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El Metro, las elecciones y ¿por qué AMLO habló de injerencia de EU?

Por Salvador García Soto

Hace 2 años

El jueves 6 de mayo, tres días después de la tragedia del Metro en la Ciudad de México, donde murieron 26 personas, el presidente López Obrador instruyó al canciller Marcelo Ebrard a que presentara una “nota diplomática” a la Embajada de Estados Unidos en contra del Gobierno de Joe Biden, al que acusó de “intervenir en asuntos de política interna” de México y de apoyar a los opositores a su Gobierno con financiamiento desde Washington a empresarios y organizaciones no gubernamentales, como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que reciben recursos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, por sus siglas en inglés. La fuerte acusación del Gobierno mexicano se leyó como un ataque más de López Obrador a Claudio X. González Guajardo, aunque en realidad traía mucho más de fondo.

Fuentes directas de Palacio Nacional nos aseguran que la extraña acusación contra Estados Unidos tuvo su origen en una primera versión del colapso del Metro en Tláhuac que le ofrecieron al Presidente sus colaboradores de inteligencia, en la reunión del Gabinete de Seguridad del martes 4 de mayo. En ese encuentro al Presidente le dijeron que estaban “analizando detenidamente el video del momento del derrumbe de las trabes y la caída de trenes en la Línea 12 porque al parecer se aprecia una explosión. Todavía no es algo definitivo”, le aclararon sus colaboradores al Presidente, “pero se aprecia algún tipo de explosión”. Y en la lógica de esa información, alguien le susurró al Mandatario que solo había un Gobierno que podía haber tenido la capacidad de realizar algo así y ese era el Gobierno de Estados Unidos.

La alocada teoría conspiracionista revivió los fantasmas y la obsesión del Presidente por la amenaza de intentos de golpe de Estado en su contra y uno de los pasajes históricos que más ha citado López Obrador en lo que va de su Gobierno: la asonada militar contra Francisco I. Madero financiada y orquestada por Estados Unidos, que apoyó al general Victoriano Huerta.

Los señalamientos que el Presidente lanzó contra Estados Unidos se basaron también en la información que le dieron de que Adrián de la Garza, el candidato del PRI-PRD, estaba recibiendo apoyos desde Washington por parte de varios congresistas y políticos de la Administración demócrata, lo que hizo que el Presidente se lanzara el 5 de mayo en contra del priista al que acusó de estar “comprando el voto” al ofrecer entregas de dinero mensuales, de entre mil 500 y mil 800 pesos, en una tarjeta bancaria denominada la “tarjeta rosa”, después de las elecciones del 6 de junio y si es que él ganaba la Gubernatura. Ese día, López Obrador acusó a De la Garza desde la mañanera y le pidió a la FGR “hacer su trabajo” e investigar la presunta coacción de los electores neoleoneses. Y, casualmente, cinco días después la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales anunció la carpeta de investigación en contra del abanderado priista.

Así que, entre una tragedia como la del Metro, que lo golpeó fuertemente a él y a su proyecto de sucesión presidencial y que lo irritó tanto que hasta lo hizo mandar “al carajo” una posible visita a las víctimas y heridos de esta tragedia, combinado con los temores y obsesiones de López Obrador por la posibilidad de un golpe en su contra, que sabe que no podría venir del Ejército Mexicano ni la Marina a los que tiene comprados con obras, cargos y presupuestos, al Presidente solo le quedó pensar en el otro gran poder que tendría la capacidad de conspirar en su contra: el Gobierno de Estados Unidos.

¿Será que en sus miedos y obsesiones el Presidente mexicano ha empezado a delirar y a ver teorías golpistas y conspiracionistas desde el exterior o será que algo tiene de razón en sus sospechas? Veremos si algo de eso aflora en la próxima visita de Kamala Harris que llegará al territorio mexicano en tres semanas, para el primer encuentro oficial de las administraciones de Biden y López Obrador…. Los dados mandan Serpiente. Caída Libre.

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