Internacional
Publicado el martes, 24 de junio del 2025 a las 17:10
Washington, EE. UU.- Un ataque de Estados Unidos el pasado sábado contra tres instalaciones nucleares iraníes, bautizado como ‘Midnight Hammer’ (Martillo de Medianoche), no las destruyó y solo retrasó el programa nuclear del país “unos meses”, según un informe de inteligencia estadounidense filtrado a la prensa. Sin embargo, las autoridades de Washington han desmentido categóricamente esta información, insistiendo en el éxito rotundo de la operación.
El informe, del que se hizo eco The New York Times, sugiere que antes de la ofensiva contra las instalaciones de Isfahán, Natanz y Fordó, las agencias de inteligencia estimaban que a Irán le tomaría aproximadamente tres meses fabricar una bomba nuclear. Tras el ataque, la evaluación de la agencia del Departamento de Inteligencia eleva este plazo a “menos de seis meses”.
Esta evaluación inicial de los daños contrastaría con las declaraciones del entonces presidente Donald Trump, quien había afirmado que las capacidades nucleares de Irán habían quedado eliminadas, sugiriendo que tales afirmaciones serían exageradas.
El documento de cinco páginas, que solo avanza conclusiones preliminares pendientes de un análisis más profundo, añade que los bombardeos solo destruyeron una pequeña parte del material nuclear. Esto se debería a que la mayoría de las reservas iraníes de uranio enriquecido habrían sido trasladadas antes de la ofensiva.
El informe dejaría claro que las instalaciones no sufrieron tantos daños como algunos funcionarios de la Administración Trump esperaban. Además, señala que Irán conservaría el control de casi todo su material nuclear, lo que implicaría que, si decidiera fabricar un arma nuclear, aún podría hacerlo con relativa rapidez. CNN, por su parte, destacó que esta primera evaluación se basó en la revisión efectuada por el Comando Central de Estados Unidos (Centcom) tras el ataque.
A raíz de la información difundida por ambos medios, tanto el secretario de Defensa, Pete Hegseth, como la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, salieron a desmentir los datos.
“Basándonos en todo lo que hemos visto -y lo he visto todo-, nuestra campaña de bombardeos anuló la capacidad de Irán para crear armas nucleares. Nuestras enormes bombas impactaron exactamente en el punto preciso de cada objetivo y funcionaron a la perfección”, afirmó Hegseth en una declaración escrita, calificando cualquier otra versión como un intento de “socavar al presidente y el éxito de la misión”.
La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, coincidió en que el documento en cuestión es “completamente erróneo” y lo describió como una filtración “clasificada como ‘alto secreto'” realizada por un “desconocido anónimo de bajo nivel en la comunidad de inteligencia”. Según Leavitt, esta filtración es un “claro intento de denigrar” a Trump y “desacreditar a los valientes pilotos de combate que llevaron a cabo una misión impecablemente ejecutada para aniquilar el programa nuclear iraní”.
“Todos sabemos lo que ocurre cuando se lanzan catorce bombas de 13.600 kilos con precisión sobre sus objetivos: aniquilación total”, concluyó Leavitt.
La ofensiva estadounidense, que marcó la entrada de Washington en el conflicto entre Israel e Irán, involucró a 125 aeronaves, incluyendo siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aeronaves de reconocimiento y cazas. En total, se emplearon 75 bombas y misiles.
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