Por: Joel Martínez
Además de la Reserva Federal, el otro banco central que por ahora influye de manera contundente, es el Banco de Japón (BoJ).
Dentro de nuestra interpretación, la política monetaria del BoJ es uno de los factores principales que mantiene fuertemente sobrevaluado al peso mexicano, con todo el daño que esto causa a las empresas exportadoras y a las finanzas públicas.
Básicamente la combinación de tasas extremadamente bajas en Japón ha permitido saldos muy altos en arbitrajes yen-peso en el mercado cambiario mexicano, que han contribuido a que el tipo de cambio caiga de manera irracional.
Esto puede suceder porque el peso mexicano es la moneda emergente más líquida, ya que cotiza las 24 horas, los siete días al año.
El modelo de crecimiento de la economía de Japón ha estado basado desde principios de 1990 en el subsidio a las exportaciones con tasas muy bajas y una moneda subvaluada, es decir, fuertemente depreciada, sin relación con su cuenta externa.
Cuando las exportaciones, que llaman netas, son mayores a las importaciones, generan fuertes superávits comerciales y aportaciones de valor agregado para el crecimiento de su economía.
Este esquema llevado al exceso es el que sigue China, con el cual busca apropiarse del mercado mundial de automóviles, entre otros productos manufacturados.
Hasta antes de junio de 2024, el BoJ tenía tasas de referencia negativas y controlaba el nivel de la tasa de 10 años (YCC, por sus siglas en inglés), lo que implicaba una amplia inyección de liquidez o Quantitative Easing (QE), infinito que debilitaba su moneda.
Ese mecanismo permitió que el tipo de cambio en México llegara hasta 16.26 pesos por dólar el 9 de abril de 2024.
A partir de marzo, pero sobre todo desde junio de 2024, empezó una primera ola de desmantelamiento de este esquema monetario y cambiario en Japón (una explicación clara de lo que fue esta primera ola la describo En el Dinero del 3 de octubre de 2024: Tipo de cambio y Banco de Japón).
El BoJ abandonó la tasa de referencia negativa y el control de la tasa de 10 años.
El giro del BoJ empujó un rally alcista del tipo de cambio de 16.52 pesos por dólar en mayo de 2024, a 21.28 en febrero de 2025.
Sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo y con la llegada de la era del trumpismo y sus aranceles, el Gobierno y el banco central de Japón han abandonado su vocación de liberalización.
La tasa de referencia la ha dejado el BoJ en apenas 0.50% desde el 25 de enero de 2025 y el Gobierno sigue planteando programas de fuertes estímulos fiscales y permiten depreciar su moneda, subvaluarla.
Sólo que ahora las condiciones macroeconómicas y las presiones del Gobierno de Estados Unidos lo están acorralando.
Según el FMI, el coeficiente de su deuda pública a PIB es de ¡135 por ciento!
La inflación general subió a 2.8% anual en octubre, desde el 2.5 del mes anterior.
Igual, y coincidentemente, la medición subyacente escaló a 2.8% en octubre, desde el 2.5 de septiembre.
Las dos están por encima del objetivo de 2% del Banco de Japón.
La presión al BoJ por parte del mercado de bonos es implacable, ya alcanza tasas históricamente altas:
1.07% la de dos años, la más alta desde julio de 2007.
1.96% la de 10 años, el pico desde septiembre de 2000.
2.95% la de 20 años, la más alta al menos desde 2000.
3.43% la de 30 años, igual el pico al menos desde 2000.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos ha venido presionando para que Japón abandone su esquema de subsidios monetarios, cambiarios y fiscales.
La presión ha escalado hasta que ahora el mercado tiene las expectativas de que el BoJ subirá su tasa de referencia al 1% en su comunicado del 19 de diciembre.
Es fundamental que las tasas del BoJ sean realistas para que puedan terminar con las distorsiones cambiarias.
El yen japonés tiene un fair value de 130 a 140 yenes por dólar, mientras que en el del tipo de cambio en México es de 22.50 pesos por dólar.
La existencia de mayor libertad en la fijación de las tasas de referencia permitirá monedas con precios mucho más realistas.
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