Era noviembre de 2024. En un restaurante en el sur de la Ciudad de México, un grupo selecto de chefs presentaba sus creaciones en un evento filantrópico. En el estrado, sonriente, estaba Gabriel Gadsden, expresidente y consejero de la asociación Ayúdate a Dar, que organizaba el evento.
La asociación recibe fondos de otras fundaciones y a la vez dona a organizaciones que ayudan a niños y jóvenes “en situación de calle, riesgo y abandono”.
En los últimos 15 años, cada otoño Ayúdate a Dar, organiza una cata benéfica, en la que el boleto, dice su página, cuesta 3 mil pesos por persona. Y mientras Gadsden sonríe en estos eventos, un grupo de compañías en México lleva años tratando de cobrar adeudos multimillonarios a su empresa.
Gadsden es CEO y fundador de Grupo Escato, una compañía que monta escenografías y sets para televisión. Durante años, creció en México. En 2012, fundó una filial en España, que llamó Escato Internacional Escenografía Corporativa. Pero en 2021, varias señales mostraron que las cosas no andaban bien.
Primero, Gadsden colocó a su sobrino Alfredo como director general del Grupo. Luego, en diciembre de 2021, cambió de nombre a la empresa en España. Alfredo, el sobrino, se convirtió también en presidente de Tars Design, el nuevo nombre de la filial española. Estos cambios tenían un motivo: en agosto de 2021, a Escato lo demandaron por adeudos multimillonarios y la empresa entró en concurso mercantil.
Durante el siguiente año, en el caso judicial se analizaron los montos que debía. Y en julio de 2023, el Poder Judicial anunció el fin del concurso. El juez determinó que habría una quita del 70% de los pasivos de la empresa, es decir, que de cada 10 pesos que debía, Escato solo pagaría tres. La determinación buscaba, dice el anuncio judicial, proteger cientos de empleos.
Para varios acreedores, el final del concurso no concluyó la pelea judicial. En el último año y medio, varias instituciones financieras, entre ellas BBVA, Banorte, Bancomext y Santander, han litigado para cobrar más de 600 millones de pesos.
El caso judicial determinó que Escato no tenía dinero suficiente para pagar sus deudas. Los acreedores, que han impugnado, sostienen que esto es falso.
Revisé documentos de la empresa, del concurso, de sus operaciones fuera de México, y hablé con fuentes cercanas a los acreedores. Estos me aseguraron que “aún no han cobrado, pero siguen peleando”.
“Gadsden dijo que no tenía activos para cubrir los adeudos. Varios acreedores sostienen que solo mediante artimañas Gadsen ha podido evadir el pago de sus deudas, pero pronto enfrentará nuevos recursos legales que lo obligarán a cumplir”, me dijo una fuente cercana al caso.
“Escato no está en quiebra. La empresa sigue operando con solidez”, respondió Gadsden. “Un grupo minoritario de acreedores ha intentado descarrilar a la empresa, abusando de su tamaño y capacidades para obstaculizar el proceso”.
Mientras este litigio sigue, Gadsden asegura que Escato en México es “un actor clave en proyectos estratégicos del Gobierno federal”. En España, registros oficiales muestran que, sólo en 2024, Escato (con su nuevo nombre) obtuvo un contrato por 14 millones de euros para dar servicios de “planificación y gestión de servicios de marketing ferial en certámenes, ferias y otros eventos corporativos y otros servicios complementarios” en Islas Canarias.
Durante los años del concurso mercantil, entre 2021 y 2023, ganó casi 4 millones de euros más. Al tiempo que los empresarios a quienes Escato aún les debe litigan para tratar de cobrar, Gadsden mantiene su imagen pública de filántropo a través de la asociación que dirigió varios años.
Sólo en 2024, la asociación tuvo ingresos en efectivo por 4.5 millones y gastos mayores por 4.9 millones. No hallé, sin embargo, quiénes son sus benefactores.
Aunque tiene una dirección pública cerca del Bosque de Chapultepec, la dirección de Ayúdate a Dar, en sus registros oficiales, es una notaría. Pregunté por esta organización a varios activistas de la infancia. Me dijeron que no la conocen.
Este caso es sólo un ejemplo de los vínculos que hay en México entre organizaciones y empresas metidas en litigios, cuyas finanzas no son completamente públicas.
Con el Gobierno de Donald Trump cancelando ayuda a organizaciones, que venía desde el Gobierno de EU, será aún más importante mirar con lupa qué pasa en México entre empresas y filantropía.
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