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Coahuila

El compromiso que nos define (profesionalmente)

Por Irene Spigno

Hace 1 mes

Querida persona lectora, en reiteradas ocasiones, en este mismo espacio, hablamos de la responsabilidad que cada persona tiene con sus propios sueños. Podemos conseguir todo lo que queremos y deseamos en esta vida, siempre y cuando nos comprometamos con ello.

¿Qué significa “comprometernos con nuestros sueños”? Para mí, esto significa dedicarnos a lo que queremos con amor, esfuerzo y disciplina.

Quizá, cuando hablamos de sueños, pensamos en algo muy grande y difícil de alcanzar, y no pensamos que el camino hacia ellos es algo que se construye poco a poco, paso tras paso.

Cada día que vivimos es un ladrillo más en la construcción de nuestros sueños, y si no nos comprometemos cada día de nuestra vida con ellos, ¿cómo podemos pretender llegar a alcanzarlos?

Todas las personas invertimos una parte importante de nuestras jornadas, sea en nuestra educación y formación, sea en nuestra actividad profesional.

La recomendación que siempre doy cuando me piden algún consejo sobre qué carrera estudiar, qué tesis escribir o qué trabajo elegir, es siempre la misma: “Escojan algo que los haga enamorar, algo que les apasione de verdad”. Porque es mucho más sencillo comprometernos con algo que amamos.

Estudiar, formarse y trabajar es un compromiso que asumimos no sólo frente a la sociedad en la que vivimos, sino principalmente con nosotros mismos. Quizá podemos equivocarnos al elegir una carrera.

Esto puede pasar. O incluso podemos equivocarnos en la elección del trabajo que queremos hacer.

En este caso, es más fácil sentirnos a disgusto o incómodos, porque muchas veces se necesita trabajar y consideramos que elegir el trabajo de los sueños es un privilegio que pocas personas pueden permitirse.

En lo personal, creo que (salvo algunas situaciones muy específicas) esta perspectiva puede ser una creencia limitante: muchas veces, cuando no nos sentimos a gusto en un espacio laboral, no buscamos otras oportunidades o incluso las rechazamos porque nos requieren un esfuerzo mayor y no estamos dispuestos a darlo.

En estas situaciones, lo único que estamos haciendo es cerrarles la puerta a nuestros sueños, porque en realidad estamos tomando la decisión de no comprometernos con ellos, ya que requieren mucho esfuerzo.

Nosotros decidimos qué compromiso asumimos con todo lo que hacemos en nuestra vida diaria. En otra ocasión hablaremos del compromiso que dedicamos a nuestras relaciones personales.

Hoy quisiera ahondar más en el compromiso que cada uno de nosotros asume con su espacio profesional.

Hay personas que, en su trabajo, ponen el mínimo esfuerzo requerido para conseguir su sueldo: por ejemplo, no tienen ninguna iniciativa más allá de lo que de manera explícita se les pide o, peor aún, aducen permanentemente varios tipos de excusas para justificar el incumplimiento incluso de sus responsabilidades básicas.

Son personas concentradas en sus intereses personales que simplemente exigen recibir algo sin dar nada a cambio o dando lo mínimo.

Hay también quienes asumen actitudes e iniciativas que van en contra de la visión de su lugar de trabajo, llegando incluso a poder afectar los objetivos que institucionalmente se persiguen.

Quizá estas personas lo hacen de manera inconsciente, sin pensar en las consecuencias de sus acciones, o a veces de manera consciente, para tratar de posicionarse más o por simples cuestiones de luchas de egos y de poder.

En ambos casos, aunque con características distintas, se trata de personas que sólo tienen un compromiso consigo mismas y se aprovechan de las oportunidades que reciben sin asumir un verdadero compromiso hacia ellas, sino que solamente exigen recibir algo.

Y finalmente, hay personas “con la camiseta bien puesta” que, con profundo agradecimiento y amor, reciben las oportunidades que la vida les ofrece y se comprometen con ellas para su mayor crecimiento.

No sólo reciben, sino que también aportan algo que va más allá de lo que estarían obligadas a dar.

Tanto el compromiso que asumimos como la falta de este es lo que nos define como personas.

 

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