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Coahuila

El descubrimiento que sigue navegando en nuestras conciencias

Por Sandra Rodríguez Wong

Hace 4 meses

El 3 de agosto de 1492, el horizonte del mundo cambió su forma y su consciencia. Desde el puerto de Palos de la Frontera, en España, partió una pequeña flota capitaneada por un navegante cuyos sueños estarían a punto de reconfigurar la historia. Cristóbal Colón, un hombre impulsado por la ambición de encontrar una nueva ruta hacia las Especies de Oriente, lo motivó a emprender un viaje que, en su aparente búsqueda comercial, abrió las puertas a un encuentro violento y radical entre civilizaciones.

Su travesía no fue sencilla. La Corona española, aún en medio de disputas internas, enfrentó escepticismo y obstáculos: la aprobación del viaje fue una lucha de intereses y dudas, en la que los eruditos no ayudaron en nada. Hasta el último momento y tras largas esperas, la estrategia de financiamiento fue cuestionada; el rey Fernando y la reina Isabel sólo dieron su consentimiento para la expedición. Durante meses en alta mar, los marineros enfrentaron las inclemencias del tiempo y el temor a lo desconocido, sólo los sostenía la esperanza de conquistar un mundo desconocido y la búsqueda de un nuevo destino.

El 12 de octubre de 1492, el aviso llegó en forma de tierra avistada: un continente inexplorado que Colón y sus hombres llamaron “Las Indias”, sin saber que habían llegado a un “nuevo mundo”. Pero esa tierra, que hoy reconocemos como América, fue un hogar milenario para pueblos que, desde tiempos inmemoriales, cultivaron sus raíces, sus sueños y su cultura. La relación de Colón con los indígenas fue un capítulo marcado por el saqueo y la conquista. La llegada de los europeos y la imposición de una nueva cultura alteraron para siempre la vida de estas tierras, modificando estructuras sociales, humanas y hasta sus creencias.

Lo que hoy llamamos el Día de la Asunción de América, o el descubrimiento, sigue siendo objeto de debate con una pregunta que aún arde: ¿fue Colón el primer europeo en pisar esas tierras? La respuesta, aunque discutida, sugiere que otros navegantes vikingos, como Leif Erikson, llegaron siglos antes. Pero la verdadera problemática radica en cómo ese encuentro se convirtió en un proceso de conquista y de dominación para la germinación de un nuevo imperio.

Pensar en Colón y su legado implica reflexionar sobre el precio del descubrimiento de otra cultura. La historia no sólo se escribe con hechos, sino con las huellas imborrables de quienes habitaron antes y después, de quienes resistieron y quienes fueron sometidos.

Aun hoy, la ausencia de una morada estable para la memoria de Colón revela la complejidad de su figura: un símbolo a veces heroico, otras veces ominoso, en un paisaje donde las contradicciones no tienen respuestas fáciles.

Celebrar este día es reconocer el valor de la exploración, pero también cuestionar sus consecuencias. La historia no debe ni puede reducirse a un acto de descubrimiento; más bien, debe ser un recordatorio constante de la responsabilidad que tenemos de aprender y respetar los múltiples relatos que configuran nuestro pasado. La verdadera conquista radica en comprender que, como seres humanos, estamos en un aprendizaje perpetuo, y que los encuentros con lo desconocido deben estar llenos de humildad, respeto y reconocimiento de las culturas que nos precedieron.

Así, en esta conmemoración, celebremos no sólo un hito, sino la oportunidad de aprender de él. Porque en la historia de Colón habita una lección: ningún descubrimiento puede justificar la pérdida del otro, y sólo en la comprensión mutua podemos construir un futuro verdaderamente humano.

* Conciencia se refiere principalmente a la capacidad moral de distinguir entre el bien y el mal, mientras que consciencia se relaciona más con la capacidad de percibir y reflexionar sobre la realidad, incluyendo el mundo interno y externo.

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