Desde que Donald Trump tomó posesión de su segundo periodo presidencial el 20 de enero de 2025, en este mismo espacio señalamos que tanto el presidente de los Estados Unidos como el mandatario de Rusia, Vladímir Putin, tenían la intención de hacer un nuevo reparto del mundo. Así lo hicieron saber, Trump diciendo que eran grandes amigos, y Putin dejándose querer, callando y bombardeando Ucrania, un país vecino, al que invadió el 24 de febrero de 2022; incluso el presidente estadounidense, prometió que terminaría con esa guerra, pero hasta la fecha su “amigo” lo ha tirado a loco, impidiendo que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, fuera invitado a las pláticas sobre el armisticio entre ambos países. El soberbio dictadorzuelo Putin no quiere hablar con Zelenski.
Hasta ahora, nadie sabe a que están jugando Trump y Putin, ambos se comportan como si fueran dueños del mundo. Trump queriendo arreglar todas las guerras, pero descuida la guerra interna que se está incubando en Estados Unidos; y Putin continúa amenazando a la humanidad con una guerra nuclear, que nos extinguiría o nos regresaría miles de años.
Este circo mundial ha dejado ver que Estados Unidos es la primera potencia militar y el mercado más grande y rico del planeta; también nos hizo saber que Rusia no es lo que su propaganda nos ha dicho: que es la segunda fuerza militar del mundo, pues la guerra con Ucrania que se pensaba que duraría unos días, lleva a la fecha casi cuatro años, y no ha logrado ganar la guerra, pero ha involucrado a algunos países en la misma: las naciones de la OTAN apoyando a Ucrania y Estados Unidos condicionando su ayuda. Por otra parte, Corea del Norte está apoyando a Rusia con 5 mil soldados y Cuba con 27 mil. Estos países tienen como enemigo a Estados Unidos, y el mismo discurso guerrero. Corea del Norte, al igual que Rusia amenaza con bombardear al mundo occidental con armas nucleares, y Cuba alquilándose a todo, a cambio de préstamos que le han condonado, y a recibir limosnas de otros países simpatizantes de la dictadura, como México y Venezuela.
En el concierto mundial, hay otras dos fuerzas que no han sido consideradas en el reparto del mundo a pesar de su importancia: China y los países islámicos. China es la otra potencia mundial, sobre todo en lo comercial, y militarmente es una potencia considerable, quizás más que Rusia, pero ideológicamente es aliada de Moscú. Los musulmanes están llevando a cabo su conspiración de apoderarse de los países occidentales con la inmigración islámica, tal es el caso de varios países: Inglaterra, Alemania y Francia, por mencionar a los más notables. En esta situación debemos apuntar a Nueva York, que ha perdido el rumbo eligiendo como alcalde a un socialista e islamista.
Hay quienes piensan que la invasión rusa a Ucrania y la guerra de Hamas contra Israel en la Franja de Gaza, son dos conflictos ocasionados por el expansionismo, y en ambas guerras, la intención es quedarse con los territorios dominados, con lo cual Rusia Y Estados Unidos están de acuerdo, aunque para ello sacrifiquen a los palestinos y a Ucrania.
Pero cómo creer en la amistad entre los mandatarios ruso y estadounidense, si ambos países tienen ideologías y regímenes contradictorios: el capitalismo y el socialismo. Tal vez por eso, durante los años posteriores a la segunda guerra mundial, se hizo creer al mundo que ambos sistemas son irreconciliables enemigos… y si lo son.
La actual situación mundial tiene nuevos factores que propician la belicosidad: el mundo está inmerso en la violencia, la polarización en los países latinoamericanos, asiáticos y africanos es una realidad peligrosa y sin futuro, pues de uno y otro lado, los pueblos se encuentran siendo rehenes de las decisiones de sus mandatarios, que no están defendiendo el progreso y desarrollo de sus naciones, sino el triunfo de sus ideologías, para imponer dictaduras.
Putin es un ex miembro de la KGB, policía estalinista acusada de millones de asesinatos, y lleva dirigiendo la Federación Rusa, que fue lo que quedó de la URSS, los 25 años de este siglo, lo cual lo ha llevado a acumular una gran riqueza. Trump, es un belicoso millonario, ultraderechista, apoyado por la Asociación Nacional del Rifle, a quien se debe que la sociedad estadounidense se encuentre armada hasta los dientes. De ahí, que tanto el presidente norteamericano como el ruso invocan a la guerra, y los dos quieren que sus países gobiernen el mundo.
A la fecha, hay que decirlo, Trump ha perdido mucha credibilidad. Ha dicho tantas cosas, ha amenazado con terminar todas las guerras, en exterminar a los cárteles de la droga, los que actúan en otros países, no los que comercian los estupefacientes en su territorio, pero hasta ahora nada ha logrado, y no hay duda que seguirá insistiendo en sus amenazas hasta lograr los acuerdos que desea conseguir, entre ellos los negocios a los que es afecto.
Putin por su parte, insiste en doblegar a los ucranianos, como el paso inicial para expandir su influencia y poder en Europa, cuyos países están apoyando a Ucrania, para detener a Rusia e impedir la invasión a las naciones firmantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Este nuevo intento de las potencias de repartirse el mundo, ha provocado que los países más desarrollados se encuentren inmersos en una carrera armamentista, como la que se experimentó antes de la segunda guerra mundial. Los tambores anuncian la guerra, pero nadie parece escuchar, porque estamos ocupados en otras cosas más importantes, como los escándalos de Miss Universo y el mundial de fútbol.
Mientras tanto, el medio oriente continúan siendo el crisol donde se incuba el Armagedón, Trump desea que Estados Unidos vuelva a dictar los destinos del mundo occidental, Rusia quiere volver a dominar la mitad de Europa, los islamistas invocan a Alá para que su religión sea la que impere en el mundo, los chinos quieren que su sistema mixto domine a los demás, los obradoristas insisten en gobernar a México hasta el fin de los tiempos y todos ellos gritan al unísono: ¡Muera la inteligencia!
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