Primero, lo anecdótico: por segundo año consecutivo, la SEP decreta el pase universal, o lo que es lo mismo, que no habrá ningún estudiante reprobado, que no podrá darse una calificación menor a 6 en primarias y secundarias del país con total independencia del desempeño o nivel de aprendizaje del alumno.
Ahora el fondo: si usted es padre de familia, con hijos en edad escolar, en primaria, secundaria y aun en media superior, le tengo una recomendación: debe asumir de inmediato el compromiso profundo con la educación de sus hijos, ya que el Estado, la actual 4T, está desmantelando los mecanismos de evaluación y en ello decantando la educación de calidad; en los hechos está fomentando un andamiaje educativo de muy bajo cuño. Así de simple.
No se confunda, esto no tiene que ver con filias o fobias políticas, tiene que ver con la decisión del Gobierno federal de no aplicar hasta ahora ninguna prueba nacional para estudiantes que mida el nivel aprendizaje.
En lo que va del sexenio no se ha aplicado la prueba Planea, lo cual es un despropósito, ya que esta evaluación tenía como objetivo medir los aprendizajes en los campos de formación relacionados con lenguaje, comunicación y matemáticas, consideradas herramientas esenciales para el desarrollo de otras áreas del conocimiento.
Tampoco se aplica el TALIS, dirigido a directores y a maestros, ni el Estudio Regional Comparativo y Explicativo, que eran instrumentos que permitían mejorar procesos y asegurar, en esa misma medida, avances en una educación de calidad.
No, ahora todo queda en el aire. Caray, cabría preguntar ¿quién gana algo con un sistema educativo sin procesos de evaluación y en ello, el riesgo de alimentar generaciones enteras de jóvenes sin las herramientas adecuadas, sin asideros de una formación integral y de calidad?
Así que, ya no le dé vueltas. Si quiere que su hijo o hija lleguen a ser buenos médicos, ingenieros, abogados o contadores, debe asumir hoy mismo el compromiso personal y familiar de que así sea, ya que dejarlo en manos del Estado y sus políticas públicas resultaría una apuesta por la mediocridad. Si estábamos mal, pues ahora peor… pobre México el que se dibuja en el futuro cercano.
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