Arte
Por Christian García
Publicado el lunes, 25 de noviembre del 2024 a las 04:10
Saltillo, Coah.- Cuando el arte es verdadero trasciende los límites en los que nació. Ya sea en el espacio o en el tiempo, pero también en los géneros y en sus mismos personajes, eso es lo que lo convierte en un clásico como escribió alguna vez Italo Calvino.
Esas cuatro fronteras se cruzan una y otra vez en El Día que Pisamos la Luna, obra de teatro que se estrenó por primera y única vez hace más de 40 años en el Teatro El Molino, en la Ciudad de México, y que regresó a escena el viernes demostrando que, como todo buen arte, sigue vigente sin importar que las manecillas del reloj avancen sin detenerse o que las hojas del calendario se desprendan sin fin, porque hay hechos históricos sociales o individuales que se quedan marcados a fuego en el alma de todos sin importar que sea una expedición espacial, una masacre política o un corazón roto.
Escrita por la dramaturga, activista y catedrática Nancy Cárdenas en esta ciudad durante los 70, relata “a modo de comedia de enredos” la historia de cuatro mujeres: Marina (Andrea Galindo), Beatriz 1 (Melissa Soto), Beatriz 2 (Victoria López) y Teresa (Martha Matamoros), quienes durante un día –enmarcado en el 20 de julio de 1969 cuando el astronauta Neil Armstrong llegó al cuerpo celeste– revelan la ferocidad del amor, la tensión sexual y la liberación femenina en un explosivo coctel de risas y llanto.
Estas “personajas” se desenvuelven a lo largo de la caja negra del Centro Cultural Casa La Besana, algunas con autoridad y otras con timidez. Tanto que si uno no supiera que la escenografía, a cargo de Aristeo Mora, es un departamento y los seres que ahí habitan son humanos, podría imaginar fácilmente a tres ovejas en la jaula de un león, siendo este Marina, una escritora lesbiana que mantiene una relación de amor decadente con Beatriz 1, mientras que las otras dos son presas furtivas del seductor encanto de la misma.
Marina es, en palabras de Mabel Garza Blackaller –quien conoció a Nancy Cárdenas y estudió con ella–, un desdoblamiento de la autora en el que no se adula, sino que critica sus propias acciones de “macho lésbico” que, aunque le dan momentos de placer, a la postre le traerán la soledad irredimible del desamor. Un papel que Galindo trabaja con soltura dominando el escenario compuesto por una parca selección de elementos: un sillón oriental que sirve como cama, un trazado de líneas blancas que dividen el plano del departamento en el que viven, y un teléfono que les sirve de conexión con el mundo. Quizá sea ahí donde esta obra rompe otro de sus límites: el espacio, pero no sólo el escénico, sino el de la realidad, pues la obra inicia con un prefacio metanarrativo de la obra: el espectador atiende a un ensayo que, poco a poco, da paso a la obra real.
El hilo de la historia continúa: Beatriz 1 es una periodista deprimida por la masacre de Tlatelolco sucedida un año antes, y aunque ha logrado sobreponerse por el amor que tiene con Marina, percibe las secuelas de esas dos batallas: la política y la amorosa, ambas perdidas ante la invasión extranjera. Interpretado por Melissa Soto, Beatriz 1 es quizá el personaje más complejo de las cuatro debido a su amplio espectro emocional, mismo que su actriz toma y llena de matices íntimos para que el público la acompañe, empatizando con ella principalmente cuando se llega a un enternecedor monólogo. Es ahí cuando el espectador también se encuentra con ella y se pone en sus zapatos, es decir que el personaje no sólo representa a las mujeres y a las lesbianas, sino también a los hombres, a todo aquel que alguna vez se le ha roto el corazón.
A pesar de esa historia sulforosa, El Día que Pisamos la Luna nunca llega a ser un melodrama, tono del que su directora huyó, y encontró el escape perfecto en Beatriz 2 (Victoria López). “Beatriz la otra”, como la llaman en una ocasión, es un personaje divertido y alivianado, muy a la onda hippie de la época, pero también malicioso y taimado, esperando el momento para hacer incisivos comentarios que terminan siendo una válvula de escape a la tensión de la obra. Un personaje que, si fuera un elemento más de la atmósfera del montaje, sería la música que lleva suavemente la historia: jazz, boleros y rock&roll no son sólo canciones que ayudan a establecer un momento histórico sin sobrecargarlo de datos, sino que ayudan a compenetrarse en las emociones de los personajes a través de la melodía, la letra y alguna que otra de esas risas que da saber que la situación que se vive es tan patética que lo que menos se espera es que una pieza de rock sea la banda sonora del adiós y, aún así, sucede.
Como toda comedia de enredos las historias confluyen en un punto. En el espacio es el cuarto en el que Marina ha disfrutado de los cuerpos de sus compañeras, y narrativamente en la “personaja” de Teresa (Martha Matamoros), una mujer mayor que el resto que aún está luchando con sus deseos, lo que la convierte en un personaje tímido que contrapuntea la intensidad divertida de Beatriz 2. Es ella la que lanza la granada que finalizará en la herida de todas, aunque es, también, quien abre la puerta para salir de ese departamento opresivo que también representa a Marina y que, seguramente, también representa a Nancy Cárdenas.
Ve al teatro
El Día que Pisamos la Luna se presenta en el Centro Cultural Casa La Besana con funciones los viernes, sábados y domingos. Para más información consultar la cartelera en el Facebook Centro Cultural Casa La Besana y el WhatsApp 844 410 3418 y al Facebook Centro Cultural Casa La Besana.
La obra se realiza dentro del marco de conmemoración Nancy Cárdenas: Una Guerrillera Disfrazada de Artista, por los 90 años del nacimiento de Nancy Cárdenas y 30 de su fallecimiento. Este inició a comienzos de año e incluyó proyecciones de documentales, billetes de lotería y demás eventos relacionados con la nacida en Parras Coahuila.
Asiste:
El Día que Pisamos la Luna
De Nancy Cárdenas
Luz del Norte Teatro
Viernes 29 de noviembre
20:00 horas
Sábado 30 de noviembre
20:00 horas
Domingo 1 de diciembre
19:00 horas
Centro Cultural Casa La Besana
(Escobedo 222, esq. Con Bravo, Zona Centro)
Boletos en taquilla y al WhatsApp 844 410 3418
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