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Coahuila

El corresponsal de ‘El Faro’ en Saltillo, Aarón Sáenz Garza

Por Rodolfo Villarreal Ríos

Hace 2 años

Este escribidor es aficionado a escaparse para dar recorridos en el túnel del tiempo y sumergirse en las publicaciones, de todo tipo, que a través de los años han aparecido tanto en los Estados Unidos de América como en México. Lo maravilloso de esas visitas es que, aun cuando tengamos bien definido el objetivo de nuestra búsqueda, siempre terminamos por encontrar algo más que nos proporciona información que ni siquiera nos imaginábamos.  

En el proceso de acopiar información para otro asunto que nada tiene que ver con nuestros escritos semanales, de pronto, nos apareció una nota firmada por Aarón Sáenz Garza. El nombre para nada nos es desconocido. Desde muchísimo antes de inmiscuirnos en esto de la historia, conocíamos acerca del personaje. Permítanos platicarle al respecto. Durante la infancia, escuchábamos a la abuela Marcelina Martínez Gallardo repetir constantemente que el abuelo Rafael Villarreal Guerra había tenido, durante su estancia en Monterrey, un amigo con ese nombre. El chamaco de entonces, preguntón como era, primero quiso saber de quien se trataba y lo único que le dijeron era que, gracias a él, Agapito, hermano de la abuela, había salvado la vida. La historia era que este, tras de ser uno de los fundadores del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en Coahuila,  hay por ahí una foto al respecto en donde aparece él junto con el profesor Federico Berrueto Ramón, don Francisco Saracho y varios más, vaya usted a saber que bicho le picó y acabó convertido en seguidor del entonces gigoló-cobarde, después nazi-sinarquista, José Vasconcelos, y se declaró enemigo del gobierno hasta que lo tomaron preso y su futuro lucía como que tendría tiempo de sobra para la meditación y el descanso alejado de la  luz solar. El abuelo, ferrocarrilero entonces y miembro del sindicato del gremio, solicitó el apoyo de sus compañeros y los convenció para ir a ver al gobernador de Nuevo León, Saénz Garza, para pedirle que intercediera y salvara al pariente afiebrado. Sin que nunca supiéramos los detalles, el abuelo, no era dado a farolear sus acciones de apoyo, logró la intervención del mandatario neolonés quien intercedió para que liberaran a su hermano político quien nunca le agradeció el gesto, mientras que la abuela siempre se refería de manera encomiable respecto a Sáenz Garza, una figura que nuestra ignorancia infantil no dimensionaba. Dejemos este preámbulo y continuemos.

Quienes andamos en esto de hurgar en la historia del México revolucionario conocemos acerca del papel importante que el general y licenciado Aarón Sáenz Garza tuvo como combatiente y funcionario al lado del general y presidente Álvaro Obregón Salido, así como la figura destacada que fue durante el gobierno del estadista Plutarco Elías Calles Campuzano y de como se quedó en los umbrales de convertirse, en 1929, en el primer candidato presidencial del PNR. O bien su paso, como ya mencionamos, por el gobierno de Nuevo León y posteriormente incursionar con mucho éxito en el mundo de los negocios. Lo que poco se menciona es que previo a incorporarse a la lucha armada, fue corresponsal en Saltillo de un semanario religioso de noticias y variedades editado, en la Ciudad de México, por la iglesia presbiteriana, El Faro. Esta publicación, nació el 1 de enero de 1885, y era elaborada inicialmente por Enrique C. Thompson, J. Milton Green y el profesor Pedro Aguirre.  Veamos cómo se da esto.

Si bien Sáenz Garza era oriundo de Nuevo León, en aquellos tiempos el nivel educativo en la capital coahuilense era de excelencia y allá se fue a estudiar. En ese contexto, nos encontramos lo publicado, el 2 de junio de 1909, en el Periódico Oficial del Estado Libre y Soberano de Coahuila de Zaragoza. En la primera plana, la secretaría de la Escuela Secundaria Juan Antonio De La Fuente, de esa manera esta escrito en el original,  daba a conocer “la distribución de tiempo para los exámenes ordinarios de fin del año escolar 1908-1909 de los cursos preparatorios.”  Se indicaba cuales serían los exámenes escritos y quienes presentarían los exámenes orales entre el 7 y el 14 de junio. Los nombres de dos de los alumnos nos llamaron la atención.  Uno de ellos, acaba de cumplir los 19 años, presentaría las valoraciones correspondientes al 2º curso de francés, química, 2º curso de inglés, geografía general, botánica, anatomía y fisiología humanas, y zoología, su nombre era Manuel Pérez Treviño quien, con el andar del tiempo, habría de convertirse en el coahuilense más distinguido del México posrevolucionario. El otro joven quien sería evaluado en sus conocimientos correspondientes al 2º curso de inglés, 2º curso de lengua nacional, física, y el 2º curso de francés estaba recién estrenado en los 18 años y respondía al apelativo de Aarón Saenz Garza. Seguramente, en ese momento, ninguno de los dos imaginaba que habrian de quedarse a un paso de ser presidente de Mexico, pero eso es un asunto para otra ocasión.  

Sáenz Garza, entonces un joven preparatoriano, provenía de una familia presbiteriana y en ese contexto era su comportamiento mientras enviaba sus escritos a El Faro, revisemos el contenido de cuatro de ellos. 

En el primero, aparecido el 15 de septiembre de 1908, se publicaba una síntesis del discurso que, el 26 de julio, bajo el titulo “La Sociedad y el Éxito,” Saénz Garza pronunciara en el “Culto de Consagración de la Sociedad Juvenil de Esfuerzo Cristiano de la Iglesia Presbiteriana en Saltillo.” Bajo la premisa de que nosotros, no practicantes de religión alguna, somos respetuosos de como cada uno considere conveniente llevar su relación con El Gran Arquitecto, reproduciremos algunos párrafos de aquella pieza cuyo objetivo era plantear una forma para ganar adeptos hacia esa interpretación de los asuntos de la fe. A los diecisiete años, quien en el futuro sería diplomático y, después, responsable de la política exterior del país planteaba que “…la práctica nos ha demostrado que, para el éxito completo de nuestra Sociedad, hay un medio importantísimo, ese medio es, la cortesía. Se nos enseña que cortesía es la demostración con que se manifiesta atención, respeto o afecto que tiene una persona a otra; es una regla de urbanidad.” Tras de indicar que la cortesía podía ser utilizada en formas diversas, invocaba a la Biblia como su fuente de enseñanza respecto a como ser corteses y el uso del lenguaje.  En ese contexto citaba que “todo animal y ave han sido domados, más la lengua ningún hombre puede domar. ¡Cuán difícil es la cortesía en el lenguaje! Cualquier palabra de amabilidad produce buen efecto; pero aquellas en que falta la cortesía es como fuego. Igualmente nos enseña que debemos usarla con nuestros enemigos; como la Urbanidad nos prescribe la necesidad de esa virtud en nuestra correspondencia, así en los salidos y por último con los Gobernantes.” Pero lo que al joven neolonés le interesaba entonces era ver como a partir de utilizar la cortesía era factible ganar adeptos para su causa religiosa.  

Apuntaba que comportarse de manera cortes era muy importante “porque disimula los defectos ajenos… si estamos con una persona y encontramos en su conversación algunos defectos y en vez de mostrar desprecio o enfado, seguimos prestando atención a nuestro interlocutor, hemos usado cortesía y no   nos presentaran como mal educados.” Pero lo que a él le interesaba era que cuando alguna persona se acercara a esa organización religiosa y se le diera algún tema para que lo desarrollara, aun cuando no lo hiciera correctamente se le tratara con comedimiento ya que de eso dependía que continuara o no acudiendo a los servicios que ahí se ofrecían. En igual forma, indicaba que la cortesía atrae la atención ya que aun cuando lo que se estuviera hablando no necesariamente fuera de gran trascendencia si se presta atención es una muestra de cortesía. También apuntaba que “la cortesía infunde cariño y respeto entre las personas…. Si en vez de ponernos atentos a los malos vocablos que usa, o a recortar, como se dice comúnmente, le demostramos por nuestra cortesía nuestro agradecimiento, dándole ánimo y esforzándolo a seguir con resignación y sin temor el sendero que se ha propuesto nace entre ambos el cariño, infunde respeto, por el solo hecho de haberse portado como lo requiere una delicada educación.” Eso decía escribía don Aarón, pero en términos comunes era, como se decía en el pretérito, simplemente “darle el avión” a alguien. Sin embargo, para el joven de 1908 lo importante era utilizar la cortesía ya que era “un poderoso imán para atraer nuevos miembros a nuestra Sociedad” A los socios nuevos debería de tratárseles bien para que no se desanimaran y continuaran asistiendo a las sesiones religiosas. De manera similar, enfatizaba que la cortesía “estimulaba a las personas tímidas” que dudaban si deberían o no pasar a formar parte de esa Sociedad, si se les trataba correctamente habrían asegurado un miembro más. Para cerrar, asentaba que “por la cortesía demostramos afecto a las demás personas” ya fuera mediante el uso de un lenguaje cuidadoso o bien por un comportamiento correcto los cuales eran factores que “guardan en nuestra memoria a esos seres que con el tiempo llegan a identificarse…” Ni duda cabe, desde su adolescencia ya se apuntaban las dotes diplomáticas del autor de la pieza. Pero a la par, estaba interesado en ocupar cargos directivos.

El 9 de marzo de 1909, informaba que la Sociedad del Esfuerzo Cristiano de la Iglesia Presbiteriana en Saltillo, se había reunido el 28 de febrero para elegir a su nueva mesa directiva que quedó integrada por Moisés T. Sáenz Garza como presidente; profesor José María Ávila como vicepresidente; Aarón Sáenz Garza como secretario; y, profesora Amalia Euresti como tesorera. La organización contaba con “40 miembros activos y algunos asociados formando una falange de jóvenes esforzadores que serán un factor importante a nuestra Iglesia.” Asimismo, informaba que “la clase superior de las Sritas. del Colegio Presbiteriano han ingresado a la Sociedad, de las que esperamos una valiosísima ayuda.” 

El tercero de los artículos que encontramos, elaborado en julio de 1910, versaba sobre una nota luctuosa acerca de uno de los religiosos protestantes, el doctor Thomas F. Wallace quien falleciera el 22 de julio de 1910. Esta persona se estableció en México desde 1878, primero en Zacatecas y, a partir de 1898, residió en Saltillo en donde efectuó su labor pastoral, misma que según la narrativa de Sáenz, y otras por ahí, fue muy destacada. En ese sentido, Sáenz mostraba el aprecio que sentía hacia Wallace cuando anotaba “sus miradas nunca volverán a detenerse en mí, sus consejos no los escuchará ya mi alma, su dulce y amorosa presencia no volverá a infundir ánimo en la azarosa senda de la vida, pero su alma…seguirá en pos de la nuestra.” Tras de ello, expresaba el pesar que le traía aquella partida para posteriormente narrar lo acontecido durante el servicio religioso en honor de Wallace. Describía como el reverendo Carlos Petrán planteó, a grandes rasgos, la biografía de Wallace; Amelia Euresti leyó una alocución muy sentida; “el reverendo H. Pure habló sobre la vida e influencia que ejerció el Dr….relató cosas para nosotros ignoradas. Por una circunstancia accidental no pudo hablar el Sr. Juan Sáenz Garza, pues se vio obligado a abandonar ese lugar en momentos en que debió hacerlo. El Sr. Guadalupe López ocupó la palabra para tributar el último homenaje al Dr., que en vida fue bienhechor de muchos. Las señoritas de la Escuela Presbiteriana cantaron sentidos himnos a su memoria. Por último, [el cónsul de los EUA en Saltillo, John] R. Sullivan a nombre de la familia Wallace y por sentimientos de patriotismo… manifestó su satisfacción y agradecimiento por la prueba tan elocuente de amor y simpatía y en sus sentidas frases se expresó admirablemente del Dr. Así se conmemoro esta triste fecha, cuyo lúgubre acontecimiento forma una pagina negra en la historia del Evangelio en México.” Pero Sáenz Garza no solamente era capaz de escribir disgregaciones filosóficas, reportar notas electorales o noticias tristes, su pluma, también, incursionó en la crónica de sociales.

El 9 de septiembre de 1910, el Faro publicaba una nota titulada “Simpática nota social en Saltillo, Coahuila.” En ella, Sainz Garza, a finales de agosto, escribía: “En elegantes y atentas invitaciones, que oportunamente circularon, se nos anunció el enlace matrimonial de la Srita. Amalia Euresti con el Señor José Gutiérrez para el dia 29 del que cursa, siendo la ceremonia religiosa, en el Templo Presbiteriano y la civil en la casa de la desposada. A las 8:30 pm se verificó la primera.” Como muestra de no desconocer las florituras propias del lenguaje para describir ese tipo de eventos, mencionaba como “en el templo había derroche de hermosura; ramos de flores blancas, la profusa iluminación (con la nueva luz que ahora tiene) artísticos ramos semejando un jardín y otros adornos que un idos a la gran concurrencia, dieron un aspecto solemnísimo a tan bonita reunión. Al llegar los novios, hicieron su entrada al compás de la sentimental marcha ejecutada por una banda, después siguió la ceremonia; revistió un carácter imponente, habiendo oficiado el Rev. Carlos Petrán; una vez terminado esto, las señoritas de las clases superiores de la Escuela Normal Presbiteriana   cantaron un melodioso coro formando un bello contraste; las cadenciosas notas con las bellas voces juveniles.”  Eso no era todo, faltaba la ceremonia civil.

Mencionaba que “la impresión de este acto fue sublime al dirigirnos a la casa de la familia Euresti, pudimos presenciar la segunda ceremonia, no menos solemne que unió en eternos e indisolubles lazos a dos almas que amándose tiernamente cruzaran la senda de la vida en medio de fidelidad, confidencias y placeres, los destinos de dos seres identificados por la igualdad de sentimientos y confundidas sus almas en una sancionando el acto la ley divina y la civil , así como el ósculo candoroso que la madre depositara en la frente de sus hijo, que extasiados sintieron la dicha infinita y el amor inmenso de aquel ser todo ternura y recuerdo.”  Ahí, sin embargo, no terminaba el arrobamiento, “la orquesta dejo oír las notas enamoradas de la música sentida que tanto armonizaba con lo sublime de aquel acto.” Y como en esos eventos nunca falta el inspirado, se narraba como “el señor ingeniero Manuel Vitela, dirigió a los desposados unas frases tiernísimas y suaves, quiso presentar el sentimiento de una madre en semejante caso y su comparación fue sublime, pues sus inspiradas frases brotaron del corazón con rítmica y melódica cadencia.” Tras de ello, “la orquesta no faltó en sus harmoniosos sonidos y el lunch y refrescos fueron a completar el programa de la reunión, así como divertidos juegos.” Para cerrar, el joven neolonés escribía que “ha sido un acontecimiento digno de mencionar, sobre todo la ceremonia religiosa que para muchos era desconocida, pudimos ver a numerosas personas extrañas. Reciban el Sr. Gutiérrez y su digna esposa Amalia, nuestra felicitación unida al deseo mas sincero de nuestra alma y a la plegaria más pura del corazón por que la felicidad more siempre en el nuevo hogar; que la dulzura y la dicha sean el huésped constante de sus corazones y el ángel de paz y amor guarde sus almas unidas para siempre.”  Lejos estaba entonces el escritor de palabras tan melodiosas que antes de que trascurrieran tres años habría de tomar camino hacia el norte hasta llegar a Piedras Negras y ahí unirse a la causa del Constitucionalismo a la cual se incorporaron jóvenes quienes en sus alforjas llevaban algo más que el deseo simple de irse a la bola a echar bala. 

Muy grato ha sido para nosotros encontrarnos estos escritos como corresponsal en Saltillo del entonces estudiante preparatoriano y en el futuro sería el general y licenciado Aaron Sáenz Garza, quien en ellos muestra el grado de instrucción que poseían los jóvenes que terminaron uniéndose al movimiento Constitucionalista en el cual el presidente Venustiano Carranza Garza fue capaz de aglutinar a su alrededor lo mejor de aquella generación una de cuyas características era saber diferenciar entre  sus muy personales y respetables interpretaciones de los asuntos de la fe y los asuntos de estado. Estaba convencido, y no se equivocó, de que con ellos habría de materializarse su diseño hasta construir el edificio que albergaria el Estado Mexicano Moderno diseñado para adaptarse al correr de los tiempos, lo cual le permitió transformar al país. Ese que construyeron hombres de carne y hueso, con virtudes y defectos, convencidos de que el futuro no se puede fincar en la repetición de modelos caducos que pudieron funcionar en otros tiempos, pero que no es factible tratar de reproducirlos pues en ese intento lo único que se tiene  seguro es el fracaso. [email protected]

Añadido (21.40.140) La economía estadounidense no acaba de arrancar. Son las consecuencias de convertir la dádiva en política de gobierno. Eso sí, en México, sobran analistas ponderando lo bien que al norte del Bravo se instrumentan las medidas económicas. Lo que sucede es que ellos arriban a sus conclusiones sin poder sacudirse aquello que les dijeron en el aula en donde todo partía de una división entre buenos y malos.

Añadido (21.40.141) Nuevamente será solo una serie final. Los sobrevaluados volvieron a mostrar sus limitantes, en otros tiempos no habrían pasado de ser sustitutos de los suplentes.

Añadido (21.40.142) Una muestra del nivel alto que hoy se tiene en el Senado de la República, ni siquiera cuidan la ortografía. O ¿Será que ya cambiaron las reglas gramaticales y no estamos enterados? Ahí queda la fotografía para la historia. 

Añadido (21.40.143) Para nuestra prima Ana Luisa Mata Ríos y su hija Ana, un abrazo cariñoso en estos momentos difíciles ante la partida de Ignacio Risa Katzurada quien acudió a la cita con El Gran Arquitecto

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