadar en el enorme tanque terapéutico, con agua calientita.
Cuando me despedí de mis guías les prometí que el sábado que viene les rogaría a mis seguidores de mis redes que donaran y donaran, desde 10 pesos hasta 10 mil, para ayudar a miles de niños y niñas mexicanos para que sigan “el camino de la ilusión” y puedan salir adelante como lo han hecho Mateo y Onésimo. Basta que depositen a la cuenta Fundación Teletón, AC. Banco Banamex 0021 800 321 0009 9991. Recuerden que Teletón es lo único que funciona en México.
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