Seguridad
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Grupo Zócalo
Publicado el viernes, 16 de julio del 2021 a las 16:01
Ciudad de México.– Luego de casi 15 años de silencio mediático en torno a la figura de “El Güero” Palma, el famoso narcotraficante ha vuelto a ser notica en México, y la razón obedece a que un tribunal ha ordenado que sea juzgado nuevamente por el delito de Delincuencia Organizada, tras haber cumplido una sentencia de 12 años en una prisión de Estados Unidos, donde fue juzgado por el mismo delito.
Por su parte, el gobierno mexicano, para evitar el descrédito internacional, y para que no se diga que el actual régimen está dejando en libertad a los principales actores del narcotráfico -como ocurrió tras la liberación de Ovidio Guzmán López, ha decidido mantenerlo en prisión a Héctor “El Güero” Palma, tras una cuestionada decisión judicial
El columnista J. Jesús Lemus, narró para la Times en Español, el día en que conoció a “EL Güero” Palma, dentro de la prisión de Puente Grande, donde su nombre, al menos entre el 2008 al 2011, era una leyenda entre los presos.
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En las noches de Puente Grande, donde yo estuve encarcelado por decisión del presidente Felipe Calderón, los reos dábamos rienda suelta a nuestras emociones. Hacíamos de todo para fugarnos mentalmente del encierro. En el módulo de alta seguridad, donde yo estaba entre los presos más peligrosos de México, simulábamos un programa de radio que yo conducía por las noches. Desde cada una de nuestras celdas, cada preso mandaba saludos y cantaba. El teniente Alberto Cortina Herrera se desgañitaba cantando al amor lejano. Seducía a la audiencia, no con su tono de voz sino con aquellas canciones viejas que a todos nos recordaban el primer amor y aquella libertad derrochada de la que sentíamos vergüenza cuando caminábamos por aquellos senderos por donde bien nos sabía conducir Rafael Caro Quintero”, expresó
“A otros capos también les gustaba fugarse de la realidad. Héctor “El Güero” Palma, en su momento, hizo lo propio. A diferencia del magnetismo que derrochó en su momento Joaquín Guzmán Loera, “El Güero” era hosco. Caminaba por los pasillos de la cárcel, acompañado de cinco escoltas y no saludaba a nadie”.
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Cuando “El Güero” amanecía con el carcelazo sobre sus espaldas era violento. No mandaba golpear a nadie; él mismo se encargaba de saldar cuentas con los presos que le habían faltado o le caían mal. Tenía muchos enemigos dentro de la prisión y pocos presos lo reconocían como líder. Casi toda la población penitenciaria lo aborrecía, no solo por su arrogancia sino por su conocida enemistad con “El Chapo” Guzmán“.
“Aun cuando para la entonces PGR “El Güero” Palma era socio de Guzmán, en la prisión no se comportaron como tales. Palma trató de arrebatarle el control del penal al ‘Chapo’. Por su cuenta, sin considerar la opinión del que una vez fue su socio, “El Güero” buscó la forma de tener a su disposición todo el aparato de gobierno y seguridad de la cárcel.
“No solo eso, fue más allá: buscó hacerse de las mujeres del “El Chapo” mediante la intimidación y el soborno. En varias ocasiones intentó acercarse a dos mujeres que, se sabía, tenían amoríos con el jefe del Cártel de Sinaloa: una del área de enfermería y otra de cocina. Una era conocida como ‘La China’ y la otra como ‘La Güera’. Por respeto al ‘Chapo’ Guzmán ningún preso volteaba a verlas, pero fueron constantemente acosadas con lascivia por ‘El Güero’ Palma”, añadió el periodista.
De esta manera, mientras Héctor Palma intentó comprar la lealtad de los mandos del penal, “El Chapo” no dijo nada, ni siquiera puso atención a esas acciones que bien conocía de su socio, pero montó en cólera cuando supo de sus pretensiones amorosas.
“El Chapo” ordenó a sus escoltas que fueran por “El Güero” para hablar con él en el centro del patio del pasillo tres, pero orgulloso como era Héctor Palma, fue altanero y devolvió a los hombres que lo buscaban con un mensaje para “El Chapo”.
-Díganle a ese cabrón que si quiere hablar conmigo que venga a buscarme él-. Le mandó decir.
La respuesta molestó al “Chapo”. Frente a la mirada de los presos que sabían de la cita y que observaban expectantes como si fuera la función del siglo, Guzmán Loera no dijo nada. Caminó alrededor de la cancha de basquetbol y pidió a sus escoltas que lo dejaran.
Por su parte, el guarura de “El Güero” jugaba ajedrez. No le pidieron que los acompañara. Lo comenzaron a golpear y lo llevaron ante “El Chapo”. Los guardias se limitaron a ver la escena. Un ademán del “Chapo” bastó para que se retiraran del patio y dejaran todo bajo su control.
El hombre que le llevaron al jefe del Cártel de Sinaloa era Roberto Solís Gastélum, alias “El Cochi”, un jefe de sicarios que en algún momento estuvo a las órdenes de Miguel Ángel Félix Gallardo, pero dejó las filas de ese grupo cuando “El Chapo” y “El Güero” Palma iniciaron actividades por su cuenta.
Ya en prisión, “El Cochi” se alejó de Joaquín Guzmán cuando su amigo Héctor Palma lo invitó a formar parte del grupo de 12 hombres que lo cuidaban en Puente Grande. Además, “El Cochi” tenía motivos para no estar cerca del “Chapo” que en dos ocasiones se le negó la posibilidad de hablar con su familia desde los teléfonos que el jefe del Cártel de Sinaloa tenía a disposición de todos los presos.
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El Chapo” tuvo también sus motivos para negar aquella petición: Solís Gastélum no llamaba a nadie de su familia; en una ocasión se descubrió que utilizó el teléfono para contactar a un escolta de los hermanos Arellano Félix, con los que “El Güero” Palma intentaba aliarse desde la prisión. Allí comenzó el distanciamiento entre Guzmán Loera y Palma Salazar.
Información por Debate.
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